CUARESMA, CAMINO DE LUZ

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«Acuérdate que polvo eres y al polvo volverás»
Con esa frase, cada primavera, precisamente cuando la vida despierta, cuando todo reverdece, la Iglesia…, paradójicamente, me recuerda mi fin. Parece una faena, una broma de mal gusto, un despropósito…., pero la Iglesia es madre y todo lo hace con sentido y buen fin.
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En mi caso, en estas fechas, es inevitable que yo no pare de hacerme pensamientos al respecto, que a más de uno le parecerían tétricos.
Miro un periódico, abro un digital de internet, veo tv; y… (tal como aquel pequeño del “sexto sentido”) solo veo muertos. Me imagino muertos a todos….
Aunque reconozco que me falta un tornillito, creo que esto no es –excesivamente- patológico, simplemente es un ejercicio mental que me viene perfecto, para después, meterme de lleno en la Cuaresma.
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Veo muertos … ¡futuros muertos!, digamos que me hago presente aquello de “de aquí a cien años, todos calvos” y lo actualizo. Me anticipo al tiempo…, y me digo dentro de poco…, este político estará muerto y este también; y aquel deportista famoso, y aquel músico. Y además, me atrevo a ir más allá:
Y me digo, y mi amigo fulanito también, y mi mujer, y yo mismo, y mis hijos. ¡Dentro de poco, todos los que llenan los periódicos, ¡todos los que llenamos las calles de todas las ciudades!, Todos los que poblamos esta tierra en estos momentos…..estaremos, criando malvas! muy prontito, y es entonces, cuando me imagino al profesor Keating susurrando detrás de mi…, aquello de “Carpe dieeeeem, carpeeeee, dieeeeem”
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Lo que quiero decir con todo eso, es que aquello de «Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás», en ningún modo, me parecen palabras desesperanzadoras. La frase es tajante, y ha de tenerse en cuenta pero solo nos dice… lo que sabemos, que esta vida es temporal, que todo pasa, que somos caducos, que somos mortales. Que hemos de morir.
¡Nada más que eso!. Nos recuerda una verdad inevitable e ineludible que no podemos tapar de ningún modo.
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“¿Has visto, en una tarde triste de otoño, caer las hojas muertas? Así caen cada día las almas en la eternidad: un día, la hoja caída serás tú” (Camino 736. San Josemaría)
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Sin embargo, nosotros sabemos que gracias a Cristo, que la muerte es solo un paso. Gracias a la Misericordia, los hombres estamos tocados de eternidad. Por eso los cristianos amamos el regalo de esta vida, por eso miramos a la hermana muerte…, con confianza.
La vida, esta vida… durará lo que dure, pero la eternidad es para siempre…, conviene recordar la fugacidad de esta vida y tener muy presente lo que viene luego.

Creo que es precisamente ese pensamiento el que hoy nos quiere recordar Nuestra Madre la Iglesia, para que aprovechemos –EN AMOR- cada minuto que nos toque vivir en esta tierra.
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Entonces, si conseguimos eso, SI APOSTAMOS SIN RESERVAS; como decía Quevedo, ese amor constante, traspasará la barrera de la muerte, y todo tendrá sentido. Sabré que pronto, mi cuerpo será polvo, pero será polvo enamorado, que esperará confiadamente la LUZ en esa resurrección anhelada, en ese reVIVIR prometido.
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La música de hoy, aunque hable de soledades y errores, está llena de esperanza, es como todo el post, UNA APUESTA FUERTE, una decisión de ir a por todo y viene por recomendación, de uno de los colaboradores más geniales, que esta HOJA ha conocido… ¡adivina quien te dió!... Thanks brother, B.

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