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Y dicho esto, aquí tenéis el post del día:
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Ahora que está tan reciente la polémica con respecto a la letra del himno de España, es de justicia, que recordemos al escritor que nos regaló uno de sus mejores poemas para ese fín.
Me estoy refiriendo a Don José María Pemán y Pemartín.
Pemán, como tantos otros grandes intelectuales de la época fue multidisciplinar y polifacético en toda su labor literaria. Cultivó todos los géneros y tocó todos los palos, fue novelista, poeta, dramaturgo, articulista, guionista y ensayista; y también destacó como brillante orador y… como político.
José María Pemán nació en Cádiz, el 8 de mayo de 1897 y falleció en su casa de “El Cerro”, cerca de Jerez de la Frontera, un 19 de Julio, 84 años más tarde. Y aunque hoy le conocemos como el prototipo del acérrimo defensor de la monarquía, en su vida fue e hizo muchas cosas más y probablemente, hoy, ese apego a la institución monárquica, no sería tan estrecho dada su condición de firme católico tradicional y del comportamiento actual que lleva la corona.
La amplia biografía del escritor gaditano nos habla de diversas aventuras políticas en las que defendió sus principios de forma comprometida y leal. Aun así, a Pemán le gustaba decir que él, no era político: “Yo hablo, en nombre de toda la profundidad de la conciencia de España, que queda más allá de todos los partidos, de todos los distritos. Yo hablo en nombre del viento que entra y sale, como por los ojos vacíos de una calavera, por los huecos de los paredones de los conventos derruidos y las iglesias quemadas, y hablo en nombre del silencio tradicional de la madrugada del Viernes Santo de Sevilla; yo hablo en nombre de las escuelas sin cruces, de los cementerios sin capilla, de las verdades profundas de nuestra tradición”. Razón Española. nº 86, 2001.
Sin embargo, sus convicciones y su sentido del deber le empujaron, más de una vez, a encabezar las listas de distintos partidos afines.
Prestó apoyo ideológico al regeneracionismo de la Dictadura de Primo de Rivera, fue presidente en Cádiz de la Unión patriótica, Durante la República perteneció a Acción Española, y fue uno de los fundadores de Renovación Española, del que sería líder Calvo Sotelo. En cada uno de estos empeños Pemán se fue destacando como uno de los mejores oradores de la época en su defensa del anti republicanismo, monárquico y tradicionalista, en el que siempre creyó.
Ya en la Guerra, como no podía ser de otro modo, se comprometió incondicionalmente con el bando nacional como tantos otros autores (Marquina, Benavente, Azorín, Baroja, Rosales, Manuel Machado, Gerardo Diego, Pérez de Ayala, etc.).
Me estoy refiriendo a Don José María Pemán y Pemartín.
Pemán, como tantos otros grandes intelectuales de la época fue multidisciplinar y polifacético en toda su labor literaria. Cultivó todos los géneros y tocó todos los palos, fue novelista, poeta, dramaturgo, articulista, guionista y ensayista; y también destacó como brillante orador y… como político.
José María Pemán nació en Cádiz, el 8 de mayo de 1897 y falleció en su casa de “El Cerro”, cerca de Jerez de la Frontera, un 19 de Julio, 84 años más tarde. Y aunque hoy le conocemos como el prototipo del acérrimo defensor de la monarquía, en su vida fue e hizo muchas cosas más y probablemente, hoy, ese apego a la institución monárquica, no sería tan estrecho dada su condición de firme católico tradicional y del comportamiento actual que lleva la corona.
La amplia biografía del escritor gaditano nos habla de diversas aventuras políticas en las que defendió sus principios de forma comprometida y leal. Aun así, a Pemán le gustaba decir que él, no era político: “Yo hablo, en nombre de toda la profundidad de la conciencia de España, que queda más allá de todos los partidos, de todos los distritos. Yo hablo en nombre del viento que entra y sale, como por los ojos vacíos de una calavera, por los huecos de los paredones de los conventos derruidos y las iglesias quemadas, y hablo en nombre del silencio tradicional de la madrugada del Viernes Santo de Sevilla; yo hablo en nombre de las escuelas sin cruces, de los cementerios sin capilla, de las verdades profundas de nuestra tradición”. Razón Española. nº 86, 2001.
Sin embargo, sus convicciones y su sentido del deber le empujaron, más de una vez, a encabezar las listas de distintos partidos afines.
Prestó apoyo ideológico al regeneracionismo de la Dictadura de Primo de Rivera, fue presidente en Cádiz de la Unión patriótica, Durante la República perteneció a Acción Española, y fue uno de los fundadores de Renovación Española, del que sería líder Calvo Sotelo. En cada uno de estos empeños Pemán se fue destacando como uno de los mejores oradores de la época en su defensa del anti republicanismo, monárquico y tradicionalista, en el que siempre creyó.
Ya en la Guerra, como no podía ser de otro modo, se comprometió incondicionalmente con el bando nacional como tantos otros autores (Marquina, Benavente, Azorín, Baroja, Rosales, Manuel Machado, Gerardo Diego, Pérez de Ayala, etc.).
De 1936 a 1938, fue nombrado presidente de la Comisión de Cultura y Enseñanza de la Junta Técnica del Estado, con categoría de ministro. Su labor fue tremendamente eficaz, y en octubre de 1937 al crearse el Consejo Nacional de FET y de las JONS, encabezó en lugar preferente, la lista de los cincuenta consejeros integrantes.
