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Soy consciente que este post no es muy veraniego, no es nada lúdico pero creo que hay cosas que no tienen estaciones, hay asuntos que son de todo tiempo. Y hay situaciones que nos persiguen, no las podemos evitar, y si acaso…, por infantil atolondramiento no las encajamos bien en el puzzle de nuestra vida, andaremos siempre descabalados, fuera de lugar, sin encontrar nuestro fin, ni nuestro porqué, en este mundo.
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Estas reflexiones que voy a compartir, me vinieron el otro día mientras repasaba el otro día, las noticias deportivas en el diario Marca (lo hago a menudo), y no sé por qué…., hilé lo que estaba leyendo con las palabras del Evangelio de este último domingo. La impactante noticia que desencadenó tan curioso maridaje fue esta:
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Soy consciente que este post no es muy veraniego, no es nada lúdico pero creo que hay cosas que no tienen estaciones, hay asuntos que son de todo tiempo. Y hay situaciones que nos persiguen, no las podemos evitar, y si acaso…, por infantil atolondramiento no las encajamos bien en el puzzle de nuestra vida, andaremos siempre descabalados, fuera de lugar, sin encontrar nuestro fin, ni nuestro porqué, en este mundo.
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Estas reflexiones que voy a compartir, me vinieron el otro día mientras repasaba el otro día, las noticias deportivas en el diario Marca (lo hago a menudo), y no sé por qué…., hilé lo que estaba leyendo con las palabras del Evangelio de este último domingo. La impactante noticia que desencadenó tan curioso maridaje fue esta:
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Al parecer este personaje de tan largo nombre, era un jugador de fútbol que había participado en la reciente copa del mundo y jugaba en la liga inglesa, era un atleta, pero era sobretodo un –joven- de ¡tan solo 32 años de edad!
La muerte no sabe de veranos, de estaciones y … tampoco sabe de profesiones o de edades. Viene en cualquier momento y es para todos:
“Estad preparados, porque el Hijo del hombre llegará a la hora menos pensada" S. Lucas 12,40
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Comprendo que se huya en estos casos y más en este tiempo estival, de una noticia así. La muerte siempre es muy difícil de encajar desde una visión “humana”; pero hay que aceptar de una vez por todas, que aquí estamos todos… de prestado, hay que asumir, sin miedos, ni asombros, nuestra condición de mortales.
Nuestra estancia en este mundo es una época de paso, relativamente breve, en el que estamos a la espera; a la espera de lo que viene, de lo definitivo, de la eternidad. Porque… para eso estamos aquí, para prepararnos para la vida eterna.
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La gran suerte de la criatura es contar continuamente con el cuidado, con el cariño inefable del Creador. Es tanto así, que Nuestro Padre ha tenido a bien, llamarnos al Reino de los cielos para estar en su presencia ¡siempre!; pero ese impresionante don es aún es más grande porque NO es inevitable; Dios, además hace y consiente en que la elección dependa enteramente de nosotros, de nuestra voluntad, de nuestra libertad. Depende de que realmente consciente y voluntariamente queramos aceptar ese destino que Dios nos ha preparado…, o no.
Pero si lo pensamos un poco, ¡ESTO ES EXTRAORDINARIO!..., Dios ha querido darnos su Reino, darnos el cielo; ha querido compartir con cada uno de los hombres, su intimidad. Nos ha destinado directamente a la Trinidad, para siempre.
La muerte no sabe de veranos, de estaciones y … tampoco sabe de profesiones o de edades. Viene en cualquier momento y es para todos:
“Estad preparados, porque el Hijo del hombre llegará a la hora menos pensada" S. Lucas 12,40
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Comprendo que se huya en estos casos y más en este tiempo estival, de una noticia así. La muerte siempre es muy difícil de encajar desde una visión “humana”; pero hay que aceptar de una vez por todas, que aquí estamos todos… de prestado, hay que asumir, sin miedos, ni asombros, nuestra condición de mortales.
Nuestra estancia en este mundo es una época de paso, relativamente breve, en el que estamos a la espera; a la espera de lo que viene, de lo definitivo, de la eternidad. Porque… para eso estamos aquí, para prepararnos para la vida eterna.
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La gran suerte de la criatura es contar continuamente con el cuidado, con el cariño inefable del Creador. Es tanto así, que Nuestro Padre ha tenido a bien, llamarnos al Reino de los cielos para estar en su presencia ¡siempre!; pero ese impresionante don es aún es más grande porque NO es inevitable; Dios, además hace y consiente en que la elección dependa enteramente de nosotros, de nuestra voluntad, de nuestra libertad. Depende de que realmente consciente y voluntariamente queramos aceptar ese destino que Dios nos ha preparado…, o no.
Pero si lo pensamos un poco, ¡ESTO ES EXTRAORDINARIO!..., Dios ha querido darnos su Reino, darnos el cielo; ha querido compartir con cada uno de los hombres, su intimidad. Nos ha destinado directamente a la Trinidad, para siempre.
