Iniciábamos el post de ayer,
hablando del lenguaje. Hoy se me ocurre buscar simetrías con la música.
El protagonista principal de la serie de
televisión "Touch", (de la que ya hablamos anteriormente), es un niño
autista. En uno de los episodios, el padre intenta comunicarse con él por medio
de un programa informático que asigna números y sonidos a las letras para
formar palabras.
Se
sabe que los chinos, desde tiempos inmemoriales, dan a cada nota de la escala
musical un número: siendo Do igual
a 1: Re, a 2: Mi, a 3 y así sucesivamente; de tal modo que cualquiera podría
convertir su número de teléfono o la matrícula de un coche en una
sucesión de notas.
Sin
llegar a esos recursos, ¡Que duda cabe que la música es una forma de
comunicación!, donde además no hacen falta palabras...; sin embargo, aún
siendo esto así, sorprende la cantidad de analogías que existen con el
lenguaje hablado. Incluso hasta ciertos párrafos de una partitura, reciben el
nombre de frases; que muchas veces..., INCLUSO son plasmadas -secretamente- por el
artista.
El ejemplo lo tenemos en uno de los últimos cuartetos que
compuso Beethoven. En su partitura vemos la pregunta
Muss es sein? (¿Debe ser?) y la respuesta es muss sein (Debe ser). Beethoven se toma la molestia de inscribir las
palabras entre las notas. Estas no están ahí para ser cantadas, ya que los
músicos son ejecutantes de instrumentos de cuerda, no vocalistas; simplemente
el compositor desea poner al descubierto lo qué inspira
su tema musical, lo que siente, lo que quiere decir, lo que quiere transmitir.
Precisamente lo que hace grande a la música es su capacidad de
transmitir, pero lo que la hace sublime, es su posibilidad de trascender.
La
creación musical pura y sin contaminantes debería ser no sólo un oficio de
virtuosismo y de promoción del propio ego, sino busca de la trascendencia, de
sensible generación de emociones que viertan plenitud en el espíritu del
oyente, y le contagien.
Creo que, en gran medida casi todos los grandes músicos son conscientes de ese "deber" con el resto de humanos que carecemos de su don: ¡Trascendencia! posiblemente era lo que buscaba Franz Listz, en sus Estudios Trascendentales (ENLACE) y trascendencia lograron sin buscarla, el mismo Listz, Johan Sebastian Bach, Beethoven o Chopin entre otros.
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De los muchos proyectos que tenía de jovenzuelo y que por distintas
circunstancias quedaron en el camino, uno de los que más echo en falta ahora, es
mi limitada formación musical.
Está claro que ser un buen aficionado, tener
una buena colección de discos, escuchar con deleite -siempre que se puede- esta
o aquella pieza; no dan el conocimiento y la profundidad de alguien que ha
invertido años en estudiar armonía, estructura.... etc.; pero no se puede
llegar a todo.
Por eso, aunque me hubiera gustado saber
mucho más, doy gracias a DIOS con lo que
tengo, disfruto con la música, me gusta la música, siento la música, amo la música,
porque me acerca más a Él.
No entiendo distingos entre música
clásica y música moderna, a
mi modo de ver solo hay música mediocre o buena música. Puedo comprender y
tolerar la falta de conocimientos, pero no la ausencia de ganas por aprender, y
me da mucha pena la aversión sistemática de muchos, por la música que no
entienden. No pretendo que nadie tenga mis mismos gustos o sentimientos, pero
que nadie dude que la gran música es un extraordinario cauce con lo eterno.
A muchos, la audición de una
sonata de Beethoven, o el
conocido Adagio de Malher, sé que les deja indiferentes..; a otros, incluso les
parece un aburrimiento, una aberración. En ese caso, yo me siento un
afortunado, me siento escuchar cinco minutos de cualquiera de estas dos piezas y me
quedo... ¡en silencio!
En "El
hotel del millón de dólares", de Wim Wenders, uno de los
personajes decía:
"Ante lo
que es Sagrado, lo único que se puede hacer es guardar silencio"....
Algo así me pasa a mí, y me gustaría que todos... pudieran llegar, de algún
modo a esa conclusión.
Acabo, reafirmando esa misma idea, con un fragmento de la "Carta a los
artistas" del beato Juan Pablo II:
“Nadie mejor que vosotros,
artistas, geniales constructores de belleza, puede intuir algo del pathos con
el que Dios, en el alba de la creación, contempló la obra de sus manos. Un eco
de aquel sentimiento se ha reflejado infinitas veces en la mirada con que
vosotros, al igual que los artistas de todos los tiempos, atraídos por el
asombro del ancestral poder de los sonidos y de las palabras, de los colores y
de las formas, habéis admirado la obra de vuestra inspiración, descubriendo en
ella como la resonancia de aquel misterio de la creación a la que Dios, único
creador de todas las cosas, ha querido en cierto modo asociaros”.
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5 comentarios:
Me das en lo mas profundo de mi ser Arcen!!!Beethoven es mi preferido...si sé que buscaba a Dios en ella y oraba componiendo....La pelicula me gustó por los dialogos que tiene...La musica me acerca a lo mas trascendente y el Señor me habla por medio de ella...toda una gracia .
Me ha encantado este post, es una maravilla. Voy a comentarlo con unos amigos.
Gracias por compartirlo.
Me ha gustado mucho el post, pero ya sabes con que me quedo de todo, recordar aunque sea una sola de sus frases, es para mi como tocar de puntillas el cielo y saborearlo.
Un abrazo.
Me encantó, gracias Arcen.
Diras que no, pero eres muy docto, culto o como se diga, sé que me entiendes.
DTB!!
Es verdad lo que dices de que sólo hay música buena y música mala, sea de la clase que sea, pero la música del alma sólo puede ser la CLÁSICA, aunque , cómo decía S.Josemaría, también las canciones de amor humano te pueden servir de oración, pero cuando digo música del alma , no me refiero únicamente a que te elevan a Dios, sino a que te tocan muy adentro, como si la orquesta o el instrumento fueran tus propios sentimientos.
Bonito post del alma.
BESIÑOS CLÁSICOS
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