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Para el ser humano siempre han existido cosas valiosas: el bien, la verdad, la belleza, la felicidad, la virtud; en resumen, lo que llamamos valores. Los valores están presentes en el anhelo humano desde la noche de los tiempos. Si bien es verdad que, los criterios para definirlos, varían según las épocas, hay algunos esenciales que son siempre los mismos.
Los valores vehículos de las transformaciones de la historia. A veces, surgen con un especial significado y cambian o desaparecen en distintos momentos.
Para el ser humano siempre han existido cosas valiosas: el bien, la verdad, la belleza, la felicidad, la virtud; en resumen, lo que llamamos valores. Los valores están presentes en el anhelo humano desde la noche de los tiempos. Si bien es verdad que, los criterios para definirlos, varían según las épocas, hay algunos esenciales que son siempre los mismos.
Los valores vehículos de las transformaciones de la historia. A veces, surgen con un especial significado y cambian o desaparecen en distintos momentos.
Por eso, algunos valores, pueden parecer cambiantes, así por ejemplo, sabemos que la virtud es un valor innegable; pero no podríamos enseñar a las personas del siglo XXI a ser virtuosas según el concepto de virtud de nuestros bisabuelos. Sin embargo hay valores eternos, tradicionales, porque en definitiva son los que han hecho avanzar al hombre y a la civilización.
Así, es indudable, que ahora urge de nuevo, la puesta en marcha de esos valores de desarrollo, hay quien dijo: “La práctica del valor desarrolla la humanidad de la persona, mientras que el contravalor lo despoja de esa cualidad”.
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Y.., ¿Qué es lo que hace que algo sea considerado como valor?; pienso que, principalmente la trascendencia, hay cuestiones que traspasan -trascienden- espacio y tiempo, que merecen ser defendidas y vividas SIEMPRE, porque son la causa que da sentido a la misma vida humana y a la sociedad. Esos valores son la columna vertebral de la sociedad y por ende de una convivencia sana entre seres humanos. Una de las claves en la importancia de los valores, es que nos ayudan convivir.
Así, es indudable, que ahora urge de nuevo, la puesta en marcha de esos valores de desarrollo, hay quien dijo: “La práctica del valor desarrolla la humanidad de la persona, mientras que el contravalor lo despoja de esa cualidad”.
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Y.., ¿Qué es lo que hace que algo sea considerado como valor?; pienso que, principalmente la trascendencia, hay cuestiones que traspasan -trascienden- espacio y tiempo, que merecen ser defendidas y vividas SIEMPRE, porque son la causa que da sentido a la misma vida humana y a la sociedad. Esos valores son la columna vertebral de la sociedad y por ende de una convivencia sana entre seres humanos. Una de las claves en la importancia de los valores, es que nos ayudan convivir.
Sin embargo...., ese cimiento se construye desde los valores individuales, todo comienza en la persona, y exige por nuestra parte, un esfuerzo de cultivo y mantenimiento.
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Así, una vez, asumida la necesidad de adquirir esos valores de forma personal, lo consecuente es la de su cotidiana revisión y la de su aplicación práctica vital. Valores sin acción es igual a incongruencia, como dice el refranero: “obras son amores y no buenas razones”, incluso desde el plano evangélico se nos recuerda que “Fé sin obras, es fé muerta”.
Porque, si lo que de verdad queremos es cambiar este mundo para mejorarlo hacia una sociedad más equilibrada y justa, el único camino es volcarnos en esta tarea INDIVIDUAL.
En tanto no resolvamos nuestras crisis de valores individuales y nuestras acciones no sean coherentes, seguiremos viviendo en un mundo sin esperanza. Todo empieza en uno mismo.
Ese progreso personal, no será fácil, resultará costoso, en cualquier época y en cualquier sitio, nos costará perfeccionarlo toda nuestra vida; pero por necesario, debe ser irrenunciable, al menos, si queremos conservar nuestra condición de… seres humanos... y esa empresa, de verdad, que merece el esfuerzo, es la única que merece la pena...
Así, una vez, asumida la necesidad de adquirir esos valores de forma personal, lo consecuente es la de su cotidiana revisión y la de su aplicación práctica vital. Valores sin acción es igual a incongruencia, como dice el refranero: “obras son amores y no buenas razones”, incluso desde el plano evangélico se nos recuerda que “Fé sin obras, es fé muerta”.
Porque, si lo que de verdad queremos es cambiar este mundo para mejorarlo hacia una sociedad más equilibrada y justa, el único camino es volcarnos en esta tarea INDIVIDUAL.
En tanto no resolvamos nuestras crisis de valores individuales y nuestras acciones no sean coherentes, seguiremos viviendo en un mundo sin esperanza. Todo empieza en uno mismo.
Ese progreso personal, no será fácil, resultará costoso, en cualquier época y en cualquier sitio, nos costará perfeccionarlo toda nuestra vida; pero por necesario, debe ser irrenunciable, al menos, si queremos conservar nuestra condición de… seres humanos... y esa empresa, de verdad, que merece el esfuerzo, es la única que merece la pena...
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1 comentario:
Cada uno de esos valores practicados repetitivamente, de manera individual, se convierten en virtudes y a veces en virtudes o actos heroicos por el esfuerzo que exige su práctica contra viento y marea.
Aunque desgraciadamente hoy, de manera general, tengamos que conformarnos con los mínimos irrenunciables que hasta el Papa ha formulado a la hora de apoyar a un partido político u otro.
Claro que esta ley de mínimos es sólo para la Poítica y lo que a nosotros nos incumbe es la práctica de esos valores individuales, como muy bien explicas en el post.
Gracias por esta llamada de atención.
Besiños y buenas noches nos dé Dios.
Seguro que a ti ya te las está dando, a mi aón me queda un poco
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