¡¡ RADICALIDAD !!

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Dios y audacia, fue uno de los primeros lemas del Opus Dei.
«¡Dios y audacia!. La audacia no es imprudencia. La audacia no es osadía», decía San Josémaría en el punto 401 de Camino.
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Audacia, según el diccionario de la Real Academia, se define como “atrevimiento”. Y eso, es precisamente lo que nos hace falta a los cristianos de este siglo, empuje y valentía, ¡fuera complejos!, que no están los tiempos para medias tintas.
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La audacia es una virtud cristiana. No solo fue San Josemaría quien, con aquellas palabras, nos lo planteaba; todavía recuerdo algún viejo catecismo que nos exhortaba a pedir ese arrojo, mientras nos exponía los dones del Espíritu Santo:
“Don de Fortaleza: Despierta en nosotros una santa audacia que nos impulse al apostolado con entusiasmo y decisión.”
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Si hemos de ser apóstoles, si queremos cambiar el mundo, si deseamos defender a la Iglesia de verdad, en nuestro entorno, en nuestros centros de estudio o de trabajo y animar a todos a vivir con coherencia; la audacia será el motor. Nuestra única obsesión debe ser la salvación de las almas, sin aprensiones, ni dudas. La indiferencia y el apocamiento son pecado. No podemos, ni debemos ocultarnos.
Hemos de ser valientes suscitadores de la radicalidad del mensaje de Jesucristo.
Los cristianos no debemos ser carne de guetto, aconejados, ¡acojonados!. Es cierto que la fé es algo muy íntimo y personal, pero hemos nacido para ser “sal de la tierra y luz del mundo”, no podemos esconder la lámpara debajo de la mesa y quedarnos tan panchos.
Este mundo, es tan engañoso que nos dice que nos guardemos nuestras cosas y que respetemos a los demás, pero…, hay otros que, sin deberlo, lucen su “orgullo” sin recato, mientras que a nosotros, casi se nos condena al silencio.
Ya es hora, de despertar del letargo, tal como se están poniendo las cosas los católicos tenemos la obligación de… ¡dar la nota!. Cuando el silencio se interpreta como aquiesciencia, es un deber moral dar la cara, y, sin agredir a nadie, cantar las cuarenta al lucero del alba.
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Pero, ¿Cómo podemos poner en práctica, en nuestro entorno, ese santo descaro?.
Pues permitidme algunos consejos, para los muchos que utilizamos nuestro ordenador, como medio de apostolado:
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- Empecemos por el principio. ¿Porqué no tener como fondo de pantalla una imagen de Nuestra Señora?. El ordenador es “personal” , a nosotros no debe avergonzarnos, porque a nadie debe molestar. Si otros tienen a los Simpsons o un bonito, pero anodino paisaje, ¿Porqué nosotros no podemos tener esa gran fuente de inspiración, que es Nuestra Madre. bendita?
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- Utiliza Internet sin miedo y echa la red -es decir la web- para pescar: participa en los blogs, da doctrina, difunde los links cristianos. Difunde el gran mensaje de Jesús.
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- Pero no te olvides de poner un filtro para que no entre basura. No se trata sólo de proteger a los niños. Los adultos estamos igual de indefensos porque todos somos corruptibles y capaces de todo. Si tuvieses siempre sobre la mesa un montón de revistas pornográficas, ¿estás seguro de que nunca echarías una ojeada?
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- Limpia y enriquece tu lenguaje. Nada tengo contra el taco como interjección lírica, que, usado con moderación, sosiega el ánimo; pero la mugre sobra. ¿Para qué tantas referencias glandulares, tanta alusión al presunto oficio de la madre de un tercero, tanta basura sexual? No sé si la cara es el espejo del alma (espero que no), pero el idioma sí que lo es.
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- Hablando del lenguaje, no es preciso que digas "Jesús" cada vez que oigas un estornudo, pero habrá que poner de moda algunas viejas y entrañables expresiones: "si Dios quiere", "con la ayuda de Dios", "Adiós" ... Sustituirán con ventaja al "hasta luego" que todo el mundo profiere aunque se despidan para la eternidad.
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- Por supuesto, no toleres la blasfemia ni en los chats, ni en tu blog. A veces, basta con una frase ingeniosa y contundente, para redirigir una conversación "oye, tío, ¿por qué no insultas a tu padre y dejas al mío en paz?".
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- Manda un mail a tu periódico, a tu emisora o a tu columnista favorito, sobre todo cuando hacen las cosas bien. Levántales el ánimo, que buena falta hace.
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- Habla de Dios a tus amigos. "Hablar de" es hablar de uno mismo, de lo que Él ha hecho contigo. Por eso cuesta. Hacer apostolado es quedarse a la intemperie, pero vale la pena.
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- Habla también de lo que haces, dí que van a misa, que bendices la mesa, que rezas el rosario, que prefieres leer antes que ver la tele, sobretodo si esta se convierte en un zoo, en un catre o en un retrete (sin perdón, que así se llama). Di que es mejor tirar de la cadena y coger un buen libro.
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- Cuando hables con o del sexo opuesto, hazlo con respeto, evita la terminología culinaria: Fulanita no "está buena" porque la mujer (o el hombre) no son objeto de consumo.
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- Di también lo que no te gusta, por ejemplo que no es preciso que exhibir la etiqueta de la ropa interior. Esos pantalones, ya los utilizaba así, Cantinflas hace cincuenta años, y francamente, son una auténtica horterada. Di que prefieres mirar los ojos de las chicas guapas, antes que mirar a su ombligo y alrededores. A lo mejor, alguna se ruboriza y se lo tapa.
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Y por supuesto, reza por todos los que entren a tu blog, yo no sabré nunca en esta tierra el efecto concreto que tendrá mi oración por ellos, pero estoy convencido de que será escuchada.
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Ya es hora de que los cristianos nos manifestemos, que hagamos bulto, que gritemos fuerte, que nos hagamos notar, ¡QUE SEAMOS RADICALES!.
Estas, son solo algunas ideas. ¿Puede alguien dar más? Si es así, serán bienvenidas.
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De momento, si crees que estas, son válidas…. ¡PASALAS!

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DA EL PASO..¡ATREVETE!

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