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¿Has visto, en una tarde triste de otoño, caer las hojas muertas? Así caen cada día las almas en la eternidad: un día, la hoja caída serás tú. (S. Josémaría Escriva, Camino, 736)
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¡Será por temas...!, si nos ponemos a buscar son cientos de asuntos, los que podrían requerir nuestra atención. Son muchas las cosas que nos ocupan y demasiadas las que nos preocupan.
Sin embargo, aún y a pesar, de la importancia o gravedad de todos esos problemas cotidianos, ya sean personales o colectivos, solo una cosa, debería importarnos; porque todo lo demás, aunque ahora parezca tan acuciante, es absoluta y totalmente, temporal.
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Aquí y ahora, el ser humano solo tiene una certeza sobre su futuro y es que su vida, tal como la concebimos en este momento, tocará a su fín, más tarde o más temprano. La muerte es un hecho incuestionable. Y ante ese acontecimiento seguro, el hombre reacciona de muy diversas maneras.
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Los hay de los que han oído demasiados cantos de sirena laica y creen que después no hay nada. Un incomprensible vacío por el que muchas veces, se entienden los abatimientos, las depresiones y hasta los suicidios; si después no hay nada, ¿a que aguantar tantos sinsabores que da la vida?; la vida es un absurdo y mejor acabarla cuanto antes.
Hay otros, que aun sufriendo las penalidades de este valle de lágrimas, cuando llega su momento, tratan de aferrarse a la vida por todos los medios, porque el miedo que tienen a la muerte es, sencillamente, atroz.
Y los hay también, que parecen de otra raza, son los que pasan por la vida, a pesar de las dificultades, sirviendo a los demás, plenos de optimismo, y cuando llega la muerte la reciben, sin miedo, como si la hubieran estado esperando, anhelando su llegada.
¡La fauna humana es dispar y curiosa.!
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Pero... es de ese último grupo de personas ejemplares, a las que pertenecieron Teresa de Jesús o contemporáneos nuestros como el Papa Juan Pablo II y Alexia González Barros, entre muchos otros, en el que me quiero centrar. Porque esa estirpe es la de los Hijos de Dios, que son, nada más y nada menos, que herederos de inmortalidad.
¿Tenían aquellos, miedo a la muerte terrena?, ¡Ninguno!:
¿Has visto, en una tarde triste de otoño, caer las hojas muertas? Así caen cada día las almas en la eternidad: un día, la hoja caída serás tú. (S. Josémaría Escriva, Camino, 736)
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¡Será por temas...!, si nos ponemos a buscar son cientos de asuntos, los que podrían requerir nuestra atención. Son muchas las cosas que nos ocupan y demasiadas las que nos preocupan.
Sin embargo, aún y a pesar, de la importancia o gravedad de todos esos problemas cotidianos, ya sean personales o colectivos, solo una cosa, debería importarnos; porque todo lo demás, aunque ahora parezca tan acuciante, es absoluta y totalmente, temporal.
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Aquí y ahora, el ser humano solo tiene una certeza sobre su futuro y es que su vida, tal como la concebimos en este momento, tocará a su fín, más tarde o más temprano. La muerte es un hecho incuestionable. Y ante ese acontecimiento seguro, el hombre reacciona de muy diversas maneras.
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Los hay de los que han oído demasiados cantos de sirena laica y creen que después no hay nada. Un incomprensible vacío por el que muchas veces, se entienden los abatimientos, las depresiones y hasta los suicidios; si después no hay nada, ¿a que aguantar tantos sinsabores que da la vida?; la vida es un absurdo y mejor acabarla cuanto antes.
Hay otros, que aun sufriendo las penalidades de este valle de lágrimas, cuando llega su momento, tratan de aferrarse a la vida por todos los medios, porque el miedo que tienen a la muerte es, sencillamente, atroz.
Y los hay también, que parecen de otra raza, son los que pasan por la vida, a pesar de las dificultades, sirviendo a los demás, plenos de optimismo, y cuando llega la muerte la reciben, sin miedo, como si la hubieran estado esperando, anhelando su llegada.
¡La fauna humana es dispar y curiosa.!
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Pero... es de ese último grupo de personas ejemplares, a las que pertenecieron Teresa de Jesús o contemporáneos nuestros como el Papa Juan Pablo II y Alexia González Barros, entre muchos otros, en el que me quiero centrar. Porque esa estirpe es la de los Hijos de Dios, que son, nada más y nada menos, que herederos de inmortalidad.
¿Tenían aquellos, miedo a la muerte terrena?, ¡Ninguno!:
“A los "otros", la muerte les para y sobrecoge. A nosotros, la muerte -la Vida- nos anima y nos impulsa. Para ellos es el fin: para nosotros, el principio” (Camino nº 738, S, Josémaría Escrivá).
La muerte es segura para todos, pero estos no la temen, porque saben que después hay VIDA y es para siempre.
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La gran suerte para este mundo es que esa filiación divina, es universal, es para todos, aunque algunos no lo sepan.
