NO ESTIREN MÁS LA GOMA... ¡SE ROMPE!.

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Entre los múltiples obstáculos que los padres de familia cristianos encuentran hoy, teniendo en cuenta, los diversos contextos sociales en los que vivimos y la reiterativa tergiversación de todos los medios con respecto al sexo, se encuentra ciertamente la de ofrecer a los hijos una adecuada preparación para la vida adulta, en particular respecto a la educación sobre el verdadero significado de la sexualidad humana.
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Lamentablemente existe una falsa creencia popular, convenientemente difundida por muchos intereses (todos anti persona), que apunta a la Iglesia Católica como enemiga acérrima del sexo. Afirmación, a todas luces, absurda, incorrecta y falaz.
Lo que habría que decir en primer lugar, es que la moral cristiana en su más estricta expresión fundamental, comparte la moral natural más genuina, y en ese recto sentido, la Iglesia enseña que, el amor, que se alimenta y se expresa en el encuentro del hombre y de la mujer, es don de Dios y es por tanto una gran fuerza positiva, orientada a su madurez en cuanto personas; a la vez un precioso don de sí mismos, que todos, hombres y mujeres, están llamados a cumplir para su propia realización y felicidad.
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La primera base de la relación es el amor, porque el hombre, en cuanto imagen de Dios, ha sido creado para amar, pero esa primera premisa andaría coja, sin una condición fundamental que complementa –naturalmente- esa conexión, y la perfecciona: la autenticidad del amor conyugal es la apertura a la vida.
Así, el amor no se agota en la pareja, ya que los hace capaces de la máxima donación posible, los convierte además, en cooperadores de Dios, dando vida a una nueva persona humana.
El milagro de la procreación en el hombre no se reduce a una simple genitalidad como en los animales, varón y mujer entran así, en la vida íntima de Dios y colaboran con Él en la creación por medio de la unión de la carne que es unión de almas.
Así es y así debe ser, en una relación naturalmente establecida en un matrimonio humano.
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Por eso, todos los métodos que se utilizan para cerrar las puertas a la vida, son anti naturales e intrínsecamente malos, y eso hay que decirlo así, a pesar de las políticas, de las modas.
Muchas veces, ha habido a lo largo de la historia, gobernantes, políticos y reyes que han cambiado las leyes a su antojo, meramente por intereses egoístas y particulares. El divorcio provocó un cisma memorable, con la Iglesia de Inglaterra por capricho de un rey voraz y procaz; hoy en la mayoría de los países “civilizados”, las políticas anti vida son una “conquista social”, un hecho real, que pervierte los principios naturales y morales de la persona y le pone de espaldas a Dios.
Sin hablar, del aborto provocado que es la primera causa de SERES HUMANOS en nuestro país, hoy quiero centrarme en la gran mentira del preservativo.
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Esta meridianamente claro, que quien hace uso de tales medios para evitar la vida, está actuando antinaturalmente contra sí mismo, contra la sociedad y contra Dios, porque el egoísmo es lo más opuesto al amor verdadero.
Bien es verdad, que parecen haberse conjurado todas las fuerzas opuestas para convencer de las “bondades” del uso de la gomita, promoviendo con ello hábitos de vida desordenados, pero no todo es como nos lo pintan.
Afortunadamente, cada vez hay más voces autorizadas que se alzan y se rebelan contra esa GRAN MENTIRA.
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Traigo aquí hoy, algunos ejemplos, como cabeza del iceberg en detrimento de esa falsaria imposición social:
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- Para la Dra. Dolores Voltas, médico y vocal de la Comisión Deontológica del Colegio de Médicos de Barcelona, “dar a entender que el uso del preservativo significa protección total frente al SIDA es una mentira cruel e interesada. Cruel porque provoca que nuestros jóvenes pongan en peligro sus vidas convencidos de que están seguros al 100%. Interesada porque es más fácil y da más dinero promover el uso del preservativo que educar en el uso responsable de la sexualidad.” (Ver enlace).
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- Para JOKIN DE IRALA, profesor titular de Universidad, doctor en Salud Pública de la Unidad de Epidemiología y Salud Pública de la Universidad de Navarra, “La efectividad del preservativo se incluye dentro del tercer grupo, luego no es tan estadísticamente infrecuente el fallo. ¿No deberían saber esto los potenciales usuarios del preservativo?...”, “Si una campaña poblacional da una falsa idea de seguridad y no consigue implantar el mensaje de la abstinencia o de la importancia de evitar la promiscuidad, acaba aumentando, paradójicamente, la tasa de reproductividad de una infección.” (Ver enlace).
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Hay más testimonios concluyentes: Elio Sgreccia , director del Centro Bioético de la Universidad A. Gemelli, ha dicho que “el riesgo de contraer SIDA a pesar del uso del preservativo se sitúa, al menos, entre el 15 y el 16 por ciento”. Además, el 12% de los profilácticos examinados por el Centro de Control de Enfermedades de Atlanta (USA) tenía algún fallo de fabricación. (Ver enlace)
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Por eso, a la vista de la opinión fundada de personas tan eminentes, mi pregunta es…
¿a que tanto revuelo por las declaraciones del Papa Benedicto XVI?.
El Papa, en su último viaje pastoral a África, no ha dicho sino lo que vienen diciendo todos estos expertos, no que el preservativo sea inútil sino que por sí solo no soluciona el problema del virus del Sida sino que lo puede extremar; cosa que por otra parte confirma el mayor estudioso del Sida en la Universidad de Harvard, Edward Green.
Green, sostiene que promocionando el preservativo se provoca una “mayor tasa de contagios”; la realidad así enmascara intereses de multinacionales, organismos internacionales y gobiernos. (Ver enlace).
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Y hablando de Gobiernos y desgobiernos españoles, pasados, presentes y futuros, conviene desenmascarar aquí, a quienes este martes pasado, aprobaron en el Congreso una moción para reprobar al Papa por su coherencia en aquellas declaraciones sobre el preservativo. (Ver enlace)
Socialistas y Populares, casi al unísono, votaron a favor de la moción. No sorprende que desde el bando socialista se sigan tales propuestas, pero sí que miembros destacados del partido, cada vez menos opositor, como Ana Pastor o Celia Villalobos, voten en contra de unos principios que defendemos los que una vez fuimos sus votantes y no lo volveremos a ser.
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Para finalizar; comprendo que en una sociedad como la actual, que empuja desde todos los frentes, solo al placer y evita el sacrificio, es difícil no caer en las miles de tentaciones que se nos presentan, y más cuando no se está entrenado para ello, ni se tiene conciencia de mal; pero eso no evita que lo sea, ni impide que se exija de nosotros un mínimo de oposición a lo establecido, por humanidad, hemos de pensar con criterio propio, aunque ir contra corriente sea lo más difícil.
En este caso aceptar todo lo que se dice del preservativo, a nivel general, supone someterse por completo al dictado de gobiernos y multinacionales e implica la destrucción también de vidas humanas en potencia. Ante eso la solución es clara, piensa por ti mismo, y actúa como debas. Sé libre.

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AMPLIACIÓN (9:45 h). LO QUE REALMENTE DIJO EL PAPA:

Pregunta:

Santidad, entre los muchos males que afligen a África, está en particular el de la difusión del Sida. La postura de la Iglesia católica sobre el modo de luchar contra él es considerada a menudo no realista ni eficaz. ¿Usted afrontará este tema, durante el viaje?
Benedicto XVI:

Yo diría lo contrario: pienso que la realidad más eficiente, más presente en el frente de la lucha contra el Sida es precisamente la Iglesia Católica, con sus movimientos, con sus diversas realidades. Pienso en la comunidad de San Egidio que hace tanto, visible e invisiblemente, en la lucha contra el Sida, en los Camilos, en todas las monjas que están a disposición de los enfermos… Diría que no se puede superar el problema del Sida sólo con eslóganes publicitarios. Si no está el alma, si no se ayuda a los africanos, no se puede solucionar este flagelo sólo distribuyendo profilácticos: al contrario, existe el riesgo de aumentar el problema. La solución puede encontrarse sólo en un doble empeño: el primero, una humanización de la sexualidad, es decir, una renovación espiritual y humano que traiga consigo una nueva forma de comportarse uno con el otro, y segundo, una verdadera amistad también y sobre todo hacia las personas que sufren, la disponibilidad incluso con sacrificios, con renuncias personales, a estar con los que sufren. Y estos son factores que ayudan y que traen progresos visibles. Por tanto, diría, esta doble fuerza nuestra de renovar al hombre interiormente, de dar fuerza espiritual y humana para un comportamiento justo hacia el propio cuerpo y hacia el prójimo, y esta capacidad de sufrir con los que sufren, de permanecer en los momentos de prueba. Me parece que ésta es la respuesta correcta, y que la Iglesia hace esto y ofrece así una contribución grandísima e importante. Agradecemos a todos los que lo hacen. (fuente Minuto Digital: ENLACE)

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