Una vez acabada la contienda, en 1942, Pemán fue presidente del tribunal de oposiciones a catedráticos de Instituto de Historia de España; de hecho, la enseñanza de la Historia como vía de transmisión de valores fue uno de los pilares de su pensamiento; pero según avanzaban los años, los cargos políticos dejaron lugar a su verdadera vocación, la literatura.
Como ya hemos dicho, en el arte literario, antes de la guerra y después de la misma, cultivo todos los géneros, en un estilo ecléctico -muy suyo- equidistante entre el clasicismo y el modernismo, con una fecundidad y polifacetismo asombrosos.
Como autor teatral ha abordado el drama histórico-religioso en verso ( El divino impaciente , 1933; Cuando las Cortes de Cádiz , 1934; Cisneros , 1934), el drama andaluz ( Noche de levante en calma , 1935) y la comedia costumbrista ( Julieta y Romeo , 1936; El viento sobre la tierra , 1957), además de realizar adaptaciones de obras clásicas ( Antígona , 1945; Hamlet , 1949; Edipo , 1953). Como narrador dio muestras de su ingenio en la novela y el cuento (Historia del fantasma y doña Juanita, 1927; Cuentos sin importancia, 1937; La novela de San Martín, 1955). También publico ensayos. De su última producción merece destacarse El horizonte y la esperanza (1970), y El Séneca (1972) que fue adaptado, con acierto para la televisión y constituyó una serie de gran éxito de audiencia en su época.
Aun así, sus ansias de conocimiento no se pararon ahí y se atrevió incluso con el cine. Tanto como guionista en varias películas, entre las que destacan “La Duquesa de Benamejí” (1949) de Luis Lucia, “La Viudita naviera” (1961) de Luis Marquina y “Teresa de Jesús”. (1961) de Juan de Orduña.), entre muchas otras, como también, sorprendentemente, como actor, como por ejemplo, en Autopsia (1973) de Juan Logar.
Fue sin duda Pemán, en cuanto su polivalencia, un hombre cuasi renacentista, destacó también como articulista de prestigio siendo memorables sus “terceras” de ABC.
En sus últimos años de su vida pública, Presidió el consejo privado del Conde de Barcelona desde 1969 hasta su disolución. En 1981 la Casa Real le concedió la insignia de la Orden del Toisón de Oro. Murió cristianamente en su casa de Cádiz con un crucifijo entre las manos. Sus últimos gestos fueron para pedir que se leyera su poema Al Cristo de la buena muerte, donde expresa:
"Quiero en la vida seguirte
y por tus caminos irte
alabando y bendiciendo
y bendecirte sufriendo y muriendo, bendecirte" .
Y es que, a pesar de su gran valía como autor literario, sin embargo, hay un aspecto del que se ha escrito menos. Me refiero a sus convicciones espirituales y religiosas: a su condición de hombre creyente, consecuente con su fe, de una intensa vida cristiana que culminó con su entrega a Dios en el Opus Dei.
Esa entrega fue un fruto maduro de su existencia, que llegó hasta las últimas consecuencias. En aquel tiempo estaba teniendo lugar en España una polémica entre católicos de cierto relieve, que se bautizaron así mismos como "intransigentes", frente a los "comprensivos". A Pemán no le gustaban ese tipo de polémicas, ni nada que supusiera lejanamente, una división del catolicismo en “capillitas”. Era un hombre de corazón grande, y eso le ayudó a entender con plenitud un rasgo decisivo del espíritu del Opus Dei: la llamada universal a la santidad. Y quizá por esa misma razón "conectó" tan bien humana y espiritualmente, con san Josemaría,
Por eso también hay que conocer al José María Pemán como el caballero cristiano que fué; coherente con su fe en un tiempo de crisis; como el hombre que supo ser fiel siempre al espíritu de fidelidad de aquellos versos que había escrito en su juventud:
“No hay virtud más eminente,
que el hacer sencillamente,
lo que tenemos que hacer.”
Pemán supo hacerlo, supo estar y participar, darse plenamente en todo lo que hizo y eso es hoy un ejemplo para todos nosotros y por eso lo he querido traer hoy aquí.
Porque, aunque la figura de José María Pemán –que ocupa gran parte del siglo pasado- es sobradamente conocida por muchos, me temo que desgraciadamente, para las últimas generaciones Pemán es un gran desconocido y no se le reconoce como el gran humanista español que fue.
* * * * *
2 comentarios:
Querido Arcendo:
Gracias por este homenaje a José María Pemán, yo como gaditana, siento orgullo por que mi tierra haya dado un escritor como él. La pena, que en Cádiz, nada más que se habla de Alberti, que era "comunista" pero multimillonario, y ¿el comunismo no era el reparto de la riqueza?, con respecto a la letra del himno me parece preciosa, nada más que se habla de trabajo y paz, y de unión, hace referencia a que España puede volver a resurgir, si todos trabajamos juntos, no entiendo la manía, pero volvemos a mi post sobre la bandera y el águila, que ha causado un revuelo.
GRACIAS, POR HABLAR DE ESTE PAISANO DEL PUERTO DE SANTA MARÍA, al que los gaditanos progres se empeñan en ocultar.
Un besazo.
Que gran lección la de España sentada sobre las tumbas y con Dios a solas y que gran lección la del gran Pemán para los que ahora quieren rebuscar en ellas. Y que gran lección la tuya con este post.
Besiños
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