MI ÚLTIMO VIAJE.

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Tengo yo una hermana muy querida, que afirma tener la increíble facultad de viajar a los lugares más insólitos del globo terráqueo casi en un abrir y cerrar de ojos. Tan pronto nos sorprende dándonos una crónica detallada de su periplo por los lagos africanos haciendo amistades con cocodrilos y caimanes, como sabemos, algunos con cierta envidia, de su asistencia a un concierto del clarinetista más cinematográfico del mundo.
Comprendo que haya quien pueda dudar de estos hechos, sin embargo, aunque me llamen ingenuo, no seré yo el que ponga en tela de juicio ninguna de estas declaraciones y las que en un futuro pudieran venir; primero por el cariño y la credibilidad que me merece su autora y segundo porque que yo también soy capaz de prodigios similares.
¡Si amigos!, ahora me decido a confesar públicamente mis poderes, y lo desvelo para compartir con vosotros mi experiencia y mis sentimientos más recientes en la premier, en el estreno de una película notabilísima que llegará a nuestras pantallas españolas el próximo mes de febrero.
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No me pregunten ustedes por el lugar exacto del evento, de este último viaje a lomos de mi router; porque al contrario que mi hermanita, que es capaz de documentar sus odiseas con pelos, fotos, mapas y señales; cuando yo me embarco en alguno de estos viajes "astrales" pierdo la noción del tiempo y del espacio. Soy un desastre.
Dejemos entonces el destino concreto como obligado secreto de sumario, porque es lo de menos y centrémonos pues en el verdadero propósito de este post.
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Como ya dije antes, el segundo mes de este año de la crisis, nos tiene reservada una grata sorpresa artística, una cita ineludible para el aficionado al mejor cine.
A sus 78 años, el joven Clint Easwood todavía es capaz de ponerse delante y detrás de una cámara y hacernos sentir y gozar, con una joya de muchos quilates, que ya está recibiendo fuera de las fronteras españolas, la aclamación unánime de crítica y público.
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Esta nueva producción de Malpaso Productions, lleva por título “Gran Torino”, y les aseguro que será un pecado perdérsela.
Gran Torino narra la historia de Walt Kowalski, un veterano de Corea. Su experiencia en aquella guerra, dejó en él un poso tan amargo que inevitablemente se exterioriza en un carácter tremendamente irascible y cascarrabias; defectos que se amplían tras la muerte de su esposa (al principio de la cinta), que hasta entonces había sabido dulcificar a este cromagnon.
Su malísima relación con unos hijos egoístas e interesados y su racismo contra sus vecinos “amarillos” provocan la introversión del personaje, que no confía en nadie, salvo en Daisy su fiel compañera canina.
Sin embargo, poco a poco, todo ese odio, paulatinamente se va transformando en un amor tan fuerte que llegará incluso hasta el sacrificio de su vida, precisamente por los que Kowalski visceralmente, considera sus principales enemigos. Y el detonante de esta tremenda metamorfosis redentora es un Gran Torino de 1972, el coche del protagonista, un preciado tesoro que cuida escrupulosamente.
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Pero Gran Torino es mucho más que una simple película, es una historia ejemplar donde confluyen todos los géneros. Es drama, comedia, acción y suspense, todo en una. Como todo buen cine de autor, con infinidad de matices e interpretaciones.
La película, a pesar de no contar con el presupuesto elevado, ni con la parafernalia de unos efectos espectaculares a los que nos tiene acostumbrados el cine de Hollywood, tiene un excelente manejo de la tensión, que nos mantiene pegados a la butaca de principio a fin.
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En el aspecto técnico, insuperable, como actor, aunque este también es un papel a su medida: “¿No te has fijado que de vez en cuando te topas con alguien al que no debes mosquear?... ese alguien soy yo”; Eastwood desde aquel Harry el sucio, ha mejorado mucho, día a día, llegando a convertirse en el actor y director de culto que es hoy, por merecimientos propios; y en esta se atreve ¡hasta con la composición musical!, y lo hace muy bien.
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En la parte argumental, como siempre Eastwood pone el dedo en la llaga tocando temas candentes y terribles como el racismo, la desunión familiar, la soledad, la violencia callejera, la intolerancia y la muerte; Pero dándoles finalmente la luz del optimismo a partir del cambio radical de su protagonista, a modo de moraleja contemporánea, poniendo la otra cara de la moneda al descubierto, la aceptación e inclusive el amor a través de la amistad. Creando un maravilloso final que conmueve y moviliza, sin duda una película difícil de olvidar porque trasciende de la mera producción cinematográfica.
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Gran Torino, no es una película de temporada, es ya, aún sin estrenarse en España, un clásico referente, que este año, con justicia, aspira a una buena cosecha de estatuillas de la Academia, y eso es así, porque es una película de lujo, una obra de arte, que no es extraño que esté arrasando en taquilla en Estados Unidos. En estos tiempos de crisis espirituales, el mundo está necesitado de todos los valores que transmite Gran Torino, porque nos hacen mucho más humanos, porque entierran al cascarrabias que todos llevamos dentro y resucitan lo mejor del ser humano.
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Así pues, sé que los peregrinajes virtuales de mi hermanita por los lagos africanos son la mar de atractivos, pero si os subís conmigo a este Gran Torino, tampoco os vais a arrepentir, mi último viaje virtual también es una gran aventura que merece vivirse, os lo garantizo.

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