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“La fe sin obras, es fe muerta”. Santiago 2:14-26
"Hijos míos, no amemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad” 1 Jn. 3,18.
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“La fe sin obras, es fe muerta”. Santiago 2:14-26
"Hijos míos, no amemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad” 1 Jn. 3,18.
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El otro día, leyendo en la prensa las muchas penalidades que estamos empezando a padecer, no sé por qué, posiblemente por asociación de ideas, me vino a la cabeza un recuerdo de mi infancia, una práctica piadosa que me pareció necesariamente recuperable.
Como pasa con tantas otras cosas, con la cabeza de chorlito que tengo, aquel chispazo se quedó en eso, y no lo recuperé hasta ayer mismo revisando con mi hijo los textos de este nuevo curso escolar. Hoy, finalmente me decido a escribirlo, para no olvidarlo y además para compartirlo, antes de que mi frágil memoria haga de las suyas.
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El recuerdo de aquellos felices días infantiles, va precisamente para el libro de religión y el catecismo que antes, incluso se “cantaba” en las clases. Y lo que más me llama la atención de los textos actuales de esa asignatura, es la omisión que se hace de las verdades de la fé, más básicas.
Los libros están llenos de bonitos dibujos debidamente coloreados, pero desde mi punto de vista, se les enseña la fé muy de puntillas y con excesivas dosis de edulcorante. Es más un compendio de filantrópicos buenos deseos humanos, que un libro de aprendizaje en lo más importante: la relación y el Amor a Dios y por Él, al hombre. Y esto es así, no solamente en las escuelas, sino también en las catequesis que se imparten en nuestros templos, o al menos, en los de mi entorno más próximo.
La terrible consecuencia es que los chavales, terminan el curso o la catequesis sin saber rezar, sin saber comunicarse con Dios, sin conocer los medios para hacerlo.
¿Dónde quedan las virtudes teologales?, y ¿los siete pecados capitales?, y ¿las bienaventuranzas?.... ¡ya no se enseñan!, ¿Quiénes de nuestros chavales, alguno con 10 años como el mío, las saben?. Nosotros, yo a su edad, las sabía de carrerilla.
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¿Por qué son tan importantes estas cosas?, simplemente porque son verdades de fé, porque nos dicen como hemos de comportarnos, que hemos de buscar, y que hemos de evitar, porque son el meollo de nuestra religión.
Una de aquellas enseñanzas, que antes se enseñaban antes de hacer la Primera Comunión y que hoy hecho yo tanto de menos en estos tiempos de carestía económica y moral, son las Obras de Misericordia, y eso que es uno de los primeros requerimientos divinos, “misericordia quiero y no sacrificios":
Bien es verdad que se podría pensar que limitar las obras de misericordia a 14 actos, significaría reducir nuestra capacidad de amar, pero personalmente pienso que dicha catalogación puede ser un excelente punto de partida, porque en muchas ocasiones, el hombre actual, por sí mismo, no es capaz de tener misericordia; y mucho menos si no se enseña, si no se dan unas pautas mínimas.
Por tanto, el hablar de obras de misericordia, no es otra cosa que expresar en términos prácticos y concretos, el amor de Dios por todos los hombres, y de cómo hacerlo vida en nuestra vida diaria. San Pablo tiene la palabra, “Si no tengo amor, soy como campana que suena o platillo que retumba."
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Como pasa con tantas otras cosas, con la cabeza de chorlito que tengo, aquel chispazo se quedó en eso, y no lo recuperé hasta ayer mismo revisando con mi hijo los textos de este nuevo curso escolar. Hoy, finalmente me decido a escribirlo, para no olvidarlo y además para compartirlo, antes de que mi frágil memoria haga de las suyas.
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El recuerdo de aquellos felices días infantiles, va precisamente para el libro de religión y el catecismo que antes, incluso se “cantaba” en las clases. Y lo que más me llama la atención de los textos actuales de esa asignatura, es la omisión que se hace de las verdades de la fé, más básicas.
Los libros están llenos de bonitos dibujos debidamente coloreados, pero desde mi punto de vista, se les enseña la fé muy de puntillas y con excesivas dosis de edulcorante. Es más un compendio de filantrópicos buenos deseos humanos, que un libro de aprendizaje en lo más importante: la relación y el Amor a Dios y por Él, al hombre. Y esto es así, no solamente en las escuelas, sino también en las catequesis que se imparten en nuestros templos, o al menos, en los de mi entorno más próximo.
La terrible consecuencia es que los chavales, terminan el curso o la catequesis sin saber rezar, sin saber comunicarse con Dios, sin conocer los medios para hacerlo.
¿Dónde quedan las virtudes teologales?, y ¿los siete pecados capitales?, y ¿las bienaventuranzas?.... ¡ya no se enseñan!, ¿Quiénes de nuestros chavales, alguno con 10 años como el mío, las saben?. Nosotros, yo a su edad, las sabía de carrerilla.
