Estoy escribiendo estas líneas cuando todavía es viernes y soy consciente de que cuando aparezcan publicadas será sábado. Quiero empezar así mi comentario de hoy, porque quiero unir los dos días en la persona de Santa María, Madre de DIOS y Madre nuestra.
Este viernes con apellido, tan peculiar como significativo: “Viernes de Dolores”, es el que precede al Domingo de Ramos, y su fiesta se remonta nada menos que al siglo XVIII. Fue en 1727, en el que, casualmente otro Papa que, curiosamente hacía el número trece de los Benedictos, instauró tan bonita conmemoración, que ya es una tradición secular.
El propósito es recordar los sufrimientos padecidos por la Santísima Virgen, durante la pasión de su divino Hijo, y probablemente mucho antes de la misma.
Al llegar a los 30 años, Jesús hace cumplimiento de su deber, se va del hogar, se rodea de un grupo de amigos y viaja por toda Palestina para predicar, durante los últimos tres años de su vida.
Sin embargo, todo esto lo hace sin llegar a separarse, del todo, de su Madre; de hecho, es Ella la que inicia la vida pública de su Hijo en Canaá.
Luego, cuando ya falta poco para que todo se cumpla, parece que Jesús, busca otra vez, el apoyo de su Madre. Por eso, durante esos días, la relación, nunca quebrada, entre Madre e Hijo se estrecha mucho más. Ambos se buscan, y se tienen…, como antes fue. Este Calvario y aquel Belén inicial…., parecen un espejo, donde el tiempo se difumina.
Jesús como hombre que es, busca otra vez a su madre en los momentos de máxima necesidad; como hacemos todos, el hijo siempre busca el cariño de su madre; y Jesús lo encuentra de una manera absolutamente incondicional, probablemente con un amor humano como jamás haya habido otro. Por eso María sufre con su Hijo toda la pasión, y por eso al final del padecimiento, Dios nos regala ese grandísimo corazón de Madre, a cada uno de nosotros.
Es a esa Madre sufriente, a la que queremos consolar, a la que queremos acompañar en ese Via crucis, que este –viernes de dolores- nos acaba de recordar.
Iniciaremos esta semana pues, todos unidos con la Madre, siguiendo los pasos del Hijo, a través del ROSARIO BLOGUERO.
Este instrumento eficacísimo de gracia, que es el Santo Rosario nos hermana como ninguna otra cosa, y por tanto… nos acerca a la filiación divina gracias a Nuestra querida Madre. Acompañemos, los dolores de Nuestra preciosa Madre, como buenos hijos suyos que queremos ser; y hagamoslo si cabe, con mucho más empeño y cariño durante toda esta semana que está apunto de empezar.
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6 comentarios:
Sin palabras.
¿qué mejor manera de empezar tan peculiar semana?
Gracias tambien por tus palabras.
Un abrazo muy, muy, grandote.
Con, por y en María hallamos a Jesús con toda seguridad.
Me ha encantado la primera imagen de la Virgen. ¿Puedo copiármela?
Un saludo cordial.
:O)
Toda tuya, Felicitas.., gracias por tu comentario y seguimiento. ABRAZOS A TODOS.
Gracias por enseñarnos el origen de la apelación Viernes de Dolores. Sí, nada mejor para vivir la Semana Santa, de entrar en comunión íntima con Jesús, que unirnos a su Madre que lo es también nuestra. Gracias
Cuanto dolor y cuanto amor en la Madre.
Me apunto a la idea de vivir de forma especial el rosario esta Semana Santa.
Gracias por l aentrada
Gracias por la info!
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