Una de las cosas que mejor se hicieron en la transición política fue una ley de amnistía, llena de generosidad por las partes contendientes para empezar un nuevo período de paz. Hoy, alguien, por intereses políticos o ambiciones personales, ha decidido que aquel punto de partida, ya no es válido, dando un retroceso a la historia, que nos predispone, de nuevo, al enfrentamiento y a revivir otra vez lo peor de nuestro pasado.
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Como contestación y por justicia, ante la injusticia promovida por algunos, que debieran amparar el concepto de este valor, me atrevo hoy, a comenzar una sección, que a pesar de ser políticamente incorrecta, la considero muy necesaria, para conocer la verdad de nuestra historia más reciente.
La Justicia no es el dar o repartir cosas a capricho, sino el saber aplicar el derecho de forma equitativa; porque la Justicia es ante todo ética, equidad y honradez. Es la voluntad constante de dar a cada uno lo suyo, sin complejos, ni sectarismos. Es una ciencia que se basa en la verdad y la busca, y esa es mi única pretensión con estos comentarios, dar a conocer mi verdad, que es tan verdad como la de otros; y además porque me resisto a que me la trastoquen.
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Así, por Justicia, he de reconocer también, que en nuestra Guerra civil hubo gentes de muy distintas intenciones en los dos bandos; hubo héroes y villanos en las dos partes, y hubo historias horribles y ejemplares a ambos lados. Por eso no era justo, el silenciamiento y persecución de la post guerra a los vencidos, pero tampoco ahora es plausible, ni honrado, ni bueno el acoso y derribo de todo y todos, los que formaron parte del bando vencedor.
Y esto es así porque, hoy la tónica, casi general, es la exaltación de todos aquellos que combatieron por la República, ensalzando sus hazañas, a veces hasta la mentira; por eso yo elijo tirar por el camino contrario, para también poner de manifiesto, a personas y hechos notables y reales, de aquellos que lucharon y dieron su vida por las ideas del bando Nacional, que los hubo y muy señaladas.
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Y hoy me quiero fijar en el hecho sobresaliente de lo ocurrido en el Alcázar de Toledo.
El Alcázar de Toledo es una fortificación sobre rocas, ubicada en la parte más alta de esta hermosa ciudad castellana. Data del siglo III, y fue utilizado por varios Reyes a lo largo de la Historia. De hecho, el emperador Carlos I, lo utilizó en múltiples ocasiones como residencia Oficial.
Durante la Guerra Civil, el Alcázar toledano, fue testigo callado de una de las hazañas militares y humanas más ejemplares de la contienda. La historia es la siguiente:
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El domingo 19 de Julio, empezó todo. Nada más tener lugar el Alzamiento, el Gobierno del Frente Popular, lo primero que hizo fué repartir armas a los sindicatos y a los partidos de izquierdas. Rápidamente, el Coronel Moscardó, como Comandante Militar en Plaza, recibió la orden de entregar todas las municiones almacenadas en la Fábrica de Armas, y este se negó rotundamente, tanto al envío de municiones como al reparto de armas a los milicianos.
Días después el 21 de Julio, A las siete de la mañana, se declaró el estado de guerra en Toledo y su provincia. Posteriormente, a las 9:30, se presentó un avión enemigo, lanzando proclamas e invitando a la rendición, empezando el tiroteo por parte de los milicianos desde todos los puntos de la ciudad.
A las 15:30 apareció otro avión que arrojó las primeras doce bombas sobre el Alcázar y sus Dependencias, causando desperfectos. Y ya a las 18 horas se presentó una escuadrilla de tres aviones que bombardeó el mismo objetivo, causando bajas en la fuerza que guarnecía el Alcázar. Eso fue el inicio de lo que sería el asedio más importante de toda la guerra española.
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Entretanto, Franco estaba ocupado con la necesidad de tomar una decisión trascendental en cuanto a la ruta que debía seguir el Ejército de África, tras haber conquistado la parte occidental de Andalucía y Extremadura.
Concretamente, el 21 de septiembre de 1936, sus columnas habían llegado hasta Maqueda, un importante cruce, donde la carretera del sur se dividía para ir hacia el norte, a Madrid o al este, a Toledo. Se decidió, entonces por estrategia y sabiduría militar, partir hacía Madrid, ordenando a Moscardó resistir. ¡Y vaya si lo hizo!.