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¿Por qué son tan importantes estas cosas?, simplemente porque son verdades de fé, porque nos dicen como hemos de comportarnos, que hemos de buscar, y que hemos de evitar, porque son el meollo de nuestra religión.
Una de aquellas enseñanzas, que antes se enseñaban antes de hacer la Primera Comunión y que hoy hecho yo tanto de menos en estos tiempos de carestía económica y moral, son las Obras de Misericordia, y eso que es uno de los primeros requerimientos divinos, “misericordia quiero y no sacrificios":
Bien es verdad que se podría pensar que limitar las obras de misericordia a 14 actos, significaría reducir nuestra capacidad de amar, pero personalmente pienso que dicha catalogación puede ser un excelente punto de partida, porque en muchas ocasiones, el hombre actual, por sí mismo, no es capaz de tener misericordia; y mucho menos si no se enseña, si no se dan unas pautas mínimas.
Por tanto, el hablar de obras de misericordia, no es otra cosa que expresar en términos prácticos y concretos, el amor de Dios por todos los hombres, y de cómo hacerlo vida en nuestra vida diaria. San Pablo tiene la palabra, “Si no tengo amor, soy como campana que suena o platillo que retumba."
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Quien piense que todas aquellas buenas inspiraciones, hoy en desuso, de aquellos viejos catecismos, están pasadas, está tremendamente equivocado. Son tan nuevas y tan efectivas como lo es el mismo Evangelio. De hecho, esas obras de misericordia no son más que un extracto del juicio de las naciones que San Mateo nos relata en el capítulo 25 de su Evangelio, en los versículos del 31 al 46, y además, todas las Obras de Misericordia nacen de la Caridad, para demostrar la presencia de Dios entre nuestros hermanos, a través de nuestros actos.
Así, esas “obras de misericordia” no solo es un hermoso catálogo de acciones, o mejor, de sentimientos y actitudes, sino que hacen efectivo y concreto ese precepto principal del AMOR FRATERNO, distintivo de los cristianos desde hace generaciones.
Por todo eso y ante la crisis que nos paraliza, me ha parecido oportuno y necesario recordarlas hoy:
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Las siete espirituales son:
Quien piense que todas aquellas buenas inspiraciones, hoy en desuso, de aquellos viejos catecismos, están pasadas, está tremendamente equivocado. Son tan nuevas y tan efectivas como lo es el mismo Evangelio. De hecho, esas obras de misericordia no son más que un extracto del juicio de las naciones que San Mateo nos relata en el capítulo 25 de su Evangelio, en los versículos del 31 al 46, y además, todas las Obras de Misericordia nacen de la Caridad, para demostrar la presencia de Dios entre nuestros hermanos, a través de nuestros actos.
Así, esas “obras de misericordia” no solo es un hermoso catálogo de acciones, o mejor, de sentimientos y actitudes, sino que hacen efectivo y concreto ese precepto principal del AMOR FRATERNO, distintivo de los cristianos desde hace generaciones.
Por todo eso y ante la crisis que nos paraliza, me ha parecido oportuno y necesario recordarlas hoy:
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Las siete espirituales son:
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1ª.- Enseñar al que no sabe.
2ª.- Dar buen consejo al que lo necesita.
3ª.- Corregir al que yerra.
4ª.- Perdonar las injurias.
5ª.- Consolar al triste.
6ª.- Sufrir con paciencia los defectos del prójimo.
7ª.- Rogar a Dios por vivos y difuntos.
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Y las siete corporales son:
1ª.- Enseñar al que no sabe.
2ª.- Dar buen consejo al que lo necesita.
3ª.- Corregir al que yerra.
4ª.- Perdonar las injurias.
5ª.- Consolar al triste.
6ª.- Sufrir con paciencia los defectos del prójimo.
7ª.- Rogar a Dios por vivos y difuntos.
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Y las siete corporales son:
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1ª.- Visitar y cuidar enfermos.
2ª.- Dar de comer al hambriento.
3ª.- Dar de beber al sediento.
4ª.- Dar posada al peregrino.
5ª.- Vestir al desnudo.
6ª.- Redimir al cautivo.
7ª.- Enterrar a los muertos.
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Este excelente programa de vida, es la mejor manera de empezar a construir, como diligentes obreros, desde los cimientos, la Civilización del Amor. Se trata de edificar la verdadera alegría, se trata de levantar la esperanza al desilusionado. Por eso, debería enseñarse en las escuelas, desde pequeñitos, como la mejor educación para la ciudadania; y por descontado también en todas nuestras parroquias.
La crisis no está en el ladrillo, está en la reconstrucción del alma humana y se ha de empezar por conocer cuales son las OBRAS a ejecutar y en esforzarnos en realizarlas, todos los días de nuestra vida, porque todas esas obras, serán mucho más elocuentes que todos los discursos que podamos hacer.
1ª.- Visitar y cuidar enfermos.
2ª.- Dar de comer al hambriento.
3ª.- Dar de beber al sediento.
