viernes, 4 de abril de 2008

¡¡¡VIVA LA VIDA!!!

La divulgación de que el aborto es una solución rápida y eficaz a una inesperada e incomoda visita que nos va a complicar la libertad y va a revolver nuestra descansada vida, está muy difundida, pero detrás de estas excusas, en la mayoría de los casos, no hay más que un escondido y feroz egoísmo, y lo que es peor, la consecución de esta idea, termina en todos los casos con la muerte de un ser inocente totalmente indefenso.
Se enmascara este crimen con muchos disfraces, libertad de la mujer en sus decisiones, mal menor, remedio benéfico, etc. Así las leyes no solo toleran estas muertes, sino que las facilitan, regulan y promueven.

La otra gran injusticia contra la vida, que está siendo admitida públicamente, es La Eutanasia.
Me gustaría centrar esta exposición estableciendo una escueta comparativa entre dos definiciones. Una es la que hace la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre está práctica, este alto organismo de la O.N.U. determina: "la eutanasia es la acción del médico que provoca deliberadamente la muerte del paciente".
La otra es la del Diccionario de la Real Academia Española, que en su primera acepción dice::“Homicidio”: (Del lat. homicidĭum). 1. m. Muerte causada a una persona por otra.”
A la vista de esta, y de la primera, aún siendo vocablos distintos, recogen la misma idea; así, se puede afirmar sin sutilezas que esta nueva forma de matar delicadamente, es un homicidio.

Se dice sobre la eutanasia, que su práctica será solo en casos extremos y para evitar sufrimientos. Es indudable que existen situaciones muy difíciles. La enfermedad siempre es motivo de padecimiento y este aumenta en la medida de su gravedad; cuanto más, si esta es adjetivada de crónica, incurable o terminal.

Dado lo delicado, el asunto no puede ser tratado de una manera superficial.
Así profesionales de reconocido renombre como Rafael Martínez Die. Notario, Ana Sesé Roca. Periodista, Xavier Sobrevía Vidal. Médico y sacerdote, Manuel Sureda González. Médico oncólogo, Isabel Viladomiu Olivé. Psicóloga y master en Bioética y Derecho como expertos en el tema, exponen en un excelente trabajo en la pagina web “encuentra.com”:
“Los casos extremos son utilizados y presentados como irresolubles, por lo que si hoy aceptamos matar intencionadamente a un paciente como solución para un problema, mañana podremos hallar una centena de problemas para los cuales matar sea la solución. La eutanasia no resuelve los problemas del enfermo, sino que destruye a la persona que tiene los problemas.”

No es de sentido común oponerse, la Iglesia no lo hace, a la mitigación del dolor físico con distintos recursos que la medicina pone en nuestra mano, es un deber ayudar al enfermo a vivir lo mejor posible hasta el último momento. Así también, es de razón que nadie desee prolongar una situación terminal e irreversible indefinidamente por medio de técnicas artificiales
Por tanto, los medios moralmente lícitos para soportar estos momentos, son la llamados medicina paliativa y la sedación terminal, si persiguen efectivamente la atenuación del dolor y no la provocación intencionada de la muerte. Pero lo verdaderamente esencial es el cariño de las personas que rodean al enfermo, y la fe que consuela y hace transcender el advenimiento de la muerte

El primer derecho del ser humano, es el derecho a vivir. Cada vida humana es un don; El respeto a la vida humana no admite discriminaciones.
La utilización de la propia libertad tiene una frontera inabordable y esta es el derecho a la vida de los demás. Y desde luego se convierte en límite absoluto cuando se vincula sobretodo a la vida del inocente o del indefenso.

3 comentarios:

Oscár dijo...

MUY BEUNA ENTRADA aRCE, GRACIAS!

Militos dijo...

Hoy día existen toda clase de tratamientos para mitigar y suavizar el dolor y los efectos más dramáticos de las enfermedades terminales. la mayoría de las personas que piden la eutanasia se encuentran solas o faltas del cariño o cuidados de los suyos. No hay nada más alentador, dentro del inmenso dolor, que estar al lado de la persona querida hasta el final de sus días y verle marchar en paz.

Jesús T.A. dijo...

Arce, entiendo perfectamente tu llamada a la alegría. Yo personalmente, creo que simultáneamente debíamos mostrar beligerancia, santa intransigencia respecto a la militancia criminal y a la indolencia absoluta por parte de todas las fuerzas políticas con predicamento. Van más de un millón de muertos en 22 años y lo único que les importa es la economía...

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