Hace no mucho tiempo, recomendábamos en este blog, -Dublineses-, la que fúe última obra de John Huston; y hago referencia a la misma por la coincidencia, ya que hoy vamos a comentar, la obra de otro John, y también de tema irlandés.
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En este caso se trata de la magistral, “The quiet man”, -el hombre tranquilo-, del siempre fantástico John Ford.
La película es un gran collage de personajes entrañables, con diálogos cargados de humor y unos paisajes maravillosos.
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La historia es la de un ex-boxeador Sean Thornton (John Wayne) que vuelve al pueblo donde nació (Innisfree), después de haber pasado casi toda su vida en Estados Unidos.
Al llegar, conoce a la pelirroja, Mary Kate Danaher (Maureen O’Hara) de la que se enamora y con la que se casa.
El problema viene cuando el hermano de ella (un gran Victor McLaglen) se niega a dar la dote que corresponde a su hermana...y mientras que a Sean no le importa, Mary Kate monta en cólera ante la pasividad de su reciente marido para reclamar lo que es suyo.
Lo que ella no sabe es que Sean oculta un secreto en su pasado que le impide pelear...
La historia discurre entre las discusiones de un matrimonio que a pesar de estar locamente enamorados son incapaces de ser felices por puro orgullo...y todo un pueblo que asiste al espectáculo, no sólo como meros espectadores sino que tratan de ayudarlos a resolver sus problemas.
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Es, sin duda este, un delicioso retrato costumbrista, donde las tradiciones cobran la máxima importancia. En el film se muestran imágenes bucólicas de una Irlanda por la cual parece que se ha detenido el tiempo. Los trenes llegan con retraso, los hombres irlandeses van a la taberna a beber una pinta, al mismo tiempo que cantan a coro hermosas canciones. Además, para pedir la mano de una joven, hay que pedir el consentimiento al padre o al hermano siguiendo unos rituales ancestrales.
Sin embargo, no es una película ñoña, es una película amable...divertida, que nos ofrece el choque entre la visión moderna de un hombre criado en Estados Unidos y las tradiciones de ese pequeño pueblo irlandés.
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Ya han pasado más de 50 años desde que se rodó, viéndola está claro que los tiempos eran otros. Hoy ningún estudio aceptaría rodarla. La filosofía que desprende es demasiado machista, frases como "Aquí tiene una buena vara para pegar a su encantadora señora", hoy serían fulminantemente eliminadas del guión. Pero, a pesar esto la película sigue siendo magnífica y encantadora; y verla es un disfrute. Porque está hecha de una manera que incluso hoy es imposible no sonreír con ella y pensar que con todo, Ininsfree es un lugar maravilloso.
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Que más podemos decir, que la música es la correcta, la justa y necesaria; que es una obra maestra absoluta y que Wayne, Maureen O’Hara y Victor McLaglen están estupendos, (Maureen más guapa que nunca). ¡Ah si!, y que este film, en el año de su producción, 1952, logró dos oscar, incluido el de mejor director, pero eso es lo de menos.
¿Puede alguien hoy día llegar al nivel de Ford en este filme? Simplemente es imposible, porque es una obra de arte que va más allá del tiempo y del espacio. Simplemente, es soberbia.
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En este caso se trata de la magistral, “The quiet man”, -el hombre tranquilo-, del siempre fantástico John Ford.
La película es un gran collage de personajes entrañables, con diálogos cargados de humor y unos paisajes maravillosos.
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La historia es la de un ex-boxeador Sean Thornton (John Wayne) que vuelve al pueblo donde nació (Innisfree), después de haber pasado casi toda su vida en Estados Unidos.
Al llegar, conoce a la pelirroja, Mary Kate Danaher (Maureen O’Hara) de la que se enamora y con la que se casa.
El problema viene cuando el hermano de ella (un gran Victor McLaglen) se niega a dar la dote que corresponde a su hermana...y mientras que a Sean no le importa, Mary Kate monta en cólera ante la pasividad de su reciente marido para reclamar lo que es suyo.
Lo que ella no sabe es que Sean oculta un secreto en su pasado que le impide pelear...
La historia discurre entre las discusiones de un matrimonio que a pesar de estar locamente enamorados son incapaces de ser felices por puro orgullo...y todo un pueblo que asiste al espectáculo, no sólo como meros espectadores sino que tratan de ayudarlos a resolver sus problemas.
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Es, sin duda este, un delicioso retrato costumbrista, donde las tradiciones cobran la máxima importancia. En el film se muestran imágenes bucólicas de una Irlanda por la cual parece que se ha detenido el tiempo. Los trenes llegan con retraso, los hombres irlandeses van a la taberna a beber una pinta, al mismo tiempo que cantan a coro hermosas canciones. Además, para pedir la mano de una joven, hay que pedir el consentimiento al padre o al hermano siguiendo unos rituales ancestrales.
Sin embargo, no es una película ñoña, es una película amable...divertida, que nos ofrece el choque entre la visión moderna de un hombre criado en Estados Unidos y las tradiciones de ese pequeño pueblo irlandés.
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Ya han pasado más de 50 años desde que se rodó, viéndola está claro que los tiempos eran otros. Hoy ningún estudio aceptaría rodarla. La filosofía que desprende es demasiado machista, frases como "Aquí tiene una buena vara para pegar a su encantadora señora", hoy serían fulminantemente eliminadas del guión. Pero, a pesar esto la película sigue siendo magnífica y encantadora; y verla es un disfrute. Porque está hecha de una manera que incluso hoy es imposible no sonreír con ella y pensar que con todo, Ininsfree es un lugar maravilloso.
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Que más podemos decir, que la música es la correcta, la justa y necesaria; que es una obra maestra absoluta y que Wayne, Maureen O’Hara y Victor McLaglen están estupendos, (Maureen más guapa que nunca). ¡Ah si!, y que este film, en el año de su producción, 1952, logró dos oscar, incluido el de mejor director, pero eso es lo de menos.
¿Puede alguien hoy día llegar al nivel de Ford en este filme? Simplemente es imposible, porque es una obra de arte que va más allá del tiempo y del espacio. Simplemente, es soberbia.
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Os dejo con la que, probablemente es una de las escenas más bonitas y románticas de la historia del cine.
Os dejo con la que, probablemente es una de las escenas más bonitas y románticas de la historia del cine.
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2 comentarios:
La película es genial, de las que no te cansas de ver, una y otra vez. Y la escena preciosa. La O'Hara guapísima. Ya me extrañaba que no la hubieras sacado a la luz todavía.
Ya veo que tú también tenías ganas de relajarte un poco de tanto esfuerzo político.
Buenas noches. Besiños
La pelicula, una de mis favoritas no sé las veces que la he visto, es atemporal, divertida, romantica, costumbrista y genial.La escena del obispo protestante vitoreado por el pueblo para que no traslade al pastor es de lo más divertido que he visto.
¿Te gusta "La taberna del Irlandes"? Podías comentarla. Tú y Hilda le veis a las pelis otros aspectos distintos de los mios.
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