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El corazón alegre mejora la salud y el espíritu abatido seca los huesos (Proverbios 17,22).
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Que gran cosa es tener, conservar y sobretodo transmitir el buen humor. Por eso, cuando alguien, por ejemplo hoy mismo, Militos en su blog; a pesar de las dificultades, externas o internas, trata de arrancarnos una media sonrisa, a mí, me parece admirable y lo agradezco profundamente.
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Que duda cabe que la Alegría es un símbolo inequívoco del cristiano. Son varios los Santos, que predican con el ejemplo. «Estad siempre alegres», decia San Pablo en su carta a los filipenses (Flp 4,4, y eso que estas recomendaciones fueron escritas desde la cárcel de Efeso. Y hasta el mismo Jesús promueve la alegria “Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.”
De hecho, como nos recuerda el Papa “El nombre mismo «evangelio», quiere decir feliz noticia, anuncio de alegría.”
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La alegría es la mejor medicina, sana el cuerpo, renueva la vida y bendice los espacios en los que vivimos. Sin embargo, a pesar de las falsas risotadas mundanas, la alegría no es un valor en alza. Porque no entendemos que el único obstáculo para una verdadera alegría es el pecado. Por eso, hemos de tener las cosas claras. No se debe confundir la alegría verdadera con los sucedáneos.
La alegría de verdad es cara, costosa, es consecuencia de amar y saberse amado por Dios, y de la lucha por amar y darse con sacrificio a los demás.
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Leamos detenidamente esta oración:
El corazón alegre mejora la salud y el espíritu abatido seca los huesos (Proverbios 17,22).
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Que gran cosa es tener, conservar y sobretodo transmitir el buen humor. Por eso, cuando alguien, por ejemplo hoy mismo, Militos en su blog; a pesar de las dificultades, externas o internas, trata de arrancarnos una media sonrisa, a mí, me parece admirable y lo agradezco profundamente.
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Que duda cabe que la Alegría es un símbolo inequívoco del cristiano. Son varios los Santos, que predican con el ejemplo. «Estad siempre alegres», decia San Pablo en su carta a los filipenses (Flp 4,4, y eso que estas recomendaciones fueron escritas desde la cárcel de Efeso. Y hasta el mismo Jesús promueve la alegria “Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.”
De hecho, como nos recuerda el Papa “El nombre mismo «evangelio», quiere decir feliz noticia, anuncio de alegría.”
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La alegría es la mejor medicina, sana el cuerpo, renueva la vida y bendice los espacios en los que vivimos. Sin embargo, a pesar de las falsas risotadas mundanas, la alegría no es un valor en alza. Porque no entendemos que el único obstáculo para una verdadera alegría es el pecado. Por eso, hemos de tener las cosas claras. No se debe confundir la alegría verdadera con los sucedáneos.
La alegría de verdad es cara, costosa, es consecuencia de amar y saberse amado por Dios, y de la lucha por amar y darse con sacrificio a los demás.
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Leamos detenidamente esta oración:
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“Dame, Señor, el sentido del humor. Concédeme la gracia de comprender las bromas, para que conozca en la vida un poco de alegría y pueda comunicársela a los demás. Amén.”
“Dame, Señor, el sentido del humor. Concédeme la gracia de comprender las bromas, para que conozca en la vida un poco de alegría y pueda comunicársela a los demás. Amén.”
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Fue escrita hace mucho tiempo por otro de los puntales de la Iglesia, Santo Tomás Moro, que como se sabe vivió a caballo entre el siglo XV y el XVI; y que entre otras muchas cosas, además de santo fue Lord Canciller de Inglaterra.
De todos también es sabido, que murió decapitado por orden de Enrique VIII, por haberse opuesto a su divorcio con Catalina de Aragón y a su intento de convertirse en cabeza de la Iglesia en Inglaterra.
Pero el magnífico ejemplo de Tomás Moro es excepcional, porque no perdió el buen humor ni siquiera a la hora de la muerte. Cuando, en la madrugada del 6 de julio de 1535, le comunicaron que lo iban a llevar al sitio del martirio, se puso su mejor vestido y además pidió su abrigo: “porque doy mi vida, pero un resfriado sí que no me quiero conseguir”.
¿Inconsciencia acaso…. O más bien, plena confianza en Dios y convicción en su recto proceder?
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Desde luego, llevar el buen humor a esos extremos, si que tiene merito; y además es incomprensible sino se ven las cosas desde la luz de la fé.
Amar y servir a los demás es procurar siempre la felicidad de las personas, por eso el buen humor, es un escalón inmejorable.
