Benedí, planta cara con argumentos contundentes y sobretodo con su impecable comportamiento empresarial, a los peligrosos desvaríos de este desgobierno sin rumbo.
Y además, por su condición de católico militante, también desde su parcela, hace frente al laicismo destructor, poniendo en práctica, pequeños recursos olvidados, para marcarnos un camino necesario, que los demás, deberíamos recordar.
Sin duda, este audaz personaje es digno de elogio, admiración y aplauso.
Sin embargo, ¿En que poco quedaríamos los demás, si nos quedásemos solo en ese aplauso?. Los ejemplos tienen que ser secundados.
Si consideramos que este ejemplo es válido, incluso óptimo, ¿Por qué no somos capaces de tomar ese impulso y ponerlo en práctica en nuestras vidas?. ¡Hemos de tomar y seguir el ejemplo!, eso es lo más consecuente.
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De estos ejemplos, hemos de extraer sencillas aplicaciones prácticas.
En mi caso particular, quisiera comprometerme en mejorarme a mi mismo y en mejorar “mi mundo”, dando con mi vida, pequeños ejemplos de coherencia, en dos frentes distintos. Con “los de fuera” y con “los de dentro”.
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- Llamo los de “fuera”; a los que me cruzo a diario por la calle, a mis amigos, a algunos miembros de la familia y a todos aquellos que puedan verme y tener una imagen de mí; sean estos creyentes, o no.
Para estos, las enseñanzas que he aprehendido de D. Ricardo, serán tremendamente útiles y eficaces, y se resumen en sólo dos palabras: ¡Fuera complejos!.
Bendecir la mesa, todos los días, con naturalidad y soltura. Decir que rezo el rosario a mi Madre, y enseñarlo si es necesario. Santiguarse al pasar delante de una Iglesia. Etc; no son gestos simples y gratuitos; son símbolos de lo que creemos y amamos, y así han de tomarse, de cara a todo el mundo.
Además, y para mayor beneficio, nos llevarán con seguridad, a hablar con más de uno, de nuestros valores, sin miedos y con la convicción de estar siendo coherentes con nosotros mismos y con los demás.
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En cuanto a los de “dentro”, que a veces son una tribu más difícil, por resabidilla; también precisan igualmente, de ejemplo, y en eso me empeñaré.
- Llamo los de “dentro”, a aquellos que, creyéndose buenos cristianos, incluso siendo practicantes habituales, descuidan algunos detalles; achicando la religión a una serie de monótonas celebraciones litúrgicas o bien, desviando su sentido, dando a “su religión” una visión altruista, pero mucho más “pagana”, es decir, poniendo a la criatura, por encima del Creador; olvidando la grandeza y el respeto debido a Dios, que tiene que estar en lo alto, de todas las cosas, como manda el primero de los mandamientos.
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Ante esta realidad, la oración es el primer paso y el acto más grande de caridad con el prójimo, que puede hacer un cristiano; el segundo debe ser la práctica habitual de los Sacramentos; pero aún siendo estos dos pilares básicos; Nunca podemos, ni debemos olvidarnos el procurar enseñar con el ejemplo, incluso gestual, dando realce e importancia a quien verdaderamente la tiene, a Dios.
Como dice el Papa, en nuestras celebraciones: "la belleza de los ritos nunca será lo suficientemente esmerada, lo suficientemente cuidada, elaborada, porque nada es demasiado bello para Dios, que es la Hermosura infinita".
El mensaje es: ¡Todo es poco para Dios!. Una recomendación del Magisterio de la Iglesia, que hemos de llevar a cabo, hasta en los gestos más pequeños, en los detalles más nimios, porque quien es fiel en lo poco, también lo será en lo mucho.
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Gestos simples como la genuflexión delante del Sagrario, cada vez menos habitual, dan inmejorable testimonio exterior de nuestra fé en la Eucaristía y en nuestra seguridad de que Quien está aguardando en las entrañas de ese Pan sacramental, para nosotros, es el mismo Salvador.