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Pensemos, de verdad, en esta gran responsabilidad, en ese enorme AMOR:
Porque esa querencia de Dios, esa actitud de Padre, debe marcar de forma decisiva toda nuestra existencia….:
Ya no solo debe –puede- ocupar nuestra mente, cualquier proyecto, ni cualquier afán familiar, profesional o social, que podrán ser muy buenos…. Pero ya se nos queda pequeño, ante la grandeza de saber que Dios, me ha destinado a mí, con mi nombre y dos apellidos…., a mi personalmente, a estar con Él para siempre.
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Dios vendrá, finalmente, sí. Podrá llegar, como dice la Escritura, cuando menos lo pensemos, o después de algunos años más…, ¡que más dá!...., pero lo más importante de esa carrera, será saber discernir y saber que sería un error que quisiéramos solo lo que es un medio, algo de este mundo, algo, cualquier cosa que por muy loable que sea, solo la tendremos –de paso-, algo que no vamos a poder llevar nunca a la otra vida, ¡a la vida!… Como decía San Francisco de Borja, “Nunca más serviré a Señor que se me pueda morir”
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Creo que esa es la pregunta crucial que se me plantea ante la muerte, yo… realmente.. ¿Dónde tengo mis afanes? ¿Qué es lo que espero de la vida? ¿A dónde camino?
Lo que he de tener claro es que los bienes de este mundo, nunca pueden ser fines…; eso es un error, una equivocación, porque eso sería utilizarlos para lo que NO son y eso siempre…., es muy poco; porque todos nuestros pasos están orientados a lo eterno debe tener su origen en Dios y su fín también en Dios.
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En cuanto a la muerte, protagonista y motivo de este comentario, solo hay que decir, que hemos de estar siempre preparados; porque en cualquier momento, cuando menos lo esperamos… puede llegar la eternidad.
En este sentido no será bueno que pensemos en aquello de “¡que largo, me lo fíaís!”; ni que actuemos de forma taimada o inconsciente; como si tuviéramos un cheque en blanco y patente de corso para todo; esa sería un astucia sin fundamento; lo inteligente en este caso es lo que nos marca y enseña el Evangelio... estar “siempre preparados, porque a la hora que menos penséis vendrá el Hijo del hombre" porque “Dichosos aquellos siervos, a los que al volver su amo, los encuentre vigilando”.
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El truco entonces, será actuar SIEMPRE igual. Que el último día nuestro sea así, porque TODOS los días de nuestra vida son así. El último día….. no sabemos cuando será, pero actuando de esta manera….. ¡que más dá!, será uno más... buscando siempre la voluntad de Dios. Eso será amar a Dios en todo momento, como Dios nos ama. Eso será hacer fiel cumplimiento del Primer Mandamiento.
Amarle como El nos ama, que nos quiere en todo momento, que está pendiente de cada uno de nosotros, a toda hora, que siempre nos espera.
Pensemos, de verdad, en esta gran responsabilidad, en ese enorme AMOR:
Porque esa querencia de Dios, esa actitud de Padre, debe marcar de forma decisiva toda nuestra existencia….:
Ya no solo debe –puede- ocupar nuestra mente, cualquier proyecto, ni cualquier afán familiar, profesional o social, que podrán ser muy buenos…. Pero ya se nos queda pequeño, ante la grandeza de saber que Dios, me ha destinado a mí, con mi nombre y dos apellidos…., a mi personalmente, a estar con Él para siempre.
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Dios vendrá, finalmente, sí. Podrá llegar, como dice la Escritura, cuando menos lo pensemos, o después de algunos años más…, ¡que más dá!...., pero lo más importante de esa carrera, será saber discernir y saber que sería un error que quisiéramos solo lo que es un medio, algo de este mundo, algo, cualquier cosa que por muy loable que sea, solo la tendremos –de paso-, algo que no vamos a poder llevar nunca a la otra vida, ¡a la vida!… Como decía San Francisco de Borja, “Nunca más serviré a Señor que se me pueda morir”
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Creo que esa es la pregunta crucial que se me plantea ante la muerte, yo… realmente.. ¿Dónde tengo mis afanes? ¿Qué es lo que espero de la vida? ¿A dónde camino?
Lo que he de tener claro es que los bienes de este mundo, nunca pueden ser fines…; eso es un error, una equivocación, porque eso sería utilizarlos para lo que NO son y eso siempre…., es muy poco; porque todos nuestros pasos están orientados a lo eterno debe tener su origen en Dios y su fín también en Dios.
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En cuanto a la muerte, protagonista y motivo de este comentario, solo hay que decir, que hemos de estar siempre preparados; porque en cualquier momento, cuando menos lo esperamos… puede llegar la eternidad.
En este sentido no será bueno que pensemos en aquello de “¡que largo, me lo fíaís!”; ni que actuemos de forma taimada o inconsciente; como si tuviéramos un cheque en blanco y patente de corso para todo; esa sería un astucia sin fundamento; lo inteligente en este caso es lo que nos marca y enseña el Evangelio... estar “siempre preparados, porque a la hora que menos penséis vendrá el Hijo del hombre" porque “Dichosos aquellos siervos, a los que al volver su amo, los encuentre vigilando”.
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El truco entonces, será actuar SIEMPRE igual. Que el último día nuestro sea así, porque TODOS los días de nuestra vida son así. El último día….. no sabemos cuando será, pero actuando de esta manera….. ¡que más dá!, será uno más... buscando siempre la voluntad de Dios. Eso será amar a Dios en todo momento, como Dios nos ama. Eso será hacer fiel cumplimiento del Primer Mandamiento.
Amarle como El nos ama, que nos quiere en todo momento, que está pendiente de cada uno de nosotros, a toda hora, que siempre nos espera.
¡ESO ES LO REALMENTE DEFINITIVO!
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Pidamos pues hoy, en este día de vacación de este agosto de 2010, a Nuestra Madre, maestra de generosidad que nos dé un corazón generoso, un espíritu que no se conforme con las cosas que valen poco o con cosas que son solo medios. Pidamos a María un corazón como el suyo, vigilante de Dios, que, no olvidemos, ¡puede llegar en cualquier instante!... incluso, siento recordarlo..., en un verano como este.
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Pidamos pues hoy, en este día de vacación de este agosto de 2010, a Nuestra Madre, maestra de generosidad que nos dé un corazón generoso, un espíritu que no se conforme con las cosas que valen poco o con cosas que son solo medios. Pidamos a María un corazón como el suyo, vigilante de Dios, que, no olvidemos, ¡puede llegar en cualquier instante!... incluso, siento recordarlo..., en un verano como este.
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5 comentarios:
DIOS MÍO!! ARCENDO, QUÉ TRANSCENDENTE AMANECISTE.
Sé que tienes razón y he vuelto a recordar la muerte súbita del hijo de mi prima. hace algunos años, !8 años, jugador de baloncesto en Estados Unidos donde le hicieron todos kos reconocimientos exahustivos que hacen los americanos y meurte fulminante al tirar a canasta. ël tuvo la suerte de estar preparado, era muy bueno y religioso. Ese fue el consuelo de mi prima y de todos.
Ella, llorando dijo: "Ha muerto haciendo lo que le gustaba y estaba preparado.
Perdona esta parrafada, pero no pude evitarlo...
Gracias, querido, por recordarnos lo único necesario en esta vida, puente para la eterna y verdadera. En brazos de María todo será más fácil.
Gracias también por la hermosa canción de Clapton, aunque no la pueda escuchar, ya me suena en el alma.
Y desde el alma, besiños para ti
Hola Arcen que placer volver de mis vacaciones (peregrinación a Medjugorje) y poder leerte siempre tan profundo, espiritual e inteligente.
¿Qué te puedo decir? Pues eso, que si supiéramos "la hora en que llegará el ladrón" le esperaríamos y como no es así pues a ser como las virgenes prudentes que guardaron aceite suficiente y así no les alcanzara la oscuridad de improviso.
Jesús lo avisa en varias ocasiones, y lo que menos quiere es meternos miedo, pero es que es para tenerlo porque nos jugamos nada menos que la eternidad.
Hay días importantes en nuestra vida, como el de nuestra cocepción, nacimiento, bautismo (sería quizás más intereante celebrar este día más que nuestro propio nacimiento), primera comunión, matrimonio, cumpleaños...
pero sin duda el día que se lleva la palma es el momento de entregar nuestra alma, este sí que es importante de verdad.
Siempre digo que hay que reflexionar sobre la muerte al menos una vez al día, es muy sano digan lo que digan.
Siempre en el Rosario cuando tocan los misterios dolorosos y acompaño a la meditación del misterio LA CRUCIFIXIÓN Y MUERTE DE JESÚS con un pequeño fragmento de la lectura del evangelio referente a cada misterio, siempre le ruego a Jesús que mis últimas palabras puedan ser exactamente las mismas que pronunció Jesús en ese momento, con esa misma certeza de haber dado hasta la última gota de sangre, de perdonar a mis verdugos,y sobre todo de entregar mi espíritu con esa misma paz.
Pido mucho, lo sé.Pero lo pido.
Nada más seguro que la muerte, MI muerte, pero nada más incierto de su momento.
Saludos
¡La muerte es la puerta que nos lleva hacia Dios!
Cuanta razón tienes Arcen de recordar que tenemos que estar preparados para ese gran momento, el momento de vivir para siempre. Tengo la esperanza de que sea así. Me pongo en manos de su Divina Misericordia.
¡Dios te bendice Arcen!
Besos.
¡La muerte es la puerta que nos lleva hacia Dios!
Cuanta razón tienes Arcen de recordar que tenemos que estar preparados para ese gran momento, el momento de vivir para siempre. Tengo la esperanza de que sea así. Me pongo en manos de su Divina Misericordia.
¡Dios te bendice Arcen!
Besos.
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