Pero para estar alegres a esos niveles, primero hay que aprender a descubrir el valor de las cosas buenas: de la propia existencia, de la vida, de la familia, de la amistad, pero sobretodo de una eternidad feliz que nos espera. Esa es la alegría duradera, profunda y contagiosa.
Fue escrita hace mucho tiempo por otro de los puntales de la Iglesia, Santo Tomás Moro, que como se sabe vivió a caballo entre el siglo XV y el XVI; y que entre otras muchas cosas, además de santo fue Lord Canciller de Inglaterra.
De todos también es sabido, que murió decapitado por orden de Enrique VIII, por haberse opuesto a su divorcio con Catalina de Aragón y a su intento de convertirse en cabeza de la Iglesia en Inglaterra.
Pero el magnífico ejemplo de Tomás Moro es excepcional, porque no perdió el buen humor ni siquiera a la hora de la muerte. Cuando, en la madrugada del 6 de julio de 1535, le comunicaron que lo iban a llevar al sitio del martirio, se puso su mejor vestido y además pidió su abrigo: “porque doy mi vida, pero un resfriado sí que no me quiero conseguir”.
¿Inconsciencia acaso…. O más bien, plena confianza en Dios y convicción en su recto proceder?
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Desde luego, llevar el buen humor a esos extremos, si que tiene merito; y además es incomprensible sino se ven las cosas desde la luz de la fé.
Amar y servir a los demás es procurar siempre la felicidad de las personas, por eso el buen humor, es un escalón inmejorable.
Pero para estar alegres a esos niveles, primero hay que aprender a descubrir el valor de las cosas buenas: de la propia existencia, de la vida, de la familia, de la amistad, pero sobretodo de una eternidad feliz que nos espera. Esa es la alegría duradera, profunda y contagiosa.
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Nueva Evangelización, ¡sí!; pero con una sonrisa en los labios, promoviendo siempre el apostolado de la alegría.
Nueva Evangelización, ¡sí!; pero con una sonrisa en los labios, promoviendo siempre el apostolado de la alegría.
“No estés triste. —Ten una visión más... "nuestra" —más cristiana— de las cosas.” Punto 665 de Camino.
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Ahora para finalizar y como siempre, un par de vídeos. El primero de música, una música que transmite alegría y buen rollo.
De verdad, son impresionantes, sólo son voces humanas: Sin instrumentos ni sintetizadores... a capella pura; no os los perdais.
De verdad, son impresionantes, sólo son voces humanas: Sin instrumentos ni sintetizadores... a capella pura; no os los perdais.
Y por último….¡Un clasicazo de la tele!, “Martes y Trece” en acción. Recién terminada la liga y la copa de Sudáfrica, nada mejor que esta genial parodia de los locutores deportivos, con la que me he reído un montón, espero que os pase lo mismo….
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3 comentarios:
Q risa martes y trece me parto, que tiempos verdad?.
Yo creo que hoy en día una de las mas grandes obras de Misericordia es hacer reír a los demás.
La alegría es una virtud grandiosa y la alegría cristiana, unida al Don del Gozo, ese regalazo del ES por el que los demás se encuentran a gusto a tu lado, creo que es una Gracia impresionante.
Los cristianos no podemos estar tristes jamás, demostraría que sólo nos estamos mirando el ombligo. Da mucha pereza la gente triste y las quejas son, aparte de inútiles, molestisimas para todos, que Dios nos libre de comportarnos así.
Besos desde un teclado muy muy pequeñito ( pues ni aun así corto el rollo ) jajajaja..
Eres el hombre de las sorpresas. Buenísimos los videos.
Hay otra frase de San Josemaría que siempre he procurado hacerla realidad en mi vida, aunque a veces fallo:
"Todo eso que ahora te preocupa cabe en una sonrisa, esbozada por amor de Dios"
Es de su libro Surco, no recuerdo el Nº, pero puedo buscarlo.
El buen humor de Tomás Moro, que por cierto su fiesta fue hace unos días, siempre me ha maravillado.
Tienes razón en lo que dices de apoyarnos en las cosas buenas de la vida: la familia, la amistad...
La familia nunca falla, la amistad tampoco si sabemos en quien ponerla, lo malo es cuando la entregas con alma y corazón, (cuando tienes que actuar con reservas no lo llames amistad, llámalo conocidos) a quien no lo merece y te causa un dolor inmenso. pero por encima de todo está la conciencia de saber que actuaste con buena voluntad y deseos de hacer el bien.
Bueno ahí está Dios que todo lo ve.
Voy a hacer caso al sabio proverbio que has elegido porque cualquiera se expone a la sequedad de los huesos a estas alturas de la vida.
Me encanta charlar contigo, Arcendo sorprendente.
Besiños
Arcendo: te mandé un imail con información médica, para cuando puedas leerlo.
Un beso muy grande
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