domingo, 26 de septiembre de 2010

LA GRANDEZA DE LA SENCILLEZ. (El festín de Babette)

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Hace unos días, gracias a la amable generosidad y al siempre exquisito buen gusto cinematográfico de Angelo, he tenido la suerte de degustar una delicatessen fílmica de primer orden. El nombre de tan suculento plato es…. “El festín de Babette”.
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El festín de Babette” no es muy usual; empecemos por señalar de momento, que no es una película americana, es europea, concretamente danesa y que además…, ni tiene grandes efectos especiales, ni excesiva acción, ni demasiado ruido…., no es, en definitiva, a pesar de haber sido reconocida con un Oscar, un producto comercial y esa es su gran virtud.
“El festín…”, es una obra, escrita y dirigida por Gabriel Axel y está basada en un relato de Isak Dinesen (Karen Blixen), la misma autora de las celebres “Memorias de África”, también llevadas al cine, con mucha mayor notoriedad.
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El argumento aparentemente sencillo, da como resultado una historia engañosamente pequeña, porque en realidad es de un fondo, inagotable.
El proceso es simple. Primero se narran las historias de dos hermanas que en su juventud eran las más hermosas del pueblo. Su padre era un estricto pastor luterano, el más respetado de su comunidad. Al morir este…, sus hijas, ya solteronas empedernidas, consagran su vida a continuar la labor de su padre, para honrar su memoria.
Los flashbacks, que tan inteligentemente utiliza el director, son historias que realmente parten el corazón, pues ambas hermanas viven romances potenciales que se truncan por una u otra razón. En estas escenas, a mi modo de ver, la actuación más memorable pertenece a Jean-Phillippe Lafont, uno de los hombres más enamorados que he visto en pantalla.
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Después se introduce a Babette, una misteriosa mujer seria y melancólica, de quien poco se sabe excepto que ha perdido a su familia en Francia y ha debido huir. Consigue refugio con las dos mujeres, y se ofrece a ayudarlas. Por medio de Babette, que está siempre dispuesta a ayudar y tiene sorprendentes dotes de administración y organización, consiguen hacer sus labores sociales y religiosas con mucho mayor provecho.
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Consecuentemente, se produce la escena central, la que da título a la película: “El Festín”. Es una escena que dura toda la segunda mitad entera de la película, pero puedo asegurar que el espectador la consume con la voracidad de un exquisito convite.
Las razones por las que se ofrece dicha cena y cómo se llega hasta ahí, son deleitables y sería un pecado mencionarlas.