Durante 70 días de asedio, la fortaleza del Alcázar recibió un alud de fuego y metralla nunca visto: más de 15.000 proyectiles de artillería, 500 bombas de avión y dos minas, cargadas con 2.500 kg. de trilita cada una, que al hacer explosión, se oyó a 70 km. de Toledo. En el interior de aquella fortaleza, cada vez más mermada 1.250 hombres, 500 mujeres y 50 niños, hacían frente a estos envites con el cuerpo y con el alma.
Aquel queso, lleno de agujeros, era duro de roer, de hecho, el Frente Popular había anunciado repetidas veces la toma del Alcázar, pero la falsa noticia era desmentida por los hechos de aquellos valientes.
Los milicianos republicanos, recurrieron a todo. Decididos a terminar de una vez, con aquel ridículo, se proyectó la explosión de las minas, para el 18 de septiembre de 1936, esperando que el resto de la fortaleza se derrumbara. Al acto estaban invitados el mismísimo Presidente del Gobierno republicano, Francisco Largo Caballero, Dolores Ibárruri “La Pasionaria” y diversos medios de comunicación. El plan era que una vez hubiesen estallado las minas, los milicianos rojos asaltaran asalto al interior del edificio. El asalto fue, de nuevo repelido por los defensores del Alcázar, arrancando incluso una bandera que los frentepopulistas habían colocado en lo alto de las ruinas.
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Las propuestas de rendición fueron muchas y siempre rechazadas. Es famoso también el episodio del chantaje propuesto para salvar la vida de Luis, el hijo del Coronel Moscardó, que se hallaba en poder de los atacantes, a cambio de entregarse él y todos los que le seguían… ni así, consiguieron doblegar a este Coronel heroico.
Por fín, el 28 de septiembre, llegaron los refuerzos y el Alcázar fue liberado por las tropas del general Varela. Al pisar los libertadores aquellas ruinas, el bravo defensor de la fortaleza, dijo escuetamente: “Sin novedad en el Alcázar, mi General”.
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Como contestación y por justicia, ante la injusticia promovida por algunos, que debieran amparar el concepto de este valor, me atrevo hoy, a comenzar una sección, que a pesar de ser políticamente incorrecta, la considero muy necesaria, para conocer la verdad de nuestra historia más reciente.
La Justicia no es el dar o repartir cosas a capricho, sino el saber aplicar el derecho de forma equitativa; porque la Justicia es ante todo ética, equidad y honradez. Es la voluntad constante de dar a cada uno lo suyo, sin complejos, ni sectarismos. Es una ciencia que se basa en la verdad y la busca, y esa es mi única pretensión con estos comentarios, dar a conocer mi verdad, que es tan verdad como la de otros; y además porque me resisto a que me la trastoquen.
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Así, por Justicia, he de reconocer también, que en nuestra Guerra civil hubo gentes de muy distintas intenciones en los dos bandos; hubo héroes y villanos en las dos partes, y hubo historias horribles y ejemplares a ambos lados. Por eso no era justo, el silenciamiento y persecución de la post guerra a los vencidos, pero tampoco ahora es plausible, ni honrado, ni bueno el acoso y derribo de todo y todos, los que formaron parte del bando vencedor.
Y esto es así porque, hoy la tónica, casi general, es la exaltación de todos aquellos que combatieron por la República, ensalzando sus hazañas, a veces hasta la mentira; por eso yo elijo tirar por el camino contrario, para también poner de manifiesto, a personas y hechos notables y reales, de aquellos que lucharon y dieron su vida por las ideas del bando Nacional, que los hubo y muy señaladas.
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Y hoy me quiero fijar en el hecho sobresaliente de lo ocurrido en el Alcázar de Toledo.
El Alcázar de Toledo es una fortificación sobre rocas, ubicada en la parte más alta de esta hermosa ciudad castellana. Data del siglo III, y fue utilizado por varios Reyes a lo largo de la Historia. De hecho, el emperador Carlos I, lo utilizó en múltiples ocasiones como residencia Oficial.
Durante la Guerra Civil, el Alcázar toledano, fue testigo callado de una de las hazañas militares y humanas más ejemplares de la contienda. La historia es la siguiente:
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El domingo 19 de Julio, empezó todo. Nada más tener lugar el Alzamiento, el Gobierno del Frente Popular, lo primero que hizo fué repartir armas a los sindicatos y a los partidos de izquierdas. Rápidamente, el Coronel Moscardó, como Comandante Militar en Plaza, recibió la orden de entregar todas las municiones almacenadas en la Fábrica de Armas, y este se negó rotundamente, tanto al envío de municiones como al reparto de armas a los milicianos.