Otra de las prácticas, que podemos llevar a cabo, para manifestar nuestro cariño y devoción por Jesús sacramentado es la forma en que recibimos del sacerdote la Comunión.
Desgraciadamente, en los últimos tiempos, se observa en los templos, tanto por parte de clérigos como de seglares, cierta despreocupación en este tema fundamental. Para rescatar ese respeto y veneración debidos, es preciso volver a tomar conciencia, a través de una profunda reflexión común, de que es Dios mismo, en Cuerpo, sangre, alma y divinidad, Él que se encuentra escondido bajo esas Sagradas Formas.
Creo, que últimamente se ha perdido ese sentido único, y por eso ya está tan generalizado comulgar de cualquier forma.
Bien es verdad, que en ocasiones, se permiten excepciones dispuestas por las distintas Conferencias episcopales, que regulan la recepción del Santo Sacramento; pero la norma universal de la Iglesia nos dice que se ha de comulgar directamente en la boca; y no ha cambiado.
A mi modo de ver, dichas excepciones reducen la importancia, el decoro y la sacralidad del acto sublime de la Comunión y dan lugar a posibles usos y abusos, incluso sacrílegos, con este querido Sacramento. Incluso, aún no poniendo las cosas tan en el extremo, podemos observar muchas veces, en las colas de comulgantes, al que se rasca el pelo u otras partes de su cuerpo, o al que estornuda y se tapa con su mano, la misma que después pondrá para recibir el Cuerpo del Señor. ¿No parece un gesto poco delicado para recibir al Rey del Universo?.
En definitiva, la vida de los santos, a la que estamos llamados, no está hecha de grandes hazañas, sino de un gran cúmulo de pequeños detalles, que van conformando el puzzle que somos y la solución final de lo que queremos llegar a ser.
Porque esa suma de pequeños ejemplos de nuestra vida cotidiana, anuncian grandes deseos y nos hacen trascender de lo cotidiano al sabernos acompañado de la presencia de Dios de forma tan habitual, que llega a hacerse constante, si nos empeñamos en ello.
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Hacer de nuestra vida una vida de servicio, en base a nuestra coherencia, debe ser nuestro proceder. Puesto que, si nuestra boca dice una cosa y nuestros actos dicen otra, no sólo estaremos siendo malos cristianos sino también pésimas personas y seguramente estaremos siendo piedra de tropiezo para que otros se acerquen a Cristo. Por eso, esos pequeños detalles, no son tan pequeños.
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9 comentarios:
Hola Arcen:
Al leer tu post, me ha venido una tierna imagen, estaba recogia en la capilla del cole de las niñas, cuando llegaron las profes de educación infantil de cinco años, con las tres clases, y cómo esos niños, se acercaban al Sagrario y las profes les decían, con la pierna derecha, saludamos a Jesús y a la Virgen, para que nos vea la carita y sepan que hemos venido a verles.
Enhorabuena por el post.
Arcendo hoy veía un reportaje en donde se veía como no se aceptaba en España a una mujer con burka, pero lo cierto es que la gente mira de la misma forma a alguien que se santigua en una mesa por poner un ejemplo. Eso si salvando las distancias de ambas acciones.
Saludos
Hola arcen,quiero poner un punto;los curas tienen que salir a la calle y visitar hospitales,comercios y ser vistos y no encerrarse.Si ellos no dan ejemplo mal ¡vamos!.
Arcen ¿estoy equivocado?
Querido Arcendo: los detalles, siempre hay que descender a los detalles, en la vida sobrenatural y en la humana.
¿Sabes cual es para mí la mayor penitencia?, no poder arrodillaarse, ni hacer la genuflesión con todo el amor del mundo.
Dios sabe más.
También tu post está lleno de amor.
Nos atacan por nuestra religión y no se dan cuenta que es imposible acabar con nosotros, aunque favorezcan a otras religiones para que se establezcan en España. Al tener FE todos esos ataques nos hacen más fuertes.
