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Aunque no lo parezca, asistimos
estos días a importantes acontecimientos en el seno de la Iglesia. Dicen que es época de crisis también
en la Iglesia, yo en todo caso me atrevo a afirmar que no todas las crisis son
iguales y que no todas las crisis son malas.
Si crisis significa estancamiento.., niego
la mayor. En tanto que, si esa crisis supone cambio para crecer..., bienvenida
sea.
Esta última semana hemos
recordado el Concilio Vaticano II
y cincuenta años después del mismo hemos renovado sus intenciones en un Sínodo
necesario, que no es sino una puesta en común para afrontar los tiempos
venideros..., que se inician significativa y providencialmente con el AÑO DE LA FE.
Llevamos ya unas horas de
andadura de este AÑO DE LA FE, y
poco a poco se va vislumbrando la exigencia que había de arrojar la luz del
Magisterio sobre aquel Concilio del que tanto se ha escrito y manipulado.
El Santo Padre Benedicto ha dejado bien
clara su intención "regresar, a la «letra»
del Concilio, a sus textos, para encontrar también en ellos su auténtico
espíritu", Palabras que no dejan lugar a ninguna
interpretación: “El Concilio no ha propuesto
nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo. Más
bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe
siendo una fe viva en un mundo en transformación”. "Aggiornamento no es ruptura sino vitalidad continua de la
Tradición", dice el Papa (Ver enlace). La Nueva Evangelización
supone eso.. ¡Eso es lo que este AÑO DE LA FE, pretende impulsar!
En la Iglesia, nada ocurre
porque sí, DIOS es la inspiración en cada momento de la Historia. Efectivamente después de un tiempo de
convulsión mediática en la que la Iglesia ha estado en el punto de mira
(pederastia, vatileaks, mayordomo etc.),
hoy era absolutamente prioritario... reafirmar la permanencia y al tiempo
la vigencia de la Iglesia de Pedro.
El cristianismo no es algo anacrónico, ni
tampoco es cosa del pasado..., pero lo importante no cambia nunca. No puede
cambiar, Jesucristo es ayer, hoy y siempre., y esta es la Iglesia de CRISTO.
De lo visto estos días de tanto
gozo en el recuerdo y de
tanta esperanza en el futuro, me quedo con la emocionante "repetición"
de aquel 11 de Octubre de 1962 en el mismo lugar..., cincuenta años después,
con distinto Papa pero con el mismo espíritu.
Y también con gestos que, si se saben ver,
anuncian lo inevitable.
Más de una vez, en muchas de
sus catequesis, Benedicto
XVI nos ha alentado a descubrir los signos de los tiempos para afianzar nuestra
fe. Así pues, sin ánimo de ser apocalíptico, ni osar poner fechas a lo que solo
sabe DIOS, me llama mucho la atención la presencia y participación en este
último Sínodo del Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, y del
Arzobispo Rowan Williams.
El Papa ha dicho que “esta comunión es signo de que estamos en camino hacia la
unidad y de que avanzamos con el corazón”; yo... de todas
formas, no puedo evitar recordar que esta nueva "unión" es símbolo
profetizado en El Libro como anuncio del fín; así también esa Nueva
Evangelización se podría corresponder perfectamente con el párrafo de Mateo
24,14, donde se nos recuerda que "este Evangelio del reino será predicado en todo el
mundo, para testimonio a todas las naciones. Y entonces vendrá el fin."
El que tenga oídos que oiga y el que sepa leer..., que medite lo que lea.
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2 comentarios:
La iluminación te ha llegado también a tí en este post, bueno en todos los tuyos, gracias a Dios.
En 1962, llevaba dos años de casada y todos pensamos que sería para bien, creo que así ha sido a pesar de las tergiversaciones que por otro lado, sé de algunas opiniones que ya estaban preparadas por algunos nada más ser convocado el Concilio, El enemigo siempre está alerta.
Lo que importa es que escuchemos y practiquemos los consejos del Papa y si llega el fin pues bendito sea Dios, de todas formas creo que el mío llegará mucho antes, jajaja...
Qué alegría,querido hermanito pequeño, ver que el ánimo en alza te ha llevado a este post tan profundo, tu capacidad es increíble, bendito sea Dios también por eso.
NO CAMBIES NUNCA, querido.
BESIÑOS ARCENDO, del alma mía
Ya necesitábamos este gran impulso de la fe. Bueno yo lo necesito.
Me dan miedo los ojos del montaje.
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