jueves, 5 de noviembre de 2009

PERDÓN

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A esos que le niegan, que le desprecian, que le insultan, que le crucifican cada día, también los quiere Dios ¡infinitamente!, igual que a cada uno de nosotros. Por eso, aún sin dejarnos seducir por sus mentiras, nosotros debemos ser igual que el Maestro, debemos amarles y rezar por ellos, porque si son "amables" para Dios, también lo han de ser para nosotros. También son nuestros hermanos.
Además, TODOS estamos en el mismo saco, ¿quien de nosotros no le ha ofendido alguna vez?, “El que esté libre de pecado que tire la primera piedra”
Todos somos, o hemos sido culpables en algún momento de nuestra vida. Todos, alguna vez, también hemos sido portadores de esa corona de espinas y la hemos hincado a martillazos en su cabeza, nos hemos burlado de su AMOR, le hemos pegado sin piedad, le hemos escupido sin compasión.
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Nunca más Señor, nunca más, Dios mío. ¡Que tercos somos!, ¡que cafres!; somos “hombres de dura cerviz” y nos empeñamos en negarte. ¡QUE NECIOS!. Menos mal que tu pagas con otra moneda, ¡que sería de nosotros, si no!
Señor, ¡Que difícil es poner la otra mejilla!, pero es mucho más difícil dejarse clavar en una CRUZ por los enemigos y hacerlo por AMOR a ellos, por su SALVACIÓN. Eso si que es de VALIENTES y ENAMORADOS.
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Aunque no le queramos, Dios no cesa de darnos oportunidades, nos quiere tanto y nos perdona tanto, que duele y conmueve, llegar a ver hasta donde llega su AMOR al hombre. Un AMOR SIN LÍMITES, SIN FISURAS, SIN RECOVECOS.
Por eso yo te pido, Señor mío, que no te canses todavía de nosotros, que perdones nuestras ofensas, una vez más, que no mires nuestros pecados.
Padre nuestro, me duele tanto haberte tratado así. Quiero ser tu hijo pródigo, pero no quiero fiestas, ni convites, solo quiero que me dejes dormir a tu lado, a pesar de no merecerlo. Perdóname Señor, perdona también a mis hermanos.
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"ESPERO TU VENIDA". San Ambrosio

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6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Arce.
Me sumo a tu dolor y a tus palabras. Y me sumo a tu petición. Dios misericordioso que se apiada de nuestras miserias.
Un abrazo Arce
Luisa

Anónimo dijo...

Sí que Dios tenga piedad de todos. Gracias por tu oración, por tu petición de perdón.
Todos somos pecadores, todos vamos en la misma barca, pero nosotros que hemos conocido Su amor, amémosle por los que no lo hacen, y por las veces que nosotros no lo hicimos bien, nuestros olvidos y omisiones.
Gracias por las entradas de este día.

Anónimo dijo...

Me encanta el cuadro que has puesto es precioso!

Por cierto... en referencia a la entrada de la cristofobia creo que no solo se excluye a Cristo.... a nosotros también! porque si a Él lo excfluyen es más dificil tener un buen referente.

Un abrazo

Militos dijo...

Pues fíjate que lo primero que últimamente me sale en la oración es pedir perdón, por mi y por mis hermanos, gracias por este post que tanto mueve a pedir perdón y a no creer que lo estamos haciendo bien.Algo que siempre me llama la atención es cómo los santos pueden estar convencidos y se llaman así mismos pecadores, pero se entiende porque están cerca de Dios y su luz les ilumina para ver sus faltas como grandes ofensas a su gran amor.
También me uno a ti en pedir perdón, amigo sabio.
Besiños

¿A que el cuadro de Rembradt viene en la portada del libro del Hijo Pródigo?

Qué bueno eres Arcendo

Off topic/
Acabamos de llegar de la revisión de Julio padre y todo son buenas noticias. Rebájale de tus oraciones, que debes tener una larga lista de ellas.

Militos dijo...

Maravilloso video. Impresionante la oración de S. ambrosio:
...rodéame... (qué bonito)
..."No te da fastidio un peso de amor..."
Besiños

Magicomundodecolores dijo...

Uff! No hay nada más difícil que pedir perdón. Nos cuesta reconocernos en el espejo, ver como somos de duros, muchas veces. Por eso me gusta confesarme con un cura que está alegre de verme siempre, me conforta cuando le digo que peco, me saluda en nombre del Señor, por el ministerrio que se le ha concedido. Y si es difícil pedirlo, más lo es darlo. Por eso es bueno que lo recuerdes aquí, que nos señales con el dedo, no para que agachemos las cabezas y rumiemos cualquier disculpa, sino para que nos demos cuenta, una vez más, de que tenemos un Dios grande y magnánimo, que nos espera con los brazos abiertos, siempre y cuando sepamos perdonar y perdonarnos. Yo tampoco quiero un festín, sólo espero estar en un rinconcito de Su casa, como santa Teresita: muy pequeñita.
Un abrazo.
Y gracias por tus visitas.

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