Está claro que por mucha educación para la ciudadanía que nos quieran imponer, en esta sociedad, salvo casos muy honrosos, la educación brilla por su ausencia.
Se han perdido las formas, los buenos modales, que no hace mucho eran señas de identidad en España. Por ejemplo, un gesto tan sencillo como ceder un asiento, no es una cuestión de moda sino un gesto de cortesía hacia otra persona. Supone, sin duda, un gesto de generosidad; no cuesta nada y hace que la convivencia sea más grata, cordial y agradable. Desde luego, no se puede obligar a nadie a tener este tipo de gestos, pero la educación debería enseñar a tenerlos de forma espontánea.
Pero esto, desgraciadamente ya no es así, si ya cuesta de por sí, regalar una sonrisa, cuanto más caro es, dispensar al prójimo del respeto debido. ¡Con lo poco que cuesta mantener unas normas de convivencia básicas, para hacer de este mundo un lugar más habitable!.
Los malos modos, las malas contestaciones, el desprecio e incluso la mofa son la moneda de cambio en nuestras relaciones interpersonales.
Os contaré una vivencia mía, que me ocurre con cierta frecuencia:
Se han perdido las formas, los buenos modales, que no hace mucho eran señas de identidad en España. Por ejemplo, un gesto tan sencillo como ceder un asiento, no es una cuestión de moda sino un gesto de cortesía hacia otra persona. Supone, sin duda, un gesto de generosidad; no cuesta nada y hace que la convivencia sea más grata, cordial y agradable. Desde luego, no se puede obligar a nadie a tener este tipo de gestos, pero la educación debería enseñar a tenerlos de forma espontánea.
Pero esto, desgraciadamente ya no es así, si ya cuesta de por sí, regalar una sonrisa, cuanto más caro es, dispensar al prójimo del respeto debido. ¡Con lo poco que cuesta mantener unas normas de convivencia básicas, para hacer de este mundo un lugar más habitable!.
Los malos modos, las malas contestaciones, el desprecio e incluso la mofa son la moneda de cambio en nuestras relaciones interpersonales.
Os contaré una vivencia mía, que me ocurre con cierta frecuencia:
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Os sitúo: Madrid, 7 de la mañana, intercambiador de transportes de Moncloa.
Allí, cientos de personas se agolpan, cada día, en las distintas colas para acceder a sus centros de trabajo. Casi siempre son las mismas caras, a veces, con gesto de frío y casi siempre, con cara de sueño. Ciudadanos comunes, con las mismas sensaciones y con idénticas preocupaciones. Allí van llegando, y situándose religiosamente en el puesto que les ha tocado. Sin embargo, nunca falta el desaprensivo o la cara dura, que antes de ubicarse, otea el horizonte en busca de algún conocido que le haga saltarse a la torera, varios puestos de la fastidiosa cola.
Pocos son los que protestan, a veces nadie; la cobardía, los complejos, el sueño y las pocas ganas de pelea a horas tan intempestivas evitan el enfrentamiento. Si a alguien se le ocurre levantar la voz ante la injusticia, es un grito en el desierto, justo, pero nunca secundado; y además siempre se encuentra con la respuesta presta y la excusa perfecta; “me estaban guardando el sitio”. Y por si esto fuera poco se van anexionando 2, 3, ó 4 desinhibidos más, ayudados del silencio condescendiente de todos los que quedan atrás.
Está claro que el pretexto no tiene, ni pies ni cabeza. Es decir, si mi empresa tiene 50 trabajadores y todos cogemos el mismo autobús, ¿tengo yo derecho a guardar el sitio a a los 10 compañeros que mejor me caigan, pasando por encima el derecho de las otras personas que están esperando, en las mismas condiciones que yo?, ¡Jamás!, ni si quiera a uno.!, aunque sobraran asientos.
La educación y el respeto son normas de convivencia necesarias, pero parece que hay todavía gente que no se ha percatado de esto, y se pasan por el forro si el que queda atrás es una persona mayor, una persona con discapacidad física o una embarazada; ellos pasan por encima de todos, porque su egoísmo les impide pensar más allá de su ombligo.
Os sitúo: Madrid, 7 de la mañana, intercambiador de transportes de Moncloa.
