.
Hoy os quiero dar a conocer un lugar curioso y singular, sin duda es una de las maravillas escondidas del mundo moderno.
De todos es sabida la famosa frase bíblica: “Vosotros sois la sal de la tierra, vosotros sois la luz del mundo” (Mt 5, 13-14); también es de sobra conocido que el refugio primitivo de las primeras comunidades cristianas perseguidas fueron las cuevas.
Cualquiera que haya tenido la suerte de ir a Roma, sabe que visitar las catacumbas es empaparse, sobre todo, de la fe en la Resurrección, de la victoria sobre la muerte; allí uno sale convencido que de la oscuridad de aquellas cuevas partió la Luz brillante de la fé, que iluminaría el mundo durante más de 20 siglos.
Pero hoy no os quiero hablar de aquella Roma hecha de escondites y persecuciones, de mártires, de devoción y de memoria; el motivo de mi comentario está más próximo en el tiempo y más lejano en lo geográfico. Sin embargo, aúna las dos ideas que he apuntado al inicio, la sal y las cuevas.
.
La ubicación se encuentra en Colombia, en la Ciudad de Zipaquirá, población del Departamento de Cundinamarca, a 49 kilómetros al norte Bogotá y a una altitud de 2.652 m sobre el nivel del mar.
Zipaquirá es una de las ciudades más antiguas de Colombia, sus orígenes anteceden, incluso a la época de la Conquista, Estas tierras pertenecían al antiguo pueblo Muisca.
Hoy, Zipaquira, es celebre por ser uno de los más importantes yacimientos de sal. Precisamente casi toda su actividad está estrechamente ligada con la producción, el procesamiento y el refinamiento de la sal.
Bien, pues una vez situados industrial, histórica y geográficamente, os diré ahora, porque es también famoso este recóndito lugar del mundo.
.
Fue allá por 1932, cuando a Luis Arango se le ocurrió la brillante y ambiciosa ídea de construir nada menos que una Catedral en el interior de las minas de sal. Justo en las antiguas galerías cavadas por los muiscas muchos siglos antes. Al parecer, el proyecto se gestó, al observar Arango, la devoción que los obreros mostraban antes de iniciar su trabajo. Estos mineros adornaban los socavones naturales con imágenes religiosas de sus santos a los que pedían bendición y protección. Así nació este hermosa historia en honor a la Virgen del Rosario.
Se inauguró en 1954 y fue declarada monumento histórico. Pero en 1992 fue clausurada al público para construir una nueva Catedral de sal, en lo profundo de la mina, unos 60 metros por debajo de la anterior. Más grande y estable, pero sobretodo, mejor planeada y más segura. Dando simultáneamente resguardo del turismo a la más antigua.
En la inmensa obra se extrajeron 250 mil toneladas de sal roca, y en ella trabajaron un total de 247 personas, entre los que se encontraban más de 100 artistas talladores que darían forma a las distintas obras dentro de la estructura. En la actualidad, la nueva Catedral está compuesta por 3 naves temáticas y un auditorio principal.
Hoy, la catedral de Sal de Zipaquirá está considerada como uno de los logros arquitectónicos y artísticos más notables de la arquitectura, pero su importancia, radica en su valor como patrimonio religioso colombino. Sin duda, es uno de los santuarios católicos más célebres del país.
De todos es sabida la famosa frase bíblica: “Vosotros sois la sal de la tierra, vosotros sois la luz del mundo” (Mt 5, 13-14); también es de sobra conocido que el refugio primitivo de las primeras comunidades cristianas perseguidas fueron las cuevas.
Cualquiera que haya tenido la suerte de ir a Roma, sabe que visitar las catacumbas es empaparse, sobre todo, de la fe en la Resurrección, de la victoria sobre la muerte; allí uno sale convencido que de la oscuridad de aquellas cuevas partió la Luz brillante de la fé, que iluminaría el mundo durante más de 20 siglos.