Un saludo español...
Pues yo, Arcen, sin discrepar, ya que creo que todo lo que dices es estupendo; también pienso dos cosas:
-la primera es que la coherencia no viene por hacer unos determinados signos, cosa que cualquiera puede hacer incluso por "aparentar algo". La coherencia se demuestra en el día a día, en cosas pequeñas. Yo, por ejemplo, no me santiguo cuando paso por delante de una iglesia, no tengo esa costumbre...y no por eso me siento menos coherente con mi fe, cosa, que muchas veces seguro que soy, pero por mis propias debilidades y pecados.
Lo segundo cosa que pienso es que Jesucristo vino a abolir la ley y que, por tanto, ¿Por qué voy a poner yo leyes? Yo creo que todo lo que la Iglesia permite, es bueno, al margen de que unos elijan hacer las cosas de una forma o de otra, dentro de las opciones que las Iglesia nos de.
Lo que no es cuestionable es la forma en que uno se acerca a recibir el sacramento...a mi, sinceramente, me escandaliza más ver a unos novios comulgando que no han pisado la iglesia desde la primera comunión ni la van a volver a pisar, posiblemente...aunque lo hagan en la boca y con todo el respeto del momento. En realidad, creo que está íntimamente ligado con la coherencia.
Un abrazo
Querido Arcendo como siempre tienes razón: no podemos ser piedras de choque para que otros se acerquen a Dios. Yo te diré lo que hago: antes de ir a misa me la leo en el Magníficat,ese librito mensual del que hago referencias en mi blog y que tanto ayuda. Pues leo las lecturas y las medito,siempre acompañada de otra lectura edificante,sea un poema,una carta apostólica,una meditación de un santo etc.Y cuando voy a la misa me llevo mi libreta de pensamientos,(estos míos), para hacerle mi ofrecimiento al Señor y darle las gracias, después de comulgar.Ya he dicho en mi blog que hay que leer la Biblia y estar preparados a la hora de comulgar: no es ir allí y abrir la boca(no me gusta nada que le toquen con las manos) y decir Amén,es ir con el alma llena de Dios y vacía a la vez, para que Él nos inunde.Y después me quedo un rato meditando la homilía de mi párroco, saboreando lo que se ha dicho.Es una form de participar más activamente en la misa y la adoración.Y al salir,no dejar a Dios allí solo: lo saco conmigo y se lo enseño a todo el que me deja.Y trato de servile en mis actuaciones diarias, en las pequeñas cosas de mi vida.Vivo felizpor el Señor y eso es lo que trato de transmitir.
Besitos a todos.
Como siempre gracias a todos y todas por vuestros comentarios, que siempre son válidas y enriquecedoras.
Para Cris en especial, he de decir que estoy contigo en todo lo que dices, aunque parezca lo contrario. Es verdad que la coherencia ha de ser visible sobretodo en muchos otros aspectos, aquí no comentados. Sin embargo, creo que esos detalles que comento, son necesarios como pequeñas industrias divinas que nos ayudan a tener una presencia de Dios constante, con ellas, estamos autoafirmando nuestro respeto y nuestra fé, ante nosotros mismos y ante el mundo.
Precisamente, en estos tiempos, en los que se nos niegan nuestros queridos símbolos, es hora de sacarles brillo, y no avergonzarse de ninguno de ellos. Bien es verdad, que estos no dirán nada, si no vienen acompañados con la "otra" coherencia vital que tu apuntas.
Besos y abrazotes a todos.
A mi me parece importantísimo recuperar las tradiciones ancestrales y los signos visibles. Obviamente por lo que nos diferenciaremos realmente será por el amor con que nos tratemos.
Ese video que has subido es parte del trailer del documental de Grassroots "God in the streets of New York city", es fuego puro.
http://es.youtube.com/watch?v=NX5X2cXMh0o&feature=related
Gracias Arcen, buenísimo tu post.
Besos.
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