Allí, cientos de personas se agolpan, cada día, en las distintas colas para acceder a sus centros de trabajo. Casi siempre son las mismas caras, a veces, con gesto de frío y casi siempre, con cara de sueño. Ciudadanos comunes, con las mismas sensaciones y con idénticas preocupaciones. Allí van llegando, y situándose religiosamente en el puesto que les ha tocado. Sin embargo, nunca falta el desaprensivo o la cara dura, que antes de ubicarse, otea el horizonte en busca de algún conocido que le haga saltarse a la torera, varios puestos de la fastidiosa cola.
Pocos son los que protestan, a veces nadie; la cobardía, los complejos, el sueño y las pocas ganas de pelea a horas tan intempestivas evitan el enfrentamiento. Si a alguien se le ocurre levantar la voz ante la injusticia, es un grito en el desierto, justo, pero nunca secundado; y además siempre se encuentra con la respuesta presta y la excusa perfecta; “me estaban guardando el sitio”. Y por si esto fuera poco se van anexionando 2, 3, ó 4 desinhibidos más, ayudados del silencio condescendiente de todos los que quedan atrás.
Está claro que el pretexto no tiene, ni pies ni cabeza. Es decir, si mi empresa tiene 50 trabajadores y todos cogemos el mismo autobús, ¿tengo yo derecho a guardar el sitio a a los 10 compañeros que mejor me caigan, pasando por encima el derecho de las otras personas que están esperando, en las mismas condiciones que yo?, ¡Jamás!, ni si quiera a uno.!, aunque sobraran asientos.
La educación y el respeto son normas de convivencia necesarias, pero parece que hay todavía gente que no se ha percatado de esto, y se pasan por el forro si el que queda atrás es una persona mayor, una persona con discapacidad física o una embarazada; ellos pasan por encima de todos, porque su egoísmo les impide pensar más allá de su ombligo.
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¡Cuánto bien, se podría hacer en una cola, en lugar de transformarla en guarida de chacales, donde el hombre es lobo para el hombre!.
Cultivar la virtud de la paciencia, del respeto mutuo, de la generosidad, incluso de la conversación… fomentar todos aquellos valores, que nos hacen más humanos y menos bestias.
Por eso, sería cosa de proponer a la autoridad competente, que junto a cada placa con la información de cada autobús, pusiera otra, bien visible con el siguiente texto: “¡Piense en los demás!”…, al menos, recordaría a algunos/as, que lo que hacen cada mañana es un delito de convivencia grave, y que no saben vivir en sociedad.
¡Cuánto bien, se podría hacer en una cola, en lugar de transformarla en guarida de chacales, donde el hombre es lobo para el hombre!.
Cultivar la virtud de la paciencia, del respeto mutuo, de la generosidad, incluso de la conversación… fomentar todos aquellos valores, que nos hacen más humanos y menos bestias.
Por eso, sería cosa de proponer a la autoridad competente, que junto a cada placa con la información de cada autobús, pusiera otra, bien visible con el siguiente texto: “¡Piense en los demás!”…, al menos, recordaría a algunos/as, que lo que hacen cada mañana es un delito de convivencia grave, y que no saben vivir en sociedad.
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Y por fín... para terminar esta primera hoja del Cuadernillo de Otoño y para rebajar un poco esta tensión cotidiana y los humos, propios y ajenos; la receta idónea es la música, por eso nada como una audición del bueno de mi tocayo don Antonio. Siempre, ¡Exquísito, sublime y genial!. ¡Viva Vivaldi!
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13 comentarios:
Lo raro es que alguno además de colarse, no le robase la cartera, porque a como está el percal...
La música sublime y exquisita sí señor... la he disfrutado muchísimo mientras terminaba de escribir un correo.
Besos Arcendo. Mil gracias.
Lo de las colas en madrid es un auténtico vicio. Mi amiga Aprendiz de //cronicadeunaevolucion.blogspot,com/ hablaba el otro día de las colas para confesar y de como se colaban las abuelitas.
Pero lo del intercambiador debe ser mortal. En realidad es un síntoma más de lo ineducados que nos estamos volviendo, Por eso es tan importante inculcárselo a los niños desde pequeños. Cuando el otro día en la cola del médico vi a un chico de quince años ceder el asiento a una señora que tampoco era muy mayor casi me pongo a llorar de la emoción. No era a mí pero como si lo fuera.
Viene muy bien Vivaldi para suavizar .
Un beso
Ya le dejo el sitio a María jesús, espero que lo aproveche
Tres veces se me fue internet tres comentarios iguales y ahora me dice que error acción duplicada. ¿que quiere decir eso?
