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Hemos sobrepasado ya la segunda quincena del mes decembrino, y eso en la vida estudiantil supone que, antes de las ansiadas vacaciones navideñas, todavía queda algún examen por hacer, de esos con los que luego, se calificará esta primera evaluación que está por cumplir.
Los padres ya pasamos por eso, algunos hace mucho tiempo, pero ahora nos toca pasar por ese mismo trance, otra vez con los hijos y en esa labor, es en la que ando enfrascado hace ya unos días, a pesar de mi catarro.
Anteayer fue el examen de filosofía de la mayor, y ayer fue el examen de “cono” del peque. ¡No paro!
Para los no iniciados aclaro que, eso del “cono” es como la chavalería llama a la asignatura “conocimiento del medio”, que es como un megamix de lo que antes eran las “ciencias naturales”, “la geografía” e incluso “la historia”. ¡Todo en uno, junto y revuelto!; no como aquella añorada “Enciclopedia Álvarez”, que eso si que era un libro de texto, completísimo y en condiciones.
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Pues, ayer repasando con mi niño, el “cono”, me volví a fascinar de la grandeza de nuestro Dios. El tema era el cuerpo humano y más concretamente el sistema nervioso central.
Que la máquina humana, por su exactitud y armonía es una auténtica maravilla, es algo que yo no voy a descubrir ahora; eso es innegable. Todo el cuerpo es asombroso, pero si nos fijamos en el cerebro… es para quedarse pasmados.
El cerebro es capaz de gestionar todas las actividades voluntarias e involuntarias del organismo, es un sistema que permite descifrar los estímulos que provienen del exterior e interactuar con ellos, ¡es una pieza orgánica perfecta!, responsable de la preponderancia del Hombre sobre la Tierra. ¿Hemos tomado alguna vez conciencia de ello?
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Lo que más me llamó la atención, fue recordar que en el tronco encefálico se controlan todos esos movimientos involuntarios que son de gran importancia porque son los que dirigen el mantenimiento contínuo y preciso de nuestras constantes vitales, el movimiento del corazón y la respiración…., nada más y nada menos…, y todo se hace ¡solo!, sin intervenir la voluntad, de forma automática. ¡IMPRESIONANTE!, por más que lo pienso una y otra vez, me parece impresionante. ¿Quién pudo diseñar algo así?
¿Y en cuanto a la respiración?... ¡es otro gran MILAGRO!. Cada día respiramos, nada menos que unas 26.000 veces, aproximadamente 14.000 litros de aire.
Hemos sobrepasado ya la segunda quincena del mes decembrino, y eso en la vida estudiantil supone que, antes de las ansiadas vacaciones navideñas, todavía queda algún examen por hacer, de esos con los que luego, se calificará esta primera evaluación que está por cumplir.
Los padres ya pasamos por eso, algunos hace mucho tiempo, pero ahora nos toca pasar por ese mismo trance, otra vez con los hijos y en esa labor, es en la que ando enfrascado hace ya unos días, a pesar de mi catarro.
Anteayer fue el examen de filosofía de la mayor, y ayer fue el examen de “cono” del peque. ¡No paro!
Para los no iniciados aclaro que, eso del “cono” es como la chavalería llama a la asignatura “conocimiento del medio”, que es como un megamix de lo que antes eran las “ciencias naturales”, “la geografía” e incluso “la historia”. ¡Todo en uno, junto y revuelto!; no como aquella añorada “Enciclopedia Álvarez”, que eso si que era un libro de texto, completísimo y en condiciones.
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Pues, ayer repasando con mi niño, el “cono”, me volví a fascinar de la grandeza de nuestro Dios. El tema era el cuerpo humano y más concretamente el sistema nervioso central.
Que la máquina humana, por su exactitud y armonía es una auténtica maravilla, es algo que yo no voy a descubrir ahora; eso es innegable. Todo el cuerpo es asombroso, pero si nos fijamos en el cerebro… es para quedarse pasmados.
El cerebro es capaz de gestionar todas las actividades voluntarias e involuntarias del organismo, es un sistema que permite descifrar los estímulos que provienen del exterior e interactuar con ellos, ¡es una pieza orgánica perfecta!, responsable de la preponderancia del Hombre sobre la Tierra. ¿Hemos tomado alguna vez conciencia de ello?
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Lo que más me llamó la atención, fue recordar que en el tronco encefálico se controlan todos esos movimientos involuntarios que son de gran importancia porque son los que dirigen el mantenimiento contínuo y preciso de nuestras constantes vitales, el movimiento del corazón y la respiración…., nada más y nada menos…, y todo se hace ¡solo!, sin intervenir la voluntad, de forma automática. ¡IMPRESIONANTE!, por más que lo pienso una y otra vez, me parece impresionante. ¿Quién pudo diseñar algo así?
¿Y en cuanto a la respiración?... ¡es otro gran MILAGRO!. Cada día respiramos, nada menos que unas 26.000 veces, aproximadamente 14.000 litros de aire.
Con todo lo que ocupa nuestra vida diaria, todos nuestros quehaceres, todas nuestras preocupaciones, reparamos alguna vez en estas asombrosas cifras. ¿Quién piensa, alguna vez, en su respiración?.
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Os contaré una historia que aparentemente nada tiene que ver con esto, pero que me hace regresar otra vez, a aquel capítulo de la “Enciclopedia Álvarez”, donde también se enseñaba “Historia Sagrada”:
Recuerdo, gracias a aquel libro, el relato bíblico de Moisés, porque allí fue donde lo aprendí, incluso antes que en el cine, en el que un fabuloso Charlton Heston daba poderosa vida al personaje.
A grandes rasgos, la “Álvarez” enseñaba como aquel príncipe metido a pastor, fue llamado por Dios a través de una zarza ardiente: “Moisés descálzate porque estás pisando tierra sagrada”. Después Dios le mandará liberar a su pueblo oprimido en Egipto.
La primera reacción de Moisés, al oir el mandato, fue una simple pregunta:
“Pero si los israelitas me preguntan cuál es tu nombre, ¿qué voy a decirles?."
Y Dios dijo a Moisés: “YO SOY EL QUE SOY”.
“Yo soy el que soy”, dijo Dios, y esa doble afirmación en el verbo ser o estar, enunciado en tiempo presente; se convierte en hebreo en "YHVH", ya que el hebreo no tenia vocales y su significado es "ser, el eterno, el auto existente, el que es, el que existe en si mismo”.
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Pero ahondemos aún más en su Nombre, para verificar que tiene mucho que ver con la primera parte del post.
En hebreo las letras “Y”,”H”,”V”,”H” se pronuncian como "Yud”, “Hay”, “Vav”, “Hay” (h aspirada, similar a nuestra jota suave).
Posteriormente algunos derivaron luego ese YHVH a Jehová o Yahvéh.
Sin embargo, y aquí viene lo bueno, algunos rabinos consideraban que esas cuatro consonantes eran realmente impronunciables, que eran esencialmente ¡SONIDOS DE LA RESPIRACIÓN. Y es que efectivamente, esas letras estando juntas suenan EXACTAMENTE como el sonido de una respiración… (dilo susurrando) “Yud”, “Jay”, “Vav”, “Jay”...
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Os contaré una historia que aparentemente nada tiene que ver con esto, pero que me hace regresar otra vez, a aquel capítulo de la “Enciclopedia Álvarez”, donde también se enseñaba “Historia Sagrada”:
Recuerdo, gracias a aquel libro, el relato bíblico de Moisés, porque allí fue donde lo aprendí, incluso antes que en el cine, en el que un fabuloso Charlton Heston daba poderosa vida al personaje.
A grandes rasgos, la “Álvarez” enseñaba como aquel príncipe metido a pastor, fue llamado por Dios a través de una zarza ardiente: “Moisés descálzate porque estás pisando tierra sagrada”. Después Dios le mandará liberar a su pueblo oprimido en Egipto.
La primera reacción de Moisés, al oir el mandato, fue una simple pregunta:
“Pero si los israelitas me preguntan cuál es tu nombre, ¿qué voy a decirles?."
Y Dios dijo a Moisés: “YO SOY EL QUE SOY”.
“Yo soy el que soy”, dijo Dios, y esa doble afirmación en el verbo ser o estar, enunciado en tiempo presente; se convierte en hebreo en "YHVH", ya que el hebreo no tenia vocales y su significado es "ser, el eterno, el auto existente, el que es, el que existe en si mismo”.
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Pero ahondemos aún más en su Nombre, para verificar que tiene mucho que ver con la primera parte del post.
En hebreo las letras “Y”,”H”,”V”,”H” se pronuncian como "Yud”, “Hay”, “Vav”, “Hay” (h aspirada, similar a nuestra jota suave).
Posteriormente algunos derivaron luego ese YHVH a Jehová o Yahvéh.
Sin embargo, y aquí viene lo bueno, algunos rabinos consideraban que esas cuatro consonantes eran realmente impronunciables, que eran esencialmente ¡SONIDOS DE LA RESPIRACIÓN. Y es que efectivamente, esas letras estando juntas suenan EXACTAMENTE como el sonido de una respiración… (dilo susurrando) “Yud”, “Jay”, “Vav”, “Jay”...
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¿Es el nombre de Dios el sonido de la respiración?
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El Libro del Génesis dice que cuando Dios creó al hombre, Dios echó sobre él, su aliento, para DARLE VIDA…. ¡Otra vez la respiración!
También está escrito en los Salmos: “La vida del hombre es un suspiro, incluso de las que parece más seguros”. Como si quisiera decirnos que la vida es corta y además frágil.
También está escrito en los Salmos: “La vida del hombre es un suspiro, incluso de las que parece más seguros”. Como si quisiera decirnos que la vida es corta y además frágil.
Y esto es verdad, estamos hechos de polvo, pero… Dios ha echado sobre nosotros SU ALIENTO DIVINO, y por eso, a pesar de nuestra debilidad, poseemos una fuerza y un poder increíbles.
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Así al final, llegamos a entender que esa respiración física que tenemos los humanos y que además no controlamos voluntariamente, es reflejo del ALIENTO con el que, Él nos creó y nos mantiene vivos.
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Así al final, llegamos a entender que esa respiración física que tenemos los humanos y que además no controlamos voluntariamente, es reflejo del ALIENTO con el que, Él nos creó y nos mantiene vivos.
En la Escritura además, la palabra respiración cobra el mismo significado que ESPÍRITU. De este modo, podemos afirmar que el Espíritu de Dios habita realmente en cada uno de nosotros.
Es decir, si el ESPÍRITU habita en nuestro interior somos capaces de todo. En Romanos 8, se dice que, si dejamos que el Espíritu de Dios, viva en nosotros, ese mismo Espíritu que levantó a Jesús de entre los muertos, entonces nosotros también tendremos VIDA.
¿Por qué entonces, no respiramos SIEMPRE al ritmo de DIOS?, ¡Necesitamos tantas cosas que exhalar…, y tanto que respirar de su SANTO ESPÍRITU!
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El cuerpo humano es tan maravilloso porque es la creación maestra del Creador y somos sagrados porque Su aliento fluye a través de cada uno de nosotros.
No es necesario que alguien no esté de acuerdo con esto, para que esto sea una rotunda verdad.
¿Qué es lo primero que hace un bebé cuando nace? Respirar, gritar el Nombre de Dios con todas sus fuerzas.
Es decir, si el ESPÍRITU habita en nuestro interior somos capaces de todo. En Romanos 8, se dice que, si dejamos que el Espíritu de Dios, viva en nosotros, ese mismo Espíritu que levantó a Jesús de entre los muertos, entonces nosotros también tendremos VIDA.
¿Por qué entonces, no respiramos SIEMPRE al ritmo de DIOS?, ¡Necesitamos tantas cosas que exhalar…, y tanto que respirar de su SANTO ESPÍRITU!
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El cuerpo humano es tan maravilloso porque es la creación maestra del Creador y somos sagrados porque Su aliento fluye a través de cada uno de nosotros.
No es necesario que alguien no esté de acuerdo con esto, para que esto sea una rotunda verdad.
¿Qué es lo primero que hace un bebé cuando nace? Respirar, gritar el Nombre de Dios con todas sus fuerzas.
Y ¿Qué es lo último que hacemos, al morir?, tomamos la última bocanada de Dios, para poder decir su Nombre, ya para siempre.
Él está con nosotros SIEMPRE, en cada una de esas 26.000 veces que respiramos cada día…., durante toda nuestra vida.
Él está con nosotros SIEMPRE, en cada una de esas 26.000 veces que respiramos cada día…., durante toda nuestra vida.
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¿No es maravilloso este SANTO CUERPO HUMANO?
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3 comentarios:
Qué buenooooooooooooooo el temazo de Police!!! me entusiasma.
Yo jamás olvidaré el día que dí a luz a mi hijo, cuando lo tuve entre mis brazos dije: pero qué es esto??? de dónde ha salido??? esto es un milagro!!, pero si yo no he hecho nada...
Me quedé sorprendidísima con la absoluta perfección de su cuerpecito y me parecía increíble que hubiese salido de mí sin yo haber hecho nada.
Somos un milagro.
Precioso post querido.
Besos de colores!
Querido hermano: Ni enciclopedia Alvarez ni nada. Nadie como tú para explicar las cosas. Qué bien entra en este valioso cuerpo. Fijate por donde en mis tiempos romanos, tenía un amigo médico que justo me dijo que la perfección del cuerpo humano le hacía no creer en Dios. No recuerdo los diálogos, pero quedé anulado al pensar que alguien no podía creer ante la perfección que debería inclinar la balanza hacia la creencia. Y es que cuando uno no se quita la venda de los ojos, por mucho que le enseñen no ve. Ya decía San Agustín : "Para el que quiera creer tengo todos los argumentos, para el que no quiera, no tengo ninguno". Una vez más queda patente que la Fe es una valiosísimo regalo que Dios nos ha hecho, y como dice Guerrera los que hemos pasado por la experiencia de un niño, de verlos crecer, solo podemos llegar a la conclusión de que el cuerpo humano es una obra maestra de Dios.
Que lastima que Police ya no esté. Sting a solas me gusta mucho, pero le falta a veces la banda. Una vez más gracias.
"¿Es el nombre de Dios el sonido de la respiración?"
Creo que esto es lo más bonito de cuanto te he leído. Y además concuerda con lo que yo siento. Cuando por algun motivo me veo falta de respiración, lo primero que hago es decir: ¡Ay Dios mío! y te prometo que se me abren los pulmones y los bronquios.
Por otro lado el libro de Cono, me lo sé de pe a pa, de tanto estudiarlo con Angelito. Y digo yo ¿dónde estaba mi cerebro la otra noche al caer por la escalera?
Besiños
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