4ª.- Dar posada al peregrino.
5ª.- Vestir al desnudo.
6ª.- Redimir al cautivo.
7ª.- Enterrar a los muertos.
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Este excelente programa de vida, es la mejor manera de empezar a construir, como diligentes obreros, desde los cimientos, la Civilización del Amor. Se trata de edificar la verdadera alegría, se trata de levantar la esperanza al desilusionado. Por eso, debería enseñarse en las escuelas, desde pequeñitos, como la mejor educación para la ciudadania; y por descontado también en todas nuestras parroquias.
La crisis no está en el ladrillo, está en la reconstrucción del alma humana y se ha de empezar por conocer cuales son las OBRAS a ejecutar y en esforzarnos en realizarlas, todos los días de nuestra vida, porque todas esas obras, serán mucho más elocuentes que todos los discursos que podamos hacer.
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8 comentarios:
Arcen:has hecho una refexión maravillosa. Cuanta razón en todo lo que dices. Hay muchos sitios donde la catequesis se limita a un sucedáneo de la verdadera fe, la que se funda en tantas verdades enseñadas por Jesús a través de su Iglesia. Esta entrada tuya merece estar en los libros de religión. Te felicito, pienso comentarla con mis hijos.Un abrazo
En este post, te mencionan, he pensado te gustaría saberlo
http://recortitos.blogspot.com/
Hola Arcendo
Cuanto me alegra que nos recuerdes cosas que a veces se nos pasan, es necesario alimentar la memoria porque muchas veces nos llamamos católicos pero olvidamos lo que realmente significa.
Yo siempre disfrute muchísimo con la clase de religión en el colegio, nos la impartía un sacerdote joven que nos hacia vivir la historia como un cuento precioso.
Me alegra que tú estés aquí para darnos estas reflexiones.
Un beso
Precioso post Arcen. Es que este es el meollo. Yo le hice a mi niño precisamente las Obras de Misericordia en los recordatorios de su Comunión.
Respecto a lo de las clases de religión, la Santa Sede ya ha dado un toque y ahora les exigen a todos los profesores los tres primeros años de la carrera de Teología, un título que dan al final de la diplomatura (que ahora no recuerdo como se llama) pero me pareció genial cuando nos lo contaron en Navarra. Era necesario.
De todas formas, por si acaso, todo esto lo tenemos que enseñar nosotros, en casa.
Gracias cielo.
Besitos.
Guerrera vengo de tu blog y he dicho que ya me acostaba, pero quería pasar por aquí a dejarle esto a Arcen. Como el tema del post es de él y seguro que ya lo ha leído, pues con su permiso me dirijo a tí.La Santa Sede ha dado un toque no?... pues mira que leo hoy en la prensa :"Las penurias económicas han lllevado a un aumento de solicitudes de profesores de religión católica, algunos de los cuales no conocen la oración del padrenuestro o ni siqueira están bautizados. Así está ocurriendo en la diócesis de Segorbe Castellón". ¿Cómo se te queda el cuerpo? Ahora sí. Ya a dormir
Arcendo: todavía no me he reuperado del espantoso vieje, no te puedes hacer idea. Me hubiese quedado a dormir en Elche hacia donde nos desviaron para acceder a AlicaNTE por la autovia de Murcia, aquello era el diluvio, pero Julio se empeñó en llegar a San juan, pasé auténtico miedo. He perdido la cuenta de los rosarios que recé.
Muy necesario este post tuyo. Los libros actuales de religión son un desastre. Tuve que enseñar todo a Angelito.
por cierto Angel, yo tengo el título de profesora de religión, sacado durante tres años en el colegio del(fomento) Prado, en MiRASIERRA, QUE ENTONCES TE DABAN LA IDONEIDAD SI ERAS UNIVERSITARIA. Practiqué en colegios públicos de Móstoles y fuenlabrada, donde el 85 por ciento de los padres pedían la clase de Religión para sus hijos, a pesar de que eran zonas muy mayoritariamente socialistas y cmunistas.
tuve que dejarlo porque a Julio lo destinaron a Ferrol.
Es verdad que con el paro de ahora es un auténtico peligro para ue se cuelen los que la R. les trae sin cuidado, incluso están en contra de ella. A nosotros en los años ochentan sólo nos daban una pequeña gratificación, pero creo que ahora los sueldos están equiparados al resto de profesorado.
Bueno querido Arcendo, gracias por tus oraciones que seguro ayudaron a que , aunque tarde y miedo, llegásemos sin percances.
ya te comentaré más despacio, aún estoy alborotada.
Besiños, muchos
Aquí estoy, con las mangas arremangadas. Salaudos
Bien pensado, las Obras de misericordia, son la auténtica guía para el buen cristiano y el buen humano. tanto que hablan de humanismo y solidaridad, ahí está el mejor programa.
Qué bien que las recuerdes, seguro que muchos no saben ni que existen.
Besiños aburridos del mal tiempo, pero al pie del cañón.
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