Bueno ya no insisto para que voy a repetir lo mismo si no me va a entrar, buenas noches y que me ha encantado el otoño de Vivaldi y los colores, las hojas y las frutas del video.
Y que descanses y gracias y besos
¡Ah! y que la pena es que los relojes corren muy deprisa. Besitos
Ya que Maria aun no llego tomo su sitio, inculcar la educación desde pequeños a los niños, tambien cada dia se vuelve mas complicado, es muy poco el timepo en que estamos con ellos por el trabajo, pero debemos de hacer lo posible por lo menos para que aprendan a respetar y a ser generosos con los demas. Es muy dificil educar a hijos en una sociedad que ha perdido los valores..
Me ha gustado tu post. Me ha recordado una anécdota que me ocurrió hace unos 10 años y da para un post. Lo escribiré dentro de unos días.
un abrazo,
Todos vemos con frecuencia ese tipo de comportamientos, una zona muy habitual es el Parque de atracciones a pesar de que está prohibido guardar el sitio a nadie, pero debe ser que la LOGSE hace estragos y nadie sabe leer.
Sobre el silencio es una de las claves de que todo este así, la gente calla y deja pasar, llegando a verlo como normal.
Saludos
A mi me ha pasado a veces en el super, que una señora deja la cesta en la cola de pagar y se va a seguir comprando...
Para colmo, tengo que ir empujando su cesta delante de mi, por eso de que corra la fila...
Luego llega, como si nada...con otra cesta igual o más llena que la que dejó...te da la excusa de que se le habían olvidado los garbanzos...y encima, aunque te vea que tú sólo llevas un colín, no te cede el puesto para pagar....
No sé si es mala educación, pero la cara de idiota que se te queda...
Me ocurre bastante (lo del super y lo de la cara de idiota)
Un abrazo
Que razón tienes Arcen evidentemente se han perdido los valores fundamentales de la educación y ética;no aprenden a respetar al prójimo. Hacen lo que quieren y nadie les dice nada,pero también entiendo que hay normas,pero ¿para que? si denuncias y no les pasa nada.
Somos responsables porque nos obligan determinados deberes y obligaciones.El deber es un vinculo,una atadura moral que regula la libertad.Cualquier parecido con la realidad es pura realidad.Buen post felicidades Arcen.
Lo peor de todo esto es que se va generalizando a unas velocidades de vértigo. Mira: aquí, en Andalucía es raro el día en que llegas al super y al saludar, te respondan. La mayor parte de las veces te miran como a un bicho raro. Yo le digo a mi Antonio que que aunque se difícil,hay que enseñar la educación con el ejemplo,por lo tanto, cuanto peor se portan, mejor los trato yo. En la consulta no es raro que un chaval de 15 años te tutee, sin conocerte, y te hable friendo huevos,como con desgana. Yo les hablo de usted para que rectifiquen. Pero qué se puede esperar de una familia, padre y madre juntos, que cuando le digo a la niña de 13 años que tiene que quedarse en casa el fin de semana por enfermedad,al ponerse como una energúmena,,los padres no tiene el valor de decirle que se caye.
Mira, se que puede parecer retrógrado y lo que quieran,pero yo fumé desde los 16 años y mis padres nunca me vieron hacerlo, por respeto.Y cuando me decían cualquier cosa, aunque fuera algo que yo opinara injusto, no me revelaba como si me estuvieran oprimiendo, solo pedía y trataba de convencer.Creo que no hay respeto,los maestros se están agotando y al final, no seguirán luchando: ¿para qué, si la razón siempre es del alumno?. Así van las cosas en esta España nuestra. Recemos por seguir dando ejemplo.
La verdad que tienes toda la razón querido amigo. Y una vez más volvemos a coincidir en cierto modo en los post, hoy yo hablo de educación de padres, que al fin y al cabo somos los responsables de la educación de los hijos y de enseñar la no conveniencia de determinados comportamientos por respeto a los demás.
Un gran abrazo.
Querido Arcendo: siento mucho no haber aprendido nada con tu brillante post. No he pensado en los demás y lo único que he hecho ha sido entrar y entrar atascando una cola que debía respetar aunque sólo fuera por demostrar que asimilamos tus consejos. Lo siento mucho. No volverá a suceder.
Perdóname y que me perdonen los demás.
Un beso avergonzado
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