POLÍTICAMENTE INCORRECTÍSIMO

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Los refrendos catalanistas, ilegales y anticonstitucionales para forzar al Estado y obtener el fin mismo de este, certifican que España deja definitivamente de ser aquello, que antaño se llamó, “una unidad de destino en lo universal”; pero eso solo es un paso más.
En el corazón emponzoñado de los que atizan esa hoguera, se agazapa el deseo de confundir, de embrollar, de desorientar. Por eso, para mantener cierta conciencia de identidad, a veces es bueno, volver la vista atrás buscando referencias y puntos de apoyo, para saber por donde vamos.
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Así en este caso, mi memoria más reciente, me transporta forzosamente a 34 años atrás, es decir a las postrimerías del franquismo.
De aquel singular sistema, se pueden decir muchas cosas. Y yo sé que, en ciertos aspectos y en muchas cuestiones hubo muchas injusticias; aquel efectivamente, no era “el mejor de los mundos posibles”:
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- Dicen que antes, se prohibía, que se censuraba, que no se podía hablar, que no había libertad de expresión.
- Dicen que antes, se adoctrinaba desde las aulas.
- Dicen que antes, no había paz social y que los sindicatos estaban al servicio del régimen.
- Dicen que antes, los únicos que se enriquecían eran los poderosos y los afectos al poder.
- Dicen que antes, no se respetaba la vida, porque existía la pena de muerte.
- Dicen que antes, no se podía objetar, ni siquiera por motivos de conciencia.
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Dicen que todo eso pasaba, y a todas esas prácticas las llamaron “dictadura”.
Han pasado ya décadas de aquello, y lo honrado ahora, sería preguntarse, si hemos mejorado o por el contrario, con las últimas decisiones de un mal gobierno nos hemos vuelto a lo peor de aquellos años.
Repasemos en este punto, algunos acontecimientos de máxima actualidad.
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- ¿No se censuran hoy, sistemáticamente, todas las opiniones contrarias al poder? (ver enlace)
- ¿No se vetan hoy, a los medios de comunicación críticos con el Gobierno? (ver enlace)
- ¿No se les recortan hoy, subvenciones a instituciones no afectas al ejecutivo? (ver enlace)
- ¿No es la nueva asignatura EPC, un mal remedo de aquella antigua “formación del espíritu nacional”? ( Ver enlace)
- ¿No es cierto que, los dos sindicatos mayoritarios, debidamente apesebrados, dando la espalda al trabajador, están hoy más al servicio del poder que aquel sindicalismo vertical? (ver enlace)
- ¿No es verdad, que mientras hoy, los super bancos, gracias a las ayudas gubernamentales, salen airosos de la recesión; esta golpea con dureza al principal sustento del Estado de bienestar, que es la clase media? (ver enlace)
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En cuanto a la pena de muerte y al desprecio por la vida, son cuestión que merece capítulo aparte. Porque hoy, no solo se permite el crimen, sino que se regula por ley, se alienta y se promueve con la firma del gobierno. Aunque cualquier ejecución es despreciable, es indudable el hecho de que la cantidad de muertos, la mayoritaria y abrumadora cantidad de indefensos inocentes asesinados por el aborto, superan en mucho, a los fusilados por el franquismo:
¡10.000 abortos cada año! (Ver enlace); una cifra ciertamente triste y escandalosa. Habría que pensar en este caso en Hitler y en sus cámaras de gas, mucho antes que en Franco, y sus fusilamientos en época de guerra.
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Estrechamente unido a ese mismo capítulo, están las negativas al derecho a objetar por motivos de conciencia a los sanitarios que se niegan a matar. Es tan imperativo el gobierno, en este caso, que incluso existen listas negras de los profesionales del sector, en una intolerable “caza de brujas” al estilo del macarthismo más rancio. (Ver enlace).
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Así pues, aquello de hace treinta y tantos años, fue una dictadura, con sus aciertos y con sus muchos errores, pero ante ella, nadie tiene derecho a crítica, si hace lo mismo que aquel a quien reprueba; antes bien, lo más que merece es sentir la vergüenza de ser lo mismo que aquel a quien desprecia, y además en su peor versión.
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La intolerancia siempre está enfrentada con la libertad, la imposición es autoritarismo, y por mucho que intolerancia e imposición se vistan de “talante”, no dejan de ser el efecto directo de la causa totalitaria.
Que quede claro pues, que no me gustan la dictaduras, pero puestos a elegir entre dictaduras, prefiero las que van dando la cara, antes que, las que van disfrazadas; por lo menos … sabes a que atenerte.
Así, aunque suene políticamente incorrectísimo, antes que con este “zapaterismo”, me quedaría siempre, con la vieja dictablanda, con el “ancient régime”; que también tenía sus cosas buenas; aunque hoy, la sesgada memoria histórica de algunos, no lo quiera reconocer.
Y después... mirándose al espejo, a mi me llamaran facha; ande yo caliente…
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¿Hay algo más políticamente incorrecto que este vídeo?…, hasta en la televisiones extranjeras se mofan del talante de nuestro "ilustre procer". Eso es prestigio global y lo demás son menudencias.... ¡Que pena de España... !

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