jueves, 11 de diciembre de 2008

MISIÓN CONSTITUCIONAL

La verdad es que este año dejé escapar la celebración del aniversario de la Constitución, por un solo motivo, mi desmotivación…valga la redundancia.
Pienso que nuestra actual Carta Magna, en principio fue una excelente idea, más que nada. porque partía del consenso y de cierta voluntad (creo que sincera) de concordia, al menos de alguno de los firmantes, y por descontado del promotor.
Hoy a 30 años vista, han llovido ya varios gobiernos, de distintos colores que le han ido dando cierta credibilidad y han demostrado que la convivencia era posible, precisamente, gracias a aquellos principios de Unidad y Libertad que quedaban garantizados en aquel texto constitucional.
Sin embargo, y aún creyendo todavía en la validez de esas bases, considero (quizás equivocadamente) que, a día de hoy, hay poco que celebrar.
Toda la labor de construcción intentada con dedicación por más de un Gobierno de los reseñados, se vino abajo, cuando este desgobierno tomó posesión de la poltrona, e hizo, y hace cada día, de la Constitución papel mojado. Algo inútil, en el que cada vez cree menos gente.
Porque, posiblemente lo peor de este triste remedo de gobierno, a pesar de la que está cayendo, no es ni la pésima gestión económica en que nos ha sumido, ni los tres millones de parados que ha generado, ni tan si quiera las tensiones, a punto de ruptura, que ha propiciado entre las distintas comunidades autónomas. Lo peor es que se ha cargado aquel espíritu de concordia del 78, que proponía la lucha de todos, en una tarea común, el bienestar de España y la lucha por las libertades de todos.
Cuando el ejecutivo es tercamente inútil y sin objetivos comunes, los demás poderes naufragan. El Parlamento es un teatro con pocos actores y menos espectadores y la Justicia es una mala broma.
Después de estos 30 creo que ha sido la celebración menos celebrada. Y no sólo por la ausencia de los distintos caciques autonómicos que ya beben en las manos del “naZionalismo”, sino de toda la población, que no ve coherencia, ni decencia en los que dicen honrar la Constitución de todos los españoles.
De ahí, mi cabreo y mi negativa a hablar de la Constitución en tan señalado día como este pasado 6 de diciembre.
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Sin embargo, hoy sí, me atrevo a lanzar este preámbulo justificativo, para invitaros, proponeros y animaros a la lectura de un brillantísimo artículo dedicado a tan significado cumpleaños constitucional.
Lo firma uno de los mejores blogueros de la red, Nicolás Claudedeu, artífice de aquella querida y añorada República de Guadalmecín. Mundo utópico de música y palabra, maravilloso donde los hubiere.
Como muchos sabréis, el buen Claudedeu está en periodo sabático, y yo, no sé porque extraña suerte, he tenido el honor de ser el escogido para hacer de portavoz de sus muchos conocimientos; ni que decir tiene que lo hago con sumo gusto en este que será el primero de los que llevan su firma (mañana el otro).
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Entretanto, sus seguidores, que somos legión aclamamos su pronta vuelta; por favor disfrutad hoy, de este agudo, irónico y genial artículo titulado:

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Terapia constitucional de rehabilitación democrática
o cómo convertir a Belcebú en demócrata cortés
"Hay una señora regordeta, clásica, morena y de reñidas apariencias que cumple 30 años. Está en la flor de la vida. Nació en un tiempo tumultuoso, pero ella se conforma con no ver la acción de las patas de gallo en su rostro. Se mira con detenimiento ante un espejo de tipo isabelino y se crece con su aspecto. Oh, la la. Sus rizos definidos gracias a la acción del champú de peluquería es mejor que hace unos años. Bucles con olor a azafrán, envidia de otras mujeres. Y su figura, ¡qué decir!, esbelta, ágil, consistente, sin nigún flotador que asome a la vista. Más motivos para la envidia.
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Y a medida que la envidia aumenta, también aumenta la lujuria de los hombres y la propensa ira -lanzamiento de piedras, quema de imágenes- de las mujeres. Algunas gritan: "No más mujeres clásicas". Son feas de cojones, e incluso a lo lejos se les ve el ojo izquierdo asomando por debajo de la mejilla derecha y el derecho articulado con zonas inconexas del cerebelo. Cosas extrañas a la naturaleza que, no contentas con mantenerse en pie de guerra continuo, quieren quemar a la mujer clásica y treintañera y dotar de huestes encabritadas a España.
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¿Pero qué pasa en este país? A la manifestación también se suman los hombres. E incluso críos que acompañan a sus padres a ver el espectáculo. La ciudad no había albergado nada parecido desde la última visita del Circo del Sol. Eso sí: el espectáculo circense importado de Canadá es mil veces mejor. Todo hay que decirlo. Pero el arte no está reñido con los números, y mientras otros acuden a ver el malabarismo de unos profesionales, otros prefieren ver espontáneos momentos en los que los lapsus de la razón dejan entrever la maldad humana. Un 60% no conoce a la mujer en cuestión, y un 50% dice que habría que meterle mano. Quiero decir, que habría que pagarle una liposucción, a pesar de que no se vean curvas. Lo cual puede trasladarse a un símil característico que dice tal que así: "Bueno, yo no conozco a tu novia, pero yo que tú la dejaría". Mismos razonamientos, mismas cualidades para los bajos fondos. España nunca dejó de ser una pocilga para el rebolcón de los injustos, o una granja para que las cabras y los zopencos vivieran amancebados, o un bosque tupido donde sólo se sabe ver la paja en el ojo ajeno, o un oasis de pulcritud serena con corazones seccionados cayendo por las laderas de las montañas.
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Treinta años después, la mujer recién entrada en su tercera década llora a moco tendido. No hay quien la saque del estupor. No entiende el porqué de las discrepancias. ¿Qué ha hecho ella, que siempre había estado tan callada y sido tan reservada, para que la humillen de ese modo? ¿Por qué unos tipejos -según sus propias palabras- venidos de la periferia y que se hacen llamar nacionalistas no la quieren? ¿Por qué la intentan prostituir de ese modo? ¿Y por qué había nacido con ese consenso tan amplio y ahora todos quieren cepillársela en la cafetería del Congreso?...
Son tantas preguntas que prefiere no contestarlas. Borrón y cuenta nueva en su memoria. Prefiere quedarse con los recuerdos agradables de unos políticos que dejaron sus rencores olvidados para traerla al mundo. Gabriel Cisneros, Manuel Fraga, Gregorio Peces-Barba, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, José Pedro Pérez Llorca, Miquel Roca, Jordi Sole Tura. Un trabajo ejemplar para la convivencia de todos, motivo de mofa para aquellos que se dedican a quemarla y pisotearla en terreno inhóspito e inexplorado, allá en las lindes con Francia, o abajo, en la frontera con el Reino marroquí. Prefiere recordar los primeros años, los inicios de la infancia, las horas del gateo, del biberón, de cómo era la envidia de todos los españoles, y dejar de lado la truculenta comparsa de bribones que le acechan a todas horas con fines lucrativos. Y sólo entonces la señora rejuvenece y vuelve a mostrar todo su esplendor, como si los años no hubieran pasado por ella. ¡Viva la Constitución!". Nicolás Claudedeu.
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12 comentarios:

