Como muchos sabrán, el 17 de enero pasado nos dejó Bobby Fischer. Fué un tipo genial, fuera de lo común. Fischer tenía con un coeficiente intelectual de 184, ¡superior al de Einstein!; Fischer pronto se convirtió en un jugador imbatible, no sólo vencía, sino que lo hacía de forma aplastante. Su temprano talento le llevó a ser apodado como el Mozart del ajedrez. Siempre tuvo y retuvo un impresionante palmares.
Pero, si por algo llegó a tanto su popularidad fué por la gran cobertura mediática que se desató en la llamada "El encuentro del Siglo", Este duelo por el Campeonato del Mundo tuvo un claro trasfondo político, en plena guerra fría, se enfrentaban el ruso Boris Spasski (otro de los grandes) y el norte americano Robert James Fischer (Bobby), ambos jugadores recibieron todo el apoyo de sus respectivos países. Tras las dos primeras partidas, Fischer acumulaba dos derrotas, una por incomparecencia; pero ocurrió lo impensable, comenzó una espectacular remontada y Fischer igualó el torneo y finalmente acabó derrotándolo.
Lo que vino luego, fué una espectacular espantada, Fischer nunca volvió a jugar torneos y nunca más puso su título en juego, simplemente desapareció. La federación, en vista de ello acabó dando el título a Anatoly Karpov. Una más de sus muchas excentricidades.
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Es mejor recordarle por su desbordante talento cuando se encontraba sentado frente a un tablero de ajedrez. Su estilo era agresivo, buscaba atacar y atacar hasta la victoria. Yo, personalmente aprendí a jugar por él y con él. Desgranando cada una de sus geniales movimientos. Para muchos, Fischer fue mucho más que un simple jugador de ajedrez, para mí, era una leyenda, un símbolo, la prueba de que un solo hombre es capaz de enfrentarse al mundo y ganar. Fué uno de mis héroes de juventud. Fischer siempre fue un personaje peculiar, con rasgos entrañables y con otros verdaderamente insoportables, pero siempre demostró ser una persona íntegra y fiel a sus ideas.
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Aunque siempre le he admirado, me ha llamado poderosamente la atención una noticia aparecida en ACI DIGITAL, que me congratula enormemente y me acerca aún más a este personaje. El titular dice así: "Genio del Ajedrez Bobby Fischer pidió entierro católico en Islandia"; una muestra más de que mi ídolo de juventud, siempre supo mover bien sus piezas, a su término, acabó enrocándose y le dió a la partida un gran final, un gran jaque... a la muerte misma.
Pero, si por algo llegó a tanto su popularidad fué por la gran cobertura mediática que se desató en la llamada "El encuentro del Siglo", Este duelo por el Campeonato del Mundo tuvo un claro trasfondo político, en plena guerra fría, se enfrentaban el ruso Boris Spasski (otro de los grandes) y el norte americano Robert James Fischer (Bobby), ambos jugadores recibieron todo el apoyo de sus respectivos países. Tras las dos primeras partidas, Fischer acumulaba dos derrotas, una por incomparecencia; pero ocurrió lo impensable, comenzó una espectacular remontada y Fischer igualó el torneo y finalmente acabó derrotándolo.
Lo que vino luego, fué una espectacular espantada, Fischer nunca volvió a jugar torneos y nunca más puso su título en juego, simplemente desapareció. La federación, en vista de ello acabó dando el título a Anatoly Karpov. Una más de sus muchas excentricidades.
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Es mejor recordarle por su desbordante talento cuando se encontraba sentado frente a un tablero de ajedrez. Su estilo era agresivo, buscaba atacar y atacar hasta la victoria. Yo, personalmente aprendí a jugar por él y con él. Desgranando cada una de sus geniales movimientos. Para muchos, Fischer fue mucho más que un simple jugador de ajedrez, para mí, era una leyenda, un símbolo, la prueba de que un solo hombre es capaz de enfrentarse al mundo y ganar. Fué uno de mis héroes de juventud. Fischer siempre fue un personaje peculiar, con rasgos entrañables y con otros verdaderamente insoportables, pero siempre demostró ser una persona íntegra y fiel a sus ideas.
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Aunque siempre le he admirado, me ha llamado poderosamente la atención una noticia aparecida en ACI DIGITAL, que me congratula enormemente y me acerca aún más a este personaje. El titular dice así: "Genio del Ajedrez Bobby Fischer pidió entierro católico en Islandia"; una muestra más de que mi ídolo de juventud, siempre supo mover bien sus piezas, a su término, acabó enrocándose y le dió a la partida un gran final, un gran jaque... a la muerte misma.
DESCANSE EN PAZ
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