Es tan importante la fecha que vamos a celebrar, que hasta la misma ciencia histórica, toma este hecho único e irrepetible como punto de partida de inflexión; el nacimiento de Nuestro Señor es un fin y un principio, entre dos períodos de la historia humana el antes y el después de Cristo.
Hágase lo que se quiera, posteriormente la vida de Cristo se recuerda e influye en todos los ámbitos. Y eso no hay memoria histórica que lo borre, ni fiscalía que lo silencie. El recuerdo de la vida de Cristo seguirá llenando museos, catedrales, galerías, exposiciones de toda índole. Cristo no ha sido, ni será eliminado de la tierra, porque ya afortunadamente se ha metido muy dentro de nuestros corazones y de nuestra historia personal y colectiva. El Amor es la fuerza que mueve al mundo.
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Lo conmovedor de todo, es que a pesar de seguir cerrándole tantas puertas, como en aquel primer Belén inhóspito, Dios Padre todavía nos sigue enviando a su Hijo a nacer entre nosotros. Lo más impactante es observar como un Dios, hecho bebé, nos vence a todos en Amor, como nos enseña, sin fuerza bruta, sin amenazas, sin opresiones. El poder de Dios revelado en Navidad es el poder de un bebé, nada más, pero nada menos: inocencia, amabilidad, impotencia, una vulnerabilidad que puede suavizar corazones, invitarnos a pasar, acallar nuestras voces y guardar silencio, un silencio reflexivo que convence, que convierte, que llena.
Navidad es tiempo de cambio y meditación, Dios nace para todos, incluso para aquellos que se oponen a los planes redentores de Dios y a los que persiguen a la Iglesia; nace para todos; pero sobretodo para los más desamparados, como Él lo estuvo, es tiempo de acordarnos de los que no encuentran apoyo en los gobiernos de este mundo; y sobre todo de los más inocentes. Es tiempo de acordarnos de los que sufren persecución en su Nombre, es tiempo de recordar a las almas de los miles de niños que no han podido nacer por el aborto, es tiempo de rezar por todos ellos. Y a todos esos que siguen empeñados en la oscuridad decirles que hoy también Jesús nace para ellos.
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Ojalá, que esta Navidad sea un aldabonazo de nuestras conciencias ante la cultura de la muerte, para que aprendamos a respetar toda vida humana desde su concepción hasta su muerte natural. Que sea respetada toda persona humana porque todo hombre y mujer gozan de la misma dignidad. Que la paz reine en las familias, para que pasen la Navidad unidas ante el belén., y que la Navidad sea para todos la fiesta del amor, de la alegría y de la paz: porque nos ha nacido el Salvador, el Príncipe de la paz.
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Señor, yo no cerraré mi corazón a tus dulces lloros, a tus exigencias, a tus mandamientos y a las enseñanzas de la Iglesia fundada por ti. Dame la fuerza de tu Amor, querido Niño, quiero sentirme tocado por Ti.
Hágase lo que se quiera, posteriormente la vida de Cristo se recuerda e influye en todos los ámbitos. Y eso no hay memoria histórica que lo borre, ni fiscalía que lo silencie. El recuerdo de la vida de Cristo seguirá llenando museos, catedrales, galerías, exposiciones de toda índole. Cristo no ha sido, ni será eliminado de la tierra, porque ya afortunadamente se ha metido muy dentro de nuestros corazones y de nuestra historia personal y colectiva. El Amor es la fuerza que mueve al mundo.
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Lo conmovedor de todo, es que a pesar de seguir cerrándole tantas puertas, como en aquel primer Belén inhóspito, Dios Padre todavía nos sigue enviando a su Hijo a nacer entre nosotros. Lo más impactante es observar como un Dios, hecho bebé, nos vence a todos en Amor, como nos enseña, sin fuerza bruta, sin amenazas, sin opresiones. El poder de Dios revelado en Navidad es el poder de un bebé, nada más, pero nada menos: inocencia, amabilidad, impotencia, una vulnerabilidad que puede suavizar corazones, invitarnos a pasar, acallar nuestras voces y guardar silencio, un silencio reflexivo que convence, que convierte, que llena.
Navidad es tiempo de cambio y meditación, Dios nace para todos, incluso para aquellos que se oponen a los planes redentores de Dios y a los que persiguen a la Iglesia; nace para todos; pero sobretodo para los más desamparados, como Él lo estuvo, es tiempo de acordarnos de los que no encuentran apoyo en los gobiernos de este mundo; y sobre todo de los más inocentes. Es tiempo de acordarnos de los que sufren persecución en su Nombre, es tiempo de recordar a las almas de los miles de niños que no han podido nacer por el aborto, es tiempo de rezar por todos ellos. Y a todos esos que siguen empeñados en la oscuridad decirles que hoy también Jesús nace para ellos.
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Ojalá, que esta Navidad sea un aldabonazo de nuestras conciencias ante la cultura de la muerte, para que aprendamos a respetar toda vida humana desde su concepción hasta su muerte natural. Que sea respetada toda persona humana porque todo hombre y mujer gozan de la misma dignidad. Que la paz reine en las familias, para que pasen la Navidad unidas ante el belén., y que la Navidad sea para todos la fiesta del amor, de la alegría y de la paz: porque nos ha nacido el Salvador, el Príncipe de la paz.
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Señor, yo no cerraré mi corazón a tus dulces lloros, a tus exigencias, a tus mandamientos y a las enseñanzas de la Iglesia fundada por ti. Dame la fuerza de tu Amor, querido Niño, quiero sentirme tocado por Ti.
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5 comentarios:
El Niño es Dios, algo que no recordamos siempre.
Dios es Amor.
Y el Amor, como dices en este post, es la fuerza que mueve el mundo.
Tu entrada es muy positiva y está llena de esa fuerza y ese Amor. Que Dios te escuche y podamos hacer algo para frenar la falta de Amor que conduce al hombre a todos esas muertes que tiñen de rojo la vida humana.
Un abrazo con mi cariño
Sigo casi desconectado del todo pero paso por aquí a felicitar a todos la Navidad, recordaros la invitación del arzobispado de Madrid a la celebración del día 28 en Colón y desearos un feliz año nuevo.
Un abrazo a todos.
Ojalá, recibamos todos al Señor en nuestro corazón para que el Amor sea el centro de nuestra vida. ¡Feliz Navidad!
Me uno a tus deseos...con esperanza en Dios, desde luego, porque si miras con ojos humanos, pintan bastos.
Yo sí que espero que me toque el Niño...de hecho, me va a tocar seguro, si Dios quiere (A buen entendedor...)
Muchos besos
Me quedo con esta frase tuya, y la resalto, pues no necesita comentario, se enaltece por si sola: "a pesar de seguir cerrándole tantas puertas, como en aquel primer Belén inhóspito, Dios Padre todavía nos sigue enviando a su Hijo a nacer entre nosotros".
Gracias, bendiciones y ¡Feliz Navidad!
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