MIRAD COMO SE AMAN…

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Alguna vez hemos hablado aquí de la importancia de los valores. Para el ser humano siempre han existido cosas valiosas: el bien, la verdad, la belleza, la felicidad, la virtud; en resumen, lo que llamamos valores. Los valores están presentes en el anhelo humano desde la noche de los tiempos. Si bien es verdad que, los criterios para definirlos, varían según las épocas, hay algunos esenciales que son siempre los mismos.
Alguien dijo: “La práctica del valor desarrolla la humanidad de la persona, mientras que el contravalor lo despoja de esa cualidad”, efectivamente los valores, nos hacen más humanos y son la columna vertebral de la convivencia; y es precisamente cuando no se hace nada por cultivar y mantener esos valores esenciales, cuando la convivencia se hace imposible.

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Os contaré algo que últimamente vengo constatando cada vez más, y que es ciertamente lamentable. Como muchos sabéis, una de mis aficiones es el fútbol, y cuando no echan el partido por la tele acudo a los diarios digitales deportivos (principalmente el Marca), para seguir el acontecimiento comentado online, casi en tiempo real. Bien, pues en uno de los laterales de esa página, suelen poner un apartado donde los usuarios, se pueden comunicar y dejar sus comentarios a través de sms. Lo que se puede leer ahí, salvo excepciones, ni tiene sentido, ni justificación. Se dicen cada burrada, que haría sonrojar a cualquiera con un mínimo de sentido común. Más que un foro deportivo, parece una competición de insultos. Mal que me pese, veamos algunos ejemplos “reales” de tales lindezas:
"Culés, os van a dar por culo a todos, me cago en vuestra puta familia”; o “Merengones de mierda, hijos de puta, iros a mamarla"; y...“Patéticos, que sois unos patéticos, mariconas”…. Etc., etc., etc. Y muchas más, y me quedo corto.

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Lo peor además, es que esa actitud no se circunscribe a un solo ámbito, no solo está en internet, está en todos los sitios, está en la calle; la ofensa y el insulto son las monedas de cambio siempre dispuestas en nuestras relaciones cotidianas, se ve en las conversaciones en plena calle, entre parejas, entre compañeros de trabajo o simplemente cuando el semáforo ha cambiado hace dos segundos y no has arrancado.
Tristemente, esta sociedad nuestra, ha entrado en una espiral muy peligrosa, en la que además de prestar cada vez menos atención a los detalles y a los valores, precisamente vamos por el camino contrario. Nos hemos perdido tanto el respeto, queremos tan poco el bien del otro, que estamos entrando en una senda en la que aquello de “el hombre es un lobo para el hombre”, se queda corto, más bien yo diría que estamos propiciando que -el hombre sea un diablo para el hombre-.
En este punto, casi siempre recuerdo una excepcional homilía del Padre Fortea, que os invito a escuchar, que exactamente lleva por título “Hay hombres que son en vida ya tan malos como demonios” (Ver enlace); y es que efectivamente, estamos haciendo de esta tierra un infierno anticipado.

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La tolerancia, la cortesía, la educación y la paciencia, son valores cimiento de la convivencia humana, sin ellos esta es imposible. Hoy sobre todo es necesario trabajar por adquirir esos valores, mantenerlos y revisarlos todos los días de nuestra vida.
Porque, si lo que de verdad queremos es cambiar este mundo para mejorarlo hacia una sociedad más equilibrada y justa, el único camino es volcarnos en esta tarea. Debemos tener claro que, en tanto no resolvamos nuestras crisis de valores individuales y nuestras acciones no sean coherentes, seguiremos viviendo en un mundo sin esperanza.
A pesar, de todas estas vivencias demoníacas, en fondo y forma, de esta sociedad tan alejada de sus verdaderas metas, afortunadamente todavía hay motivos para pensar en la esperanza, todavía hay razones para la alegría. Y es precisamente en este blog, donde acabamos de vivir, en el día de ayer una experiencia alentadora, a través de un post excepcional que ejemplifica perfectamente como deberían ser las cosas.

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El comentario de ayer (Ver enlace), aquí en La Hoja, lo escribió con el alma, alguien que sabe mucho y que entiende de Amor del bueno, como pocos.
Fue una representación maravillosa, ideada por “Militos”, en la que nos fundía a todos los amigos blogueros en uno de los pasajes bíblicos más queridos, la pesca milagrosa, ¡milagrosa!, en efecto fue, por el hecho, por las consecuencias y por el nombre de quien la imaginó.
Al vernos allí, a TODOS unidos en la misma tarea, al lado del Maestro, uno está feliz, porque como dijo “Guerrera de la Luz”, en unos de sus comentarios, uno se siente partícipe de “una gran familia”, la familia de los hijos de Dios.
Una familia con muchos miembros, cada uno con distintas personalidades, pero con una misma meta, la de ser felices y hacer felices a los demás. ¡Que distinto panorama, al negro paisaje que pintábamos al principio de este comentario!
Una familia, donde no existen odios, ni malos sentimientos. Una familia donde existe la comprensión, la caridad y el perdón. Una familia que evoluciona en el amor, hablando y escuchando. Una familia donde uno espera siempre lo mejor del otro, donde no hay segundas intenciones, donde no existe el rencor. Una familia, como en el post de “Militos”, donde uno ayuda al otro, donde se tienden puentes, donde se salvan obstáculos, a través del vínculo del Amor. ¿No es, acaso eso mismo, el mandato supremo del Maestro?: “Amaos los unos a los otros, como Yo os he amado”.

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Muchas veces, hay quien se extraña porque en los comentarios a nuestros posts, terminamos muchas veces, con palabras cariñosas; algunos las creen exageradas, y llenas de ñoña sensiblería. Volvamos al principio, yo las creo necesarias, son detalles que expresan el sentimiento de querer (amar) al otro. ¿No es mejor eso, que los insultos que se propinan en los foros deportivos? Aquí estamos demostrando quienes somos y quienes queremos ser.
Queremos estar alejados de aquellos impulsos demoníacos de odio al prójimo y sobretodo queremos parecernos cada vez más a Aquel a quien decimos seguir, que es todo AMOR y MISERICORDIA.
Ya no solo es cuestión de respeto y educación, que también, sino que además sabemos, que el amor es la única opción que salvará a este mundo, y que allá en el atardecer de nuestra vida, precisamente se nos juzgará sobre el amor.
“En esto reconocerán que son mis discípulos: En que se aman unos a otros” Jn 13, 35. Si no luchamos, aunque cueste, prioritariamente por este objetivo, nada tendrá sentido. Esa es la primera base, sin ella, el mundo se perderá y nosotros con el.

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Ante un mundo materializado e insensible, nuestra misión es clara: dar testimonio luminoso de amor y de servicio. Si logramos si quiera esbozarla, estaremos predicando con nuestra mejor arma, con el ejemplo y además todos se volverán admirados repitiendo aquella frase admirativa que se dijo de las primitivas comunidades cristianas: «Mirad cómo se aman», con toda la fuerza de una auténtica fraternidad, tal y como se desprende del deseo que dejó plasmado Militos ayer, en ese estupendo post; ahí estábamos todos..., como debe ser.

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Y ahora...mi propio homenaje a los amigos, en forma de vídeo; si alguno falta, no es descortesia, ni falta de cariño, es culpa de mi torpeza y de las prisas..., que por favor, nadie se sienta ofendido, y que todos, disculpen mis limitaciones. Un abrazo a todos.

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