Terly (Juan José Romero Montesino-Espartero) dijo...

Mal lo tiene la pobre Vejada, maltratada, pisoteada, prostituida, envejecida... a ésta ya no la rejuvenece ni un buen lifting
Un abrazo.

Militos dijo...

Pues yo creo que los españoles de apie no están contra la consttución, sino contra los gobernantes de todos los colores que no saben respetarla ni hacer que se respete aunque la tengan siempre en la boca.
A mí no es que me guste particularmente, entre otras cosas porque envidio la de Estados Unidos donde aparece Dios en primer lugar, pero creo que un pais en democracia necesita una Carta Magna. Si ésta no sirve que la jubilen, lo malo es que hoy día no habría forma de llegar a ningun consenso.

Guerrera de la LUZ dijo...

No sé qué remedio puede tener todo lo que la han destrozado.

Y estoy con Militos en que difícilmente se podría conseguir ninguna otra.

En fin... que Dios nos guarde.

Besitos Arcen.

Militos dijo...

¡Andá!, pipiolo, se me olvidó dejarte un beso, es que no son horas

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

¿Qué decirte de tus palabras, de las de Nicolás? Vuestras líeas rezuman verdades a la par que me identifico.
Buen día...

Persio dijo...

¡Claudedeu, vuelve!

Caballero ZP dijo...

Es normal que te cree desanimo una Constitución que no cumple nadie, siendo el gobierno el principal en hacerlo.
Saludos

Magicomundodecolores dijo...

Querido Arcendo es muy triste llegar a las concluciones a las que parece, llegamos todos: la Constitución no pasa por su mejor momento.Pero no es por ella,que hasta ahora aglutin´y defendió los derechos de todos, la culpa es de un mal llamado gobierno, que se rie de todos nosotros y es el que está la está vendiendo a pedacitos al nacionalismo, de cualquier color.Es triste porque cuando yo vne en el 95 veía los debates de Felipe y Aznar atentamente y me gustaba que discutieran, dentro de unos límites, hoy el Congreso es la debacle, donde se faltan al respeto, unos y otros se esconden tras una fachada de educación que me enfurece. En fin, si hay algo que sabemos es que ahora es imposible llegar a un concenso,cada cual tira hacia su lado y sálvese quie pueda.
Saludos a todos y bendiciones.

Legionarius dijo...

Para tener 30 años a esta señora prostituida le hace falta bastante cirugía para que su cuerpo no desentone en estos tiempos.

Un saludo español...

Anónimo dijo...

Gracias por publicar mis ripios, Arcendo. Te debo dos, y van camino de tres, aunque sabes que siempre puedes pedirme cualquier cosa. En lo referente al texto, veo con bastante desagrado la desilusión que la gente muestra con la Constitución. Y pienso yo: ¿es con la Constitución o con los políticos? Mande que con los políticos está claro, y son ellos los que buscan la desacreditación de las leyes y los derechos de todos los españoles con la simple y fanfarrona verborrea de los políticos que -cuando Sus Señorías quieren- llenan el hemiciclo. Véase los casos de Tardá y Pedro Castro. Pero, al menos para mí, la Constitución actual es una base fundamental para la consolidación de una sociedad unida en torno a los valores esenciales. Lo demás viene después de la Constitución y no antes, y está motivado y creado por políticos que, de estar vivo algún clásico de la Grecia antigua, le haría caer en redondo. La simple visión de Pepiño mataría a Pericles con mayor facilidad que la fiebre tifoidea.

Gracias de nuevo, Arcendo. Un fuerte abrazo,

Claudedeu .

Anónimo dijo...

Por cierto, le tengo que hablar muy seriamente de uno de sus ídolos, John Fogerty, en cuanto disponga de un poco más de tiempo (quizás porque me llevará -valga la redundancia- cierto tiempo).

Nuevamente,
Claudedeu .

Anónimo dijo...

Es la Constitución Claudedeu... Si no se cumple ¿de qué sirve?... Aunque los políticos y el Jefe del Estado ayudan mucho también.

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