jueves, 10 de enero de 2008

¡OJALÁ FUMARA ZAPATERO!

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Los que todavía tenemos el pernicioso vicio del tabaco, desde que se puso en vigor la famosa ley que prohibía fumar en lugares públicos, hemos ido sintiendo, poco a poco, sus consecuencias restrictivas. Y no me refiero, tan sólo a la prohibición propiamente dicha, sino a cierto ánimo segregacionista en torno nuestro, incluso en la propia casa.
Ese “parece que me miran mal”, consecuente y paulatinamente provoca que, por convivencia, aceptación social y respeto al otro, los que aún padecemos el mal nicotínico vayamos modificando ciertos hábitos y conductas.
Conste que aunque dicha ordenanza me resulte molesta y ciertamente mal aplicada, tampoco oculto sus bondades.
La primera y más importante es la concienciación de la sociedad y del individuo de los peligros reales para la salud de la adicción a esta sustancia. Posiblemente la cognición de sus nocivos efectos, que la publicidad en torno a este producto no cesa de martillearnos, provoque que muchos, por remordimiento, percepción y responsabilidad acabemos planteándonos apelar a nuestra voluntad para terminar de una vez por todas con este veneno.
La otra consecuencia positiva que encuentro en esta Ley, no la busco en quienes tratan de apartarnos del tabaco, sino entre quienes aún mantenemos esta práctica; me explico.
La legislación obliga, salvo ciertos casos, que los empedernidos como yo, cada vez que sintamos la imperiosa y ansiosa necesidad de encender un pitillo, si estamos en lugar público, corramos raudos en busca de una puerta que nos conduzca al exterior de dicho local, sea este un centro comercial, el lugar de trabajo o cualquier otro. El caso es que, esto, no sólo ocurre en lugares ajenos, también pasa en el propio hogar. Los familiares, que antes aceptaban sin rechistar tus malos humos, ya no los soportan, y te exigen que para fumar te vayas al balcón o a la ventana; de tal suerte, que los sufridos fumadores estamos más en contacto con la calle que cualquier otro de los mortales.
Así, entre cigarro y cigarro, cotilleamos quien pasa por la calle, quien entra en tal portal, o que está pasando en el edificio de enfrente; de este modo muchos acabamos emulando a James Stewart, protagonista de aquella famosa película de Hitchcock, “La ventana indiscreta”.
Pues bien, después de tal presentación paso a justificar el porqué del título del comentario. Como fumador que soy, paso en la ventana de mi cocina multitud de sesiones de observación de mi calle, y desde mi atalaya tengo la oportunidad de “vigilar” una porción importante de suelo urbano. Lo que más me llaman la atención de estas contemplaciones son los cubos de basura y la cantidad de gente que se acerca a ellos.
Son muchos, los que por supuesto, acuden a ellos para dejar sus residuos; pero son muchos más, muchísimos más, ¡se sorprenderían cuantos!, los que van a estos con el ánimo de rebuscar entre los desechos. Si les digo que en lo que dura un cigarrillo nocturno, avisto este acto 2 ó 3 veces, no me quedo corto; lo más fuerte de esto, es que al cabo de 1 hora o más, en el siguiente pitillo, la operación se repite milimétricamente.
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Por tanto; si Solbes nos dice que no hay crisis, si Caldera dice que todo va bien, si el mismo Zeta cree que todos son inventos y que los que alertan del abismo en ciernes, son unos catastrofistas antipatriotas; eso me lleva a pensar que ninguno de ellos, fuma; que ninguno de los tres, se asoma a la ventana de la sociedad española actual. Y no hace falta que venga el Financial Times a decirnos que pasa aquí, basta con salir y ver.

Fume usted, Sr. Zapatero, fume y observe.



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3 comentarios:

Claudedeu dijo...

A Zapatero le gusta el prohibir. Lo lleva en la sangre, que, si mal no recuerdo, es roja. Como él. ¡Anda, qué coincidencia!

Alawen dijo...

Que gran verdad... Empieza a volver a verse lo que hace años estaba olvidado: hace unos días, un vecino llamó a mi puerta para ver si podíamos ayudarle, porque no le llega la pensión.
Pero eso es bueno para la economía, dice Solbes. Qué importa que los alimentos estén por las nubes, los ordenadores no han subido... Y dice que es economista...
Me temo que Z si que fuma, pero no precisamente lo que el vulgo llama tabaco occidental, y otros galena...
Un saludo.

Anónimo dijo...

Lo peor es cuando te los encuentras al ir a tirar tu basura...

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