Las puertas están abiertas de par en par, para quien quiera entrar y vivir el inmenso AMOR que Dios nos tiene preparado; su misericordia es tan infinita que hasta el peor hombre, puede alcanzar la meta, si cambia, a tiempo, su vida errada. Porque, efectivamente la misericordia de Dios, es inconmensurable, pero su justicia también. De nuestro comportamiento en el tiempo que tenemos asignado, dependerá como será nuestra eternidad.
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Por tanto, el tema más importante de nuestra vida debería ser, prepararnos para la muerte, pensar que la vida es muy corta y que la eternidad es eterna. Y nuestra máxima preocupación, debería ser, crecer, todos los días, en bondad y entrega. Lo demás…. todas las dificultades que pasemos, son temporales y solo debieran servirnos de trampolín adicional para esforzarnos en ser mejores personas cada día, no en condenarnos entre lamentos, lástimas y desprecios.
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Los que nos llamamos creyentes tenemos una gran suerte, pero también tenemos una gran responsabilidad, la de dar esperanzas al mundo y abrir posibilidades de eternidad para TODOS.
Este mundo se hunde sin esperanzas, sin Dios no hay alegría porque el AMOR no es posible.
Este mundo está sumido en muerte y nosotros tenemos Vida...
La muerte es segura para todos, pero estos no la temen, porque saben que después hay VIDA y es para siempre.
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La gran suerte para este mundo es que esa filiación divina, es universal, es para todos, aunque algunos no lo sepan.
Las puertas están abiertas de par en par, para quien quiera entrar y vivir el inmenso AMOR que Dios nos tiene preparado; su misericordia es tan infinita que hasta el peor hombre, puede alcanzar la meta, si cambia, a tiempo, su vida errada. Porque, efectivamente la misericordia de Dios, es inconmensurable, pero su justicia también. De nuestro comportamiento en el tiempo que tenemos asignado, dependerá como será nuestra eternidad.
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Por tanto, el tema más importante de nuestra vida debería ser, prepararnos para la muerte, pensar que la vida es muy corta y que la eternidad es eterna. Y nuestra máxima preocupación, debería ser, crecer, todos los días, en bondad y entrega. Lo demás…. todas las dificultades que pasemos, son temporales y solo debieran servirnos de trampolín adicional para esforzarnos en ser mejores personas cada día, no en condenarnos entre lamentos, lástimas y desprecios.
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Los que nos llamamos creyentes tenemos una gran suerte, pero también tenemos una gran responsabilidad, la de dar esperanzas al mundo y abrir posibilidades de eternidad para TODOS.
Este mundo se hunde sin esperanzas, sin Dios no hay alegría porque el AMOR no es posible.
Este mundo está sumido en muerte y nosotros tenemos Vida...
¡¡¡SERÁ POSIBLE QUE NOS CALLEMOS TANTO, CUANDO TENEMOS TAN POCO TIEMPO!!!.
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9 comentarios:
Me encanta el ‘para siempre, para siempre, para siempre’ de Santa teresa. ¡Ella sí que sabía lo que decía!
En cuanto a las dos citas de San Josemaría, dan muchísimo para reflexionar. Un saludo.
Arcendo, me gustaría subir el vídeo de Ángel al lateral de mi blog. ¿Puedes explicarme qué debo hacer para que aparezca en pequeño y se vea entero, en lugar de grande y sólo la mitad? Gracias.
Arcendo ¡mil gracias! ¡Lo he hecho a la primera!! Tu explicación ha sido fantástica. Un abrazo fuerte.
Pues este post es lo que me faltaba para hoy.
Bueno es buenísimo, pero podías haberlo dejado para el mes de noviembre.
Sé que estoy insoportable, pero no lo puedo remediar, perdóname. Tembién podía haber callado, pero te iba a extrañar que no te comentase.
Bueno, vale si quieres bórralo, lo entendería, aunque no borres los BESIÑOS
El video es precioso, pero menuda carga de nostalgia...
Besiños ArcenDO
Puedes copiar y pegar la primera parte y firmar como Angel
Giorgina , juega ya en el cielo.
Por orden de mi amigo.
Querido Arcen: Para que lo sepas a las 7 de la mañana al llegar a casa es el primero que he abierto antes de acostarme. he visto e video y con esa múscia tan bella me apetceía irme a la cama y escucharla así que al final de ella her tardado poco en dormirme. Precioso. Mira yo hace años descubrí que Dios me ha dado el don de no temer a la muerte. Sé que es el paso para ir a su encuentro. Y como cada día intento vivir en coherencia pues lo que cuenta es eso. La lucha diaria. No me imagino a Dios con un garrote esperando a que caigas para decirte " Te pillé" no, Me imagino a Dios misericordioso apiádándose de nuestras caidas que muchas veces se producen sin nuestra libertad. Claro que hay que estar cada día en esa lucha y en ese querer Amar, renunciando continuamente al pecado. Amigo, yo no le temo a la muerte, sé que estré asistido en su momento por la más bella de las criaturas. MARIA NUESTRA MADRE.
Ángel.
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