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Ahora que, casi estamos a tiro de piedra de los exámenes estudiantiles, a uno que es muy responsable con los hijos, se toma muy en serio eso de repasar una y otra vez los temas que antaño me daban tanta lata.
Confieso que siempre fui de letras, eso de los números para mí, siempre fue una tortura; así que también he de confesar que cuando toca repaso de mates, procuro escaquearme dejando a mi santa mujer la ardua labor de cuentas y problemas; yo me quedo con la historia, la lengua y la literatura; ¡que le vamos a hacer!, uno siempre tiene sus debilidades.
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Pues bien, el otro día repasando con el pequeño eso de las palabras compuestas, las homófonas, las sinónimas y las derivadas, me dí cuenta una vez más, del gran tesoro de nuestra maravillosa lengua castellana, y permitanme ustedes que les diga, que me puse a divagar sobre una palabra común para algunos, ordinaria para otros…, pero tremendamente usada y conocida. Porque, no me negaran que un ejemplo inigualable de la riqueza de nuestro maravilloso lenguaje es el número de acepciones de una simple palabra que hace referencia, nada menos que, a los atributos masculinos: "los cojones".
Confieso que siempre fui de letras, eso de los números para mí, siempre fue una tortura; así que también he de confesar que cuando toca repaso de mates, procuro escaquearme dejando a mi santa mujer la ardua labor de cuentas y problemas; yo me quedo con la historia, la lengua y la literatura; ¡que le vamos a hacer!, uno siempre tiene sus debilidades.
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Pues bien, el otro día repasando con el pequeño eso de las palabras compuestas, las homófonas, las sinónimas y las derivadas, me dí cuenta una vez más, del gran tesoro de nuestra maravillosa lengua castellana, y permitanme ustedes que les diga, que me puse a divagar sobre una palabra común para algunos, ordinaria para otros…, pero tremendamente usada y conocida. Porque, no me negaran que un ejemplo inigualable de la riqueza de nuestro maravilloso lenguaje es el número de acepciones de una simple palabra que hace referencia, nada menos que, a los atributos masculinos: "los cojones".
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Es curioso observar, que si va acompañado de un numeral, tiene significados distintos, según el número utilizado.
Así, "uno" significa caro o costoso (valía un cojón),
"Dos" significa valentía (tiene dos cojones),.
"Tres" significa desprecio (me importa tres cojones).
Y un número muy grande y par significa dificultad (lograrlo me costó mil pares de cojones).
Así, "uno" significa caro o costoso (valía un cojón),
"Dos" significa valentía (tiene dos cojones),.
"Tres" significa desprecio (me importa tres cojones).
Y un número muy grande y par significa dificultad (lograrlo me costó mil pares de cojones).
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El verbo también cambia el significado sustancialmente:
"Tener" indica valentía (aquella persona tiene cojones), aunque en admiración puede significar sorpresa (¡tiene cojones!),
"Poner" expresa un reto, especialmente si se pone en algunos lugares (puso los cojones encima de la mesa),
"Tocar" indica paciencia (¡no me toques los cojones¡).
"Tener" indica valentía (aquella persona tiene cojones), aunque en admiración puede significar sorpresa (¡tiene cojones!),
"Poner" expresa un reto, especialmente si se pone en algunos lugares (puso los cojones encima de la mesa),
"Tocar" indica paciencia (¡no me toques los cojones¡).
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El tiempo utilizado TAMBIÉN cambia el significado:
El tiempo presente indica molestia o hastío (me toca los cojones).
El reflexivo significa vagancia (se toca los cojones).
Y el imperativo significa sorpresa (¡tócate los cojones!).
El tiempo presente indica molestia o hastío (me toca los cojones).
El reflexivo significa vagancia (se toca los cojones).
Y el imperativo significa sorpresa (¡tócate los cojones!).
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Los prefijos o sufijos modulan su significado:
"a-" expresa miedo (acojonado).
"Des-" significa risa (descojonado).
"-Udo" indica perfección (cojonudo).
Y "-azo" se refiere a la indolencia o abulia (cojonazos).
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Las preposiciones matizan la expresión:
"De" significa éxito (me salió de cojones) o cantidad (hacía un frío de cojones).
"Hasta" expresa el limite de aguante (estoy hasta los cojones).
"De" significa éxito (me salió de cojones) o cantidad (hacía un frío de cojones).
"Hasta" expresa el limite de aguante (estoy hasta los cojones).
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También es importante el tamaño y la posición (tiene dos cojones grandes y bien plantados); sin embargo hay un tamaño máximo (tiene los cojones como el caballo de Espartero) que no puede superarse, porque indica lo máxima.
Así mismo, la interjección ¡cojones! significa sorpresa, y cuando uno se halla perplejo los solicita, como Trillo en una ocasión, (¡manda cojones!)
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En resumen, será difícil encontrar una palabra en castellano o en otros idiomas con mayor número de acepciones.
Además no me negaran que es sin duda una palabra ideal para describir los distintos acontecimientos con los que sin duda nos tiene acostumbrados este desgobierno:
En resumen, será difícil encontrar una palabra en castellano o en otros idiomas con mayor número de acepciones.
Además no me negaran que es sin duda una palabra ideal para describir los distintos acontecimientos con los que sin duda nos tiene acostumbrados este desgobierno:
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- Se nos ponen de corbata cada vez que oímos a la Aido.
- Nos los toca, cada vez que habla Pepiño.
- No nos sale de los mismos, seguir aguantando a Rubalcaba
- En definitiva estamos hasta los cojones del talante de este desgobierno y de su presidente, que distan mucho de ser…cojonudos.
- Se nos ponen de corbata cada vez que oímos a la Aido.
- Nos los toca, cada vez que habla Pepiño.
- No nos sale de los mismos, seguir aguantando a Rubalcaba
- En definitiva estamos hasta los cojones del talante de este desgobierno y de su presidente, que distan mucho de ser…cojonudos.
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Hasta aquí, mi peculiar reflexión, la que me obliga a pedir perdón a mi inteligente y educada parroquia por tanto desatino lingüístico, pero hoy la cosa me salió así, entre humorística y cabreada…, mañana seré más bueno…
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EN LA POLÍTICA
EN LA CALLE
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7 comentarios:
Pues hijo que te voy a decir, que hasta los cojones estamos todos, los que los tienen y las que no los tenemos aunque sea fisicamente. Ayer noche, andaba yo muy cabreada y dije, estoy hasta los cojones, de esta situación de mierda, refiriendome al Gobierno y a nuestra situación actual, mi marido me dijo, pues tu no tienes "cojones", y le contesté pero tengo ovarios que son chiquititos y potentes, jajaja, se reía, tienes que quedar encima. Así que con un par de co o un par de ovarios lo mismo da, pero nos van a hacer falta muchos pares de las dos cosas, para desterrar a estos sinverguenzas que nos hunden si cabe un poco más cada día.
Un fuerte abrazo y feliz mañana.
Mi carrera me impide hablar en esos términos de los atributos masculinos. Tengo que hacerlo de modo más científico. Manda cojones.
Buenísimo!! Inmejorable¡¡
Ponle el número que quieras delante de esa palabra con tantas acepciones.
Un beso
Se te ve de buen humor y has dado na buena lección de Lengua, ttomaré nota para mi Angelito
Curiosa reflexión, eso demuestra la riqueza de nuestra lengua con la que pretenden terminar.
Saludos
Jajajajjajaja cómo eres...
Un besazo mi vida.
Todo perfecto, Arcendo, pero me preocupa, según veo en la fotografía, que haya alguien que le haga la competencia al caballo de mi antepasado. Creía que era único.
Un abrazo.
A mí me parece que has escrito un post cojonudo, je,je
Luisa
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