DICEN QUE PASCUAL NO FUNCIONA...

Decía Don Antonio Machado en una estrofa de sus –Cantares-: “Cuando de nada nos sirve rezar, caminante no hay camino, se hace camino al andar”. Sin embargo, los creyentes sabemos que este gran poeta, en eso, se equivocaba.

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Para los cristianos, la oración es descanso, es fortaleza, es nada menos, que la manera de comunicarnos con el mismo Dios. Es el mismo Jesús, el que nos anima a orar con su ejemplo y con sus palabras (Mt 26:41; Lc 18:1; Jn 16:24). Dios desea la comunión con nosotros, los seres humanos; porque mediante la oración se abre y se mantiene la relación con Él. Una relación estrecha, íntima, filial. Y esto es así, porque la oración es el vínculo necesario para recibir las bendiciones y el poder de Dios, y el cumplimiento de sus promesas.

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La oración es además una responsabilidad para con nosotros mismos y para con los demás. Porque en su plan de salvación para el género humano, Dios estableció que los creyentes seamos sus colaboradores en el proceso redentor; con lo cual, si se deja de orar, en realidad, de alguna manera, estaríamos obstaculizando la realización del propósito de Dios, para el creyente como individuo y para la iglesia como cuerpo. Por eso es tan necesaria la oración.

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Pero claro, para que la oración sea eficaz, necesita de un requisito fundamental. Y este es un punto básico, porque si queremos ver respuestas a nuestras oraciones, es condición ineludible, procurar tener una intimidad intachable con Dios, es decir, llevar una vida integra ante de su presencia. “Y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él” 1 Juan 5:14. Dicho de otro modo, fé sin obras es fé muerta.

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Yo os puedo asegurar, que cuando las cosas se hacen como es debido, la oración, funciona. Para mí, este hablar con mi bendito Cordero redentor escondido en el Sagrario, con mi querido Cordero “pascual”, es un bálsamo de paz, una fuente de ideas, de pensamientos positivos, de optimismo y de alegría. ¡Mi Pascual si que funciona!.

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Yo sé que el poder de la oración no fluye de mí, de nosotros. Pero sé, que el poder de la oración se basa en Quien escucha y contesta nuestra oración. La oración nos pone en contacto con el Dios Todopoderoso, y estoy convencido de esperar poderosos resultados: “El Señor Dios Todopoderoso puede todo; no hay nada imposible para Él. (Lucas 1:37)”. Y finalmente también sé, que si Él escoge conceder nuestras peticiones o no, si deniega nuestra solicitud, o nos pide que esperemos en Él. Cualquiera que sea la respuesta a nuestras oraciones, el Dios a quien oramos es la fuente de todo poder, y Él puede respondernos y lo hará, de acuerdo a su voluntad, a su amor, y en el horario perfecto.

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Por fín, otra vez, he de remitirme, como ya lo hice, a la visita papal a Lourdes; decía el Papa: “Quien reza no pierde nunca el tiempo, la fé nos da alas de libertad, porque hay un amor más fuerte que la muerte”.
¡Caray! Yo con mi “Pascual funciona” y ahora viene el Papa diciéndome que la fé nos dá alas, ¡esto si que es un descubrimiento!.
La oración nos dá la fuerza y ...la fé es el “red bull” del alma; nos dá alas para que nos vayamos derechitos hacia arriba. ¡Que gran cocktail!.

Para que luego digan los agoreros, que rezar no sirve.

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