Días después el 21 de Julio, A las siete de la mañana, se declaró el estado de guerra en Toledo y su provincia. Posteriormente, a las 9:30, se presentó un avión enemigo, lanzando proclamas e invitando a la rendición, empezando el tiroteo por parte de los milicianos desde todos los puntos de la ciudad.
A las 15:30 apareció otro avión que arrojó las primeras doce bombas sobre el Alcázar y sus Dependencias, causando desperfectos. Y ya a las 18 horas se presentó una escuadrilla de tres aviones que bombardeó el mismo objetivo, causando bajas en la fuerza que guarnecía el Alcázar. Eso fue el inicio de lo que sería el asedio más importante de toda la guerra española.
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Entretanto, Franco estaba ocupado con la necesidad de tomar una decisión trascendental en cuanto a la ruta que debía seguir el Ejército de África, tras haber conquistado la parte occidental de Andalucía y Extremadura.
Concretamente, el 21 de septiembre de 1936, sus columnas habían llegado hasta Maqueda, un importante cruce, donde la carretera del sur se dividía para ir hacia el norte, a Madrid o al este, a Toledo. Se decidió, entonces por estrategia y sabiduría militar, partir hacía Madrid, ordenando a Moscardó resistir. ¡Y vaya si lo hizo!.
Durante 70 días de asedio, la fortaleza del Alcázar recibió un alud de fuego y metralla nunca visto: más de 15.000 proyectiles de artillería, 500 bombas de avión y dos minas, cargadas con 2.500 kg. de trilita cada una, que al hacer explosión, se oyó a 70 km. de Toledo. En el interior de aquella fortaleza, cada vez más mermada 1.250 hombres, 500 mujeres y 50 niños, hacían frente a estos envites con el cuerpo y con el alma.
Aquel queso, lleno de agujeros, era duro de roer, de hecho, el Frente Popular había anunciado repetidas veces la toma del Alcázar, pero la falsa noticia era desmentida por los hechos de aquellos valientes.
Los milicianos republicanos, recurrieron a todo. Decididos a terminar de una vez, con aquel ridículo, se proyectó la explosión de las minas, para el 18 de septiembre de 1936, esperando que el resto de la fortaleza se derrumbara. Al acto estaban invitados el mismísimo Presidente del Gobierno republicano, Francisco Largo Caballero, Dolores Ibárruri “La Pasionaria” y diversos medios de comunicación. El plan era que una vez hubiesen estallado las minas, los milicianos rojos asaltaran asalto al interior del edificio. El asalto fue, de nuevo repelido por los defensores del Alcázar, arrancando incluso una bandera que los frentepopulistas habían colocado en lo alto de las ruinas.
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Las propuestas de rendición fueron muchas y siempre rechazadas. Es famoso también el episodio del chantaje propuesto para salvar la vida de Luis, el hijo del Coronel Moscardó, que se hallaba en poder de los atacantes, a cambio de entregarse él y todos los que le seguían… ni así, consiguieron doblegar a este Coronel heroico.
Por fín, el 28 de septiembre, llegaron los refuerzos y el Alcázar fue liberado por las tropas del general Varela. Al pisar los libertadores aquellas ruinas, el bravo defensor de la fortaleza, dijo escuetamente: “Sin novedad en el Alcázar, mi General”.
Al día siguiente llegó Franco, y al saludar a Moscardó, este le dijo: “Mi general, le entrego el Alcázar destruido, pero el honor queda intacto”.
En estas palabras se encierra una de las más grandes epopeyas de nuestra guerra civil.
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En Alcázar es el gran símbolo de la guerra española.. Y fue Simbólico en dos aspectos, primero porque fue una cuestión moral y de fé resistir esa plaza para los nacionales para su victoria final, y también hubiera sido símbolo de prestigio haberla tomado para los republicanos. Todos se jugaron mucho en Toledo.
Por aquella fortaleza inexpugnable lucharon buenos españoles de un bando y de otro, con mejor o peor suerte, y con mejor o peor estrategia militar. Al cabo de tanto tiempo, se puede perdonar a unos y a otros, pero siempre reconociendo sus defectos y sus muchas virtudes; y nunca olvidar estos hechos que nos marcaron y nos engrandecieron a todos.
Hoy, a mi, me parece increíble como algunos grandes hechos de la historia como este, sean tratados con desprecio y como irrelevantes cuando en verdad marcaron un hito en el desarrollo de la guerra, y en la que lucharon tantos valientes de uno y otro lado. No se les debe quitar importancia ni restar valor a nadie. Ni demonizar a ninguno de los que combatieron allí, por sus ideales y honestamente.
