EUFEMISMOS, DESCALIFICACIONES Y COMPLEJOS

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Es indecoroso el uso arbitrario del lenguaje de los mal llamados sectores progresistas.
Esta intencionada perversión del idioma que pretende confundir es repugnante.
Se han acostumbrado en poco tiempo a camuflar con eufemismos hechos ciertamente terribles, escondiendo su verdadero significado y sus consecuencias para acallar sus enfermas conciencias.
Así a la matanza de seres indefensos en estado embrionario lo llaman Efecto antinidatorio.
A la ingestión y uso de la píldora del día después, que induce al aborto en cualquier etapa de la gestación, aborto incompleto y sin paliativos etimológicos, lo llaman, anticoncepción post-coito.
A la eutanasia, libertad para irse, final feliz o buena muerte, cuando es, precisamente todo lo contrario.
En definitiva, lo que se está propagando es una manipulación general del lenguaje, con el fín de esconder la verdad y preparar lo que Juan Pablo II llamó “la cultura de la muerte”.
Zapatero dijo al principio de su legislatura: “las palabras han de estar al servicio de la política y no viceversa”, y los tiempos le están dando la razón; todas las barbaridades inconfesables que últimamente estamos viendo, algunos sin sonrojarse, siguen fielmente los postulados de la política gubernamental. Todo sigue un guión.
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Sin embargo, es curioso observar, como cuando quieren, si utilizan ciertas expresiones bruscas y destempladas olvidando el famoso talante del que tanto presumen. En este caso, más que talante, ausencia de "seny catalá".
Hoy, en el Congreso ha tenido lugar un hecho que a mi modo de ver, no ha de quedar en mera anécdota. Joan Tardá, ha dicho que, el Presidente de Honor del principal partido de la oposición, Manuel Fraga "tiene las manos manchadas de sangre".
Gracias a otras actuaciones memorables del partido del Sr. Tardá, ya conocíamos las maneras totalitarias de los componentes del grupo independentista; pero hoy se ha pasado.
La base de la democracia y de la convivencia es el respeto; no se puede mentir, calumniar, insultar y ofender, y esperar que todo se arregle con una simple omisión en el Diario de Sesiones, y si te he visto, no me acuerdo.
El que, ciertos individuos destemplados y groseros quieran degradar la vida parlamentaria de este país con toscas e infundadas acusaciones, no tiene porque igualar a toda la clase política española. Por eso, el Partido Popular no puede, ni debe, como ha hecho otras veces, pasar las cosas por alto. Deben recurrir estos comportamientos a los tribunales exigiendo Justicia.
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Estamos a muy poquito de la fecha en la que nos jugamos cuatro años más del futuro de España, y a veces pienso que el Partido Popular todavía no se ha enterado y sigue entrando al trapo del talante zapateril. Es hora de sacudirse complejos, ya no hay tiempo. El pueblo español, probablemente ya está convencido de la honradez y la bonhomía del candidato Rajoy; pero sólo con eso no se ganan unas elecciones. Se ganan con coherencia, con imaginación y sobretodo con firmeza, tanto en los planteamientos como en las actuaciones.
El pueblo español es sencillo y sabio, y quiere que las cosas sean llamadas por su nombre, “al pan, pan y al vino, vino”, al aborto, crimen y al Sr. Tardá mentiroso impresentable.
Hay que marcar diferencias, el Partido Popular ha de demostrar que es otra cosa; que a los que pervierten el lenguaje y envilecen, ya les conocemos sobradamente.