Pero hoy no os quiero hablar de aquella Roma hecha de escondites y persecuciones, de mártires, de devoción y de memoria; el motivo de mi comentario está más próximo en el tiempo y más lejano en lo geográfico. Sin embargo, aúna las dos ideas que he apuntado al inicio, la sal y las cuevas.
.
La ubicación se encuentra en Colombia, en la Ciudad de Zipaquirá, población del Departamento de Cundinamarca, a 49 kilómetros al norte Bogotá y a una altitud de 2.652 m sobre el nivel del mar.
Zipaquirá es una de las ciudades más antiguas de Colombia, sus orígenes anteceden, incluso a la época de la Conquista, Estas tierras pertenecían al antiguo pueblo Muisca.
Hoy, Zipaquira, es celebre por ser uno de los más importantes yacimientos de sal. Precisamente casi toda su actividad está estrechamente ligada con la producción, el procesamiento y el refinamiento de la sal.
Bien, pues una vez situados industrial, histórica y geográficamente, os diré ahora, porque es también famoso este recóndito lugar del mundo.
.
Fue allá por 1932, cuando a Luis Arango se le ocurrió la brillante y ambiciosa ídea de construir nada menos que una Catedral en el interior de las minas de sal. Justo en las antiguas galerías cavadas por los muiscas muchos siglos antes. Al parecer, el proyecto se gestó, al observar Arango, la devoción que los obreros mostraban antes de iniciar su trabajo. Estos mineros adornaban los socavones naturales con imágenes religiosas de sus santos a los que pedían bendición y protección. Así nació este hermosa historia en honor a la Virgen del Rosario.
Se inauguró en 1954 y fue declarada monumento histórico. Pero en 1992 fue clausurada al público para construir una nueva Catedral de sal, en lo profundo de la mina, unos 60 metros por debajo de la anterior. Más grande y estable, pero sobretodo, mejor planeada y más segura. Dando simultáneamente resguardo del turismo a la más antigua.
En la inmensa obra se extrajeron 250 mil toneladas de sal roca, y en ella trabajaron un total de 247 personas, entre los que se encontraban más de 100 artistas talladores que darían forma a las distintas obras dentro de la estructura. En la actualidad, la nueva Catedral está compuesta por 3 naves temáticas y un auditorio principal.
Hoy, la catedral de Sal de Zipaquirá está considerada como uno de los logros arquitectónicos y artísticos más notables de la arquitectura, pero su importancia, radica en su valor como patrimonio religioso colombino. Sin duda, es uno de los santuarios católicos más célebres del país.
Como valor cultural también, es indudable, miles de turistas y peregrinos visitan a diario este lugar de arte, recogimiento y oración.
Se puede decir que este monumento, esta Iglesia subterránea que se construyó en base a la fé de unos humildes trabajadores, es ahora una obra de interés mundial, que nos llama a todos los cristianos a ser de nuevo la sal de la tierra, precisamente desde el corazón de la tierra misma, desde sus mismas entrañas; como en aquellas antiguas catacumbas.
.
***
* * * * *
3 comentarios:
Es un lugar maravilloso por lo que dices y lo que se puede ver. Seguro que somos muchos los que no tenemos ni idea de su existencia. Que estupendo que nos lo hayas enseñado. La Virgen es preciosa, me quedo con esa imagen toda la noche. Me encanta. ¡quién pudiera ir!. ¿Tú lo conoces?
Pregunta de inculta que, a estas horas de la noche, no tiene ganas de buscar en el mapa: Colombia ¿está más lejos que Filipinas?
Ya tengo una ilusión por realizar en los próximos diez años.
Un beso agradecido por enseñarnos esto.
Querido Arcendo:
Tienes una noticia en exclusiva en mi blog, espero que sea de tu interés.
Un abrazo.
Arcendo: Sigo ilusionada con visitar esta catedral de sal.
Creo que ha desaparecido el rectángulo blanco de mi blog. ¿Has venido esta noche como te pedí y me lo has quitado? ¡qué pena no haberme enterado!. Yo no hice nada. Si has sido tú te lo agradezco, era una tontería pero me incordiaba.
Un beso
Publicar un comentario