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Hoy, he querido traer este trozo de nuestra Historia a mi blog, por justicia, pero mi intención, es rehuir de los maniqueísmos enarbolados estos últimos días por un mal juez y recordar a los míos, que son todos.
El otro día, ví una entrevista en Intereconomía televisión que le hicieron al político socialista Joaquín Leguina. Me gustó mucho, juicioso, respetuoso, ecuánime y justo como a muy pocos socialistas les he visto últimamente. Y una de las cosas que más me entusiasmó y que la rubrico es su postura ante este desmán de la vuelta a lo pasado por su peor lado. Vino a decir, más o menos, lo mismo, tanto unos como otros, son españoles, son mios, son mis muertos, y todos merecen recuerdo y descanso.
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¿No es hora ya de enterrar aquel mito inútil y peligroso de las dos Españas, y dejar de helarnos el corazón los unos a los otros?... Por favor, ¡un poquito de cordura, un mucho de responsabilidad, un todo de humanidad!.
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Para saber más.
http://www.elalcazar.org/
Y también un gran testimonio:
En estas palabras se encierra una de las más grandes epopeyas de nuestra guerra civil.
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En Alcázar es el gran símbolo de la guerra española.. Y fue Simbólico en dos aspectos, primero porque fue una cuestión moral y de fé resistir esa plaza para los nacionales para su victoria final, y también hubiera sido símbolo de prestigio haberla tomado para los republicanos. Todos se jugaron mucho en Toledo.
Por aquella fortaleza inexpugnable lucharon buenos españoles de un bando y de otro, con mejor o peor suerte, y con mejor o peor estrategia militar. Al cabo de tanto tiempo, se puede perdonar a unos y a otros, pero siempre reconociendo sus defectos y sus muchas virtudes; y nunca olvidar estos hechos que nos marcaron y nos engrandecieron a todos.
Hoy, a mi, me parece increíble como algunos grandes hechos de la historia como este, sean tratados con desprecio y como irrelevantes cuando en verdad marcaron un hito en el desarrollo de la guerra, y en la que lucharon tantos valientes de uno y otro lado. No se les debe quitar importancia ni restar valor a nadie. Ni demonizar a ninguno de los que combatieron allí, por sus ideales y honestamente.
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Hoy, he querido traer este trozo de nuestra Historia a mi blog, por justicia, pero mi intención, es rehuir de los maniqueísmos enarbolados estos últimos días por un mal juez y recordar a los míos, que son todos.
El otro día, ví una entrevista en Intereconomía televisión que le hicieron al político socialista Joaquín Leguina. Me gustó mucho, juicioso, respetuoso, ecuánime y justo como a muy pocos socialistas les he visto últimamente. Y una de las cosas que más me entusiasmó y que la rubrico es su postura ante este desmán de la vuelta a lo pasado por su peor lado. Vino a decir, más o menos, lo mismo, tanto unos como otros, son españoles, son mios, son mis muertos, y todos merecen recuerdo y descanso.
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¿No es hora ya de enterrar aquel mito inútil y peligroso de las dos Españas, y dejar de helarnos el corazón los unos a los otros?... Por favor, ¡un poquito de cordura, un mucho de responsabilidad, un todo de humanidad!.
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Para saber más.
http://www.elalcazar.org/
Y también un gran testimonio:
"Robado" a MILITOS
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1 comentario:
Ya tenías in mente el post de hoy. No sé, me ha dejado ganas de llorar. Me has hecho revivir algo que ´sólo viví en la memoria de mi padre. Y también pienso en algunas personas que fueron niños dentro del Alcazar y que aún viven, en lo mucho que estarán sufriendo al ver los despropósitos nacionales de hoy día. para ellos debe ser historia reciente.
También decían que la guerra se retrasó más por la liberación del Alcazar, lo que me parece era imprescindible. Madrid, donde tanto se sufrió durante tres años, hubiera sido tomado antes por Franco que ya estaba a las puertas de nuestra ciudad.
Bueno ya sé que este no es el objeto de tu post y te alabo aunque como están las cosas me escuece un poco la equiparación que haces de los dos bandos.
Pero está muy bien y bien documentado.
Otra cosa sabes que ¿Carlos Muñoz, el que habla por teléfono era pariente mío? que trabajó también en Los últimos de Filipinas..
Murió hace dos o tres años, tengo el recorte del periódico.
Puedo darte el 10, y me gusta este tipo de recuperaciones.
Lo que no pega aquí es el comentario que te dije iba a hacerte hoy.
Un beso con mi cariño
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