jueves, 23 de octubre de 2008

UN EXPERIMENTO PARA LA REFLEXIÓN.

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De vez en cuando me gusta ponerles a mis chavales buen cine. Es una labor que me tomo muy en serio. Para mí, el cine (según que cine) es arte y cultura, y como tal se puede decir, sin temor a ser tachado de pedante y cursi, que amo al cine, profundamente.
Por eso, me tomo este cometido didáctico, casi como un deber, como una obligación que tengo de transmitir y compartir todo lo bueno que el cine, como la literatura, la pintura o la música, me han dado.
Antes de esas esporádicas sesiones familiares de cine, ni que decir tiene que busco y rebusco en mi videoteca entre aquellas películas que, además de tener algún valor, ya sea moral o artístico, sé que les van a entretener, aquellas que les van a dejar con las ganas de ver más cine. Creo que poco a poco, lo voy consiguiendo, que están empezando a querer y apreciar las buenas historias, con buenos sentimientos y bien contadas, es decir se están empezando a enamorar del buen cine.
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Por estas veladas familiares ya han pasado muchos de los más grandes, Robin Hood, Que bello es vivir, El mago de Oz, Siete novias para siete hermanos, Cyrano, Vive como quieras, Raíces profundas, Bailando bajo la lluvia, Con faldas y a lo loco…casi todas las de Chaplín o Buster Keaton y por supuesto mucho Disney.
En la última de estas quedadas de cine, le tocó el turno, nada menos que a los Hermanos Marx, y a su impresionante “Una noche en la Opera”, ¡Les encantó!, y quieren más… ¡lo sabía! Por muchos años que pasen yo me sigo riendo a mandíbula batiente y ya veis, a los nuevos espectadores….les fascina. ¡Son únicos, geniales, épicos!
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Bueno…pues, a pesar de tan larga y necesaria introducción, os diré, a pesar de las apariencias que…este post, no va de cine; pero si fue el motivo de mi reflexión posterior.
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¿Os acordáis del argumento de “Una noche en la Opera?,
La historia es bastante simple, Ricardo Baroni es un cantante de ópera de gran talento, pero como no es conocido está relegado al coro de la Ópera de Milán. Él está enamorado de Rosa cantante de la misma compañía, y con prometedor futuro. Rosa le corresponde, para desagrado de Rodolfo Lasparri, el engreído y antipático tenor estrella.
Entremedias aparece el extravagante sentido para los negocios de Groucho, Otis B. Driftwood, que hace embarcar hacia Nueva York a las grandes estrellas de la Ópera de Milán, con Harpo, Chico y Baroni…como polizones. ¿Os acordaís del camarote?.
Al llegar a Nueva York, convierten la noche del estreno de la opera en una maravillosa locura que el mundo nunca podrá olvidar.
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Bien pues entre risa y risa, por los diálogos del bigotudo o las locuras del mudito, a mi hijo pequeño se le ocurrió una pregunta de esas que solo se les ocurren a los niños.
“Papá…¿por qué el jefe de la Opera le ha dicho al cantante, que es muy bueno, que lo hace muy bien, pero que no le lleva a Nueva York, porque no es famoso?....”
El niño, él solito se dio la respuesta: “Claro, al no ser famoso, no les hace ganar dinero, ¡esperaran a que lo sea!”.
Es un poco triste, pero curiosa, la auto contestación de mi chaval. Pero…es producto de lo que el mundo les hace pensar; las pobres criaturas, no se dan cuenta de que esto es la pescadilla que se muerde la cola.
Luego, pacientemente, hay que desintoxicarles y decirles que esto es así ahora, pero no debiera serlo. Que lo justo sería, que si vales, te lo valoren. Que aprecien tu trabajo bien hecho, desde el principio, sin esperar lo que luego puedes aportar a terceros económicamente. ¡Que se distinga el arte por el arte, no por los réditos que pueda dar!.
Pero esto es… muy difícil. El mundo está así ahora y es labor de almogávares poderlo cambiar.
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Os voy a poner un ejemplo actual muy gráfico. El vídeo que os voy a poner a continuación de estas líneas, muestra al joven violinista Joshua Bell, en un curioso experimento en el metro de Washington.
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Antes de nada deciros, para el que no lo sepa que Bell, es un consagrado violinista, un virtuoso que ha tocado en los mejores sitios.
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El experimento en cuestión, consistía en que Bell, a modo de músico callejero, se puso a tocar en los vestíbulos del metro, para ver la reacción de la gente, nada menos que durante 43 minutos y con la inestimable ayuda de su violín Stradivarius, valorado en un fortunón de dólares.
El resultado fue… sorprendentemente patético. la gente ni se paraba a escuchar, tan solo recaudó por lástima apenas unos pocos centavos.
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¿Qué nos pasa?, ¿Estamos locos o que?. Este hombre en el metro…y gratis, no recauda ni para comer, a la vuelta de la esquina en un teatro o un auditorio, la gente paga dinerales por verle…
La gente no valoramos el arte, y con esa cerrazón de cabeza que tenemos se asume que al ser gratis es malo. Sinceramente, creo que ese es un problema al que tenemos que enfrentarnos seriamente. ¿Es bueno Ramoncín porque sus discos cuestan dinero?....
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EXPERIMENTO DE BELL

Ahora en su salsa:

Avemaría de Shubert por Joshua Bell

Y por último un maravilloso Nocturno de Chopin, dedicado a mi amiga la Reina de la Noche

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8 comentarios:

maria jesus dijo...

Arcendo, reconoce que la acustica del metro no es la mas idonea para apreciar una obra de arte, que todo forma parte del placer de escuchar buena música desde el entorno hasta el vestuario y sobre todo la mentalización con la que se asiste a un concierto, a un museo etc.
Por lo demas, estoy de acuerdo contigo en cuanto a la valoración de la gente por sus méritos.
Una curiosidad ¿porque tiene tanto enchufe la reina de la noche?

ARCENDO dijo...

Maria Jesus, gracias siempre por tu visita y por tu aportación.
En cuanto a tu pregunta...seria largo de explicar, pero digamos que es amistad y experiencias coincidentes y que la quiero, porque se lo merece.
Enchufe?..no, simplemente amistad de la buena.
Pero eso no quita para que otro dia te haga también a tí una dedicatoria. Besos.

Militos dijo...

Que perspicacia la de tu hijo. Tampoco te pases no sea que te salgan tan desinteresados como los míos.
Los hermanos Marx son insuperables y la Noche en la Opera, lo mejorcito. Yo también he observado que hoy día siguen gustando a los niños.¡Que gusto tener un padre que sepa tanto como tú y se lo enseñe!
A Bell si le conocía pero no sabía lo del metro.¡Ni caso!, seguro que tú te hubieses dado cuenta,
¿Dios mío que emoción y que ternura consigue del violín!.
El Nocturno...¡¡¡...!!!
Ya me voy más calmada a mi reino.

¿Por qué no les exigirán a los green beret que sepán además tocar el violín?
Un beso...

Militos dijo...

Dile a mi Chica del PREU, que también me haces sufrir de lo lindo. Supongo que los amigos están para lo bueno y para lo menos bueno.Aunque a veces un Nocturno compensa de los malos ratos.
Un beso

Militos dijo...

Ni jejeje ni jajaja. ¿No te has fijado que Harto me da la razón a mí? Y Aguijón neutral. Voy a buscar refuerzos femeninos.
Un beso

Caballero ZP dijo...

Cuánta razón tienes Arcendo, vivimos una época en la que no se valora el trabajo, el esfuerzo. Vemos como medran los miserables, los mediocres por la “fama” que producen los desechos de programas televisivos. El experimento es un estudio sobre el que no cabe discusión, “somos idiotas”.
Yo también les enseño cine antiguo a los niños, una película que les encanta y que en un principio se negaban a ver, al ser en blanco y negro, es “La gran familia” y “La familia y uno más”, aunque parezca mentira en España se han hecho algunas películas buenas.
Saludos

CRIS dijo...

Ara Malikian, un violinista también excepcional hizo lo mismo con idéntico resultado.

Les faltó el detalle de ponerse en tanga...así sí hubieran recaudado.

Es un problema de escala de valores y superficialidad, a mi modo de ver.

Deterioro ético, moral, cultural...., la catequesis de la tele...

En fin...una pena.

Saludos

Terly (Juan José Romero Montesino-Espartero) dijo...

Es lo de siempre, si haces un buen regalo y no lo envuelves en un bonito papel y le pones un lacito, pierde bastante de su valor.
Este experimento lo conocía y es triste, muy triste porque al igual que le ha sucedido a Bell le sucede a otros muchos artistas del mundo de la música, la literatura, la pintura, etc. si no son envueltos en ese bonito papel con lazo incluido pasan inapercibidos y posiblemente no lleguen a conocerlo nadie.
El nocturno de Chopin, aunque pueda sonar a cursi, cosa que me da igual, me ha hecho saltar las lágrimas.
Un abrazo y muchas gracias.

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