ESTO ES UN .... ¡CUENTO!.. con mucho arte

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Precisamente por el último post en el que, toqué de refilón y con humor el tema político, ha habido alguien, muy allegado a mí, que me acusa de haber cambiado….
Me dice que últimamente siempre estoy haciendo muchos posts sobre religión y valores, y cada vez toco menos la política….
Me decía este amigo, que así,… a la larga, se me van a ir muchos lectores.
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Huelga decir que, precisamente en ese punto me da lo mismo, y además no me lo creo. Sin embargo creo, que sin desmerecer todos los temas que tienen cabida en esta Hoja, también es cierto y sé, que últimamente le dedico más a lo que tiene más importancia. Digamos que…, quiero comprar –Y VENDER- el mejor cuadro, aunque otros, desgraciadamente no vean su valor. Dejadme que os lo ejemplifique con un pequeño cuento, que titulo….
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EL HIJO

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Érase una vez un hombre rico, que tenía un hijo. Ambos padre e hijo compartían gran cariño y también el gusto por el arte pictórico. A lo largo de los años habían recorrido juntos, todos los grandes museos del mundo, para aumentar sus conocimientos y también su gran pasión, que les llevó a atesorar una excelente colección particular, en la que tenían de todo. Desde Leonardo a Lautrec, de Miró hasta Tizziano.
Juntos pasaban horas y horas disfrutando, embelesados, admirando todos aquellos maravillosos cuadros de su propiedad.
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Los años pasaron, hubo una guerra y el hijo, se fue a servir a su patria. Lamentablemente al poco de partir, el padre recibió la peor de las noticias, su querido hijo, fue uno de los primeros en caer. Murió como un valiente en acto de servicio. Su acto final fue heroico… murió en plena batalla mientras rescataba a otro soldado. El padre sufrió profundamente la muerte de su único hijo.
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Al cabo de un tiempo, alguien tocó a su puerta. Era un joven que traía un gran paquete. Pidió hablar con el padre, y le dijo:
- "Señor, usted no me conoce, yo soy el soldado por quien su hijo dio la vida. Él Salvó muchas vidas ese día, no solo la mía. A mi, me estaba llevando a un lugar seguro cuando una bala le atravesó el pecho.
En el poco tiempo que pudimos conocernos, nos tomamos gran afecto, hablábamos mucho y el principal tema de conversación era usted y el gusto que ustedes dos tenían por la pintura".
Al decir esto, el muchacho extendió los brazos y entre lágrimas entregó el paquete al padre que lo recibió, también sollozando:
- "Sé que esto no es mucho. No soy un gran artista, pero creo que a su hijo le hubiera gustado".
El padre abrió el paquete. Era un retrato de su hijo, pintado por aquel joven soldado. Lo contempló con profunda admiración. La manera en que el soldado había capturado la personalidad de su hijo en la pintura era impresionante. El padre estaba tan atrapado por la expresión de los ojos de su hijo, que los suyos estallaron de lágrimas. Se lo agradeció tanto que se ofreció a pagar el cuadro.
- "¡Oh, no, señor, yo nunca podría pagarle lo que su hijo hizo por mí! Es un regalo".
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Pasó más tiempo y el padre… murió.
Algunos meses más tarde se anunció la subasta del tesoro familiar. Mucha gente importante acudió con grandes expectativas de hacerse con alguno de los cuadros de la famosa colección.
Sin embargo, el primero que se subastaría iba a ser aquel retrato del hijo, que había hecho aquel soldado. Ya con el lienzo en la plataforma, el subastador golpeó su mazo y dio inicio a la subasta:
- "Empezaremos los remates con este retrato del hijo, ¿quién ofrece por este retrato?"
Hubo un gran silencio. Entonces una voz desde fondo de la habitación gritó:
- "¡Queremos ver las pinturas famosas, olvídese de esa!".
Sin embargo el subastador persistió:
- "¿Alguien ofrece algo por esta pintura? ¿5.000? ¿3.000..?"
Otra voz gritó con enojo:
- "No venimos por esa pintura, venimos por... los Velazquez, los Renoirs, y los otros....; no por ese desconocido".
Pero aún así el subastador continuó:
- "EL HIJO, EL HIJO, EL HIJO... ¿Quién se lleva EL HIJO?"
Finalmente, una voz se oyó desde atrás:
- “¡Quinientos euros!”
Era el viejo jardinero del padre y del hijo. Siendo un hombre muy pobre, ofreció lo único que podía ofrecer: 500 euros.
- "Tenemos quinientos, ¿quién ofrece mil?", gritó el subastador.
El resto de los asistentes ya se estaban enfadando mucho por lo que creían algo sin valor. No querían la pintura de EL HIJO. Querían las que representaban una valiosa inversión. El subastador golpeó por fin el mazo:
"A la de una, a la de dos, VENDIDA por QUINIENTOS EUROS".
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"¡Empecemos YA con la colección!", gritó uno.
El subastador soltó su mazo y dijo:
"Lo siento mucho, damas y caballeros, pero la subasta llegó a su final".
"Pero, ¿y las demás pinturas?", dijeron todos.
"Lo siento", contestó el subastador. "Cuando me llamaron para dirigir esta Subasta, se hizo bajo el secreto estipulado en el testamento del dueño. Yo no tenía permitido revelar nada hasta este preciso momento.
Solamente la pintura de EL HIJO sería subastada. Aquel que la aceptara, heredaría absolutamente todas las demás posesiones de este hombre, incluyendo las famosas pinturas.
Así, finalmente el hombre que aceptó quedarse con EL HIJO se queda con TODO".

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¿¿¿Moralejas???…. ¡que cada cual saque las suyasss!... jajaja.
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