LAZOS INVISIBLES

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Amigos, hoy, os tengo que confesar que he tenido una breve “cita amorosa extramatrimonial”. Sí, ha ocurrido en la librería donde he ido a comprar el material escolar de mi hijo. Os transcribo la conversación:

- Yo: Hola, ¿me das un boli azul cielo?
- Dependienta: ¡Claro, cariño!
Ja, ja, ja, ja…., bueno…, fuera de bromas, el chiste me da pié para tratar de un tema crucial, que efectivamente tiene que ver mucho, con el amor, con la caridad y con la relación con los demás.
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La verdad es que el asunto central del post, me lo ha sugerido una genial cita de San Juan Crisóstomo que he leído en uno de mis blogs más queridos, en “De dentro”. El comentario que hace MILITOS (Ver enlace), lleva por título “Un tiempo para cada persona”, y ella en su comienzo dice: “El domingo es un buen día para reflexionar sobre nuestra vida interior y nuestra relación con las personas, cercanas o lejanas...”. Y la verdad, es que tan solo, esa frase, me ha hecho reflexionar mucho sobre ese bendito vínculo que, lentamente, hemos ido creando entre la familia bloguera.
Dicen que el cariño se hace de roces, incluso de esos roces que raspan; porque de hecho, esas incomodas rozaduras, hacen que las asperezas se limen y el camino del corazón se alise. Así, cuando el tiempo pasa y el trato persevera, el cariño, no tarda en llegar; y cuando este reina es imposible no acordarse de aquel o aquella, que sabes que te corresponde en muchos momentos del día.
Decía también San Juan Crisóstomo que, “La necesidad nos obliga a rogar por nosotros mismos, y la caridad fraterna a pedir por los demás. Es mas aceptable a Dios la oración recomendada por la caridad que la que es impulsada por la necesidad”; y la caridad, por fuerza ,surge cuando tenemos amor y lo queremos compartir con aquellos que queremos. Caridad, siempre, es igual a amor.
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Hace unos cuántos fines de semana, otro excelente bloguero, mi amigo ÁNGEL de "Siete en familia", puso en marcha una genial iniciativa sabatina (Ver enlace), como él mismo dice, fue una inspiración del Espíritu Santo. Se trata de poner en marcha, de forma práctica, concreta y efectiva, la comunión de los santos. Rezar el rosario entre los blogueros, encomendándonos mutuamente. ¡Que gran idea!.
Últimamente hay tres pensamientos a los que no paro de darles vueltas:
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- El primero, es sobre la unidad de vida, la coherencia. ¿Actúo delante de Dios -cuando nadie me ve- como lo hago cuando otros me miran?
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- El segundo es, aquel estribillo de la canción “pescador de hombres”: -mi descanso que a otros descanse-. Me lo aplico muchas veces, cuando estoy especialmente agotado, me da fuerza saber que mi cansancio, vale de algo.
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- Y el tercero, es precisamente sobre la comunión de los santos. ¡Qué alegría da saber que rezan por uno y encima notarlo!. “Hijo: ¡que bien viviste la Comunión de los Santos, cuando me escribías: "ayer "sentí" que pedía usted por mi!" (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Camino, n. 546).
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Animado exactamente por esa tercera premisa, acojo con el mejor agrado la propuesta de mi amigo Ángel. La secundo, la apoyo, la difundo y la practico, porque a mí, personalmente me resulta especialmente necesaria y sé que lo será también para todos los demás. Porque esa común unión…¡se nota!, y se nota tanto que, incluso en algún momento es la esencia misma, de la vida y el dinamismo cristiano.
Cuando los reveses de la vida empujan, nos sentimos apuntalados; cuando la tentación acecha, nos sentimos fortalecidos; cuando todo empuja a la tristeza, emana siempre desde nuestro interior una incomprensible felicidad al saber que no estamos solos.
Por la comunión de los santos todos somos una gran familia. La comunión de los santos nos hace comprender lo que hay entre nosotros
Estamos asistidos por plegarias invisibles, rodeados de gracia, entonces ¿Cómo no amar a quienes, con toda verdad, podemos llamar nuestros invisibles bienhechores, y también rezar por ellos?
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La comunión de los santos es la unión común que hay entre Jesucristo, Cabeza de la Iglesia, y sus miembros, y de éstos entre sí. Pero, Dios quiere que “TODOS los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”, y por eso, me surge otra reflexión.
Seguro que todos hemos oído alguna ver eso de “reza por mí”, y sin duda lo hacemos, porque sabemos que la oración es eficaz y poderosa; pero ¿por qué no ampliamos un poquito más nuestro radio de acción, durante el resto de nuestra semana?.
Me refiero a rezar también, por aquellos que no te lo piden, por aquellos que no creen, por todos aquellos que ni lo esperan, por esos, con los que nos cruzamos todos los días y ni siquiera hemos reparado en echarles una oración. Por todos, incluso por los que ¡NO TIENEN NI QUIEN LES RECE!.
Nuestra misión, como la de la Iglesia, es ¡Universal!. Debemos rezar pues, por todos. De esa manera seremos mucho más católicos.
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Solo se da lo que se tiene, nosotros tenemos un tesoro y nuestro deber de amor es compartirlo. La oración es la llave que nos lleva a la dimensión divina y siempre es fructífera. Nosotros rezamos, Dios hace el resto. Nos dirigimos al Padre que nos ama a todos. Cuando la humanidad se persuada, por fin, de esa filiación incondicional, todo cambiará totalmente.
En el Credo, que es nuestra declaración de fe, se hace patente esa común-unión y de esa manera, también se anticipa lo que veremos y sentiremos cuando nuestro paso por la tierra toque a su fin. De una manera u otra, cuando ya estemos allí, las otras virtudes teologales ya no serán necesarias. La fe no existirá, todo será certeza. La esperanza tampoco tendrá sentido, ya habremos llegado. Pero…, la caridad, el AMOR será...lo que quede; y … ¡Qué mejor caridad que pedir unos por otros!.
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No lo dudemos, nuestras oraciones pueden abrir muchas puertas y cambiar el mundo.
De momento, amigo, no te sientas solo… ¡YO, rezo.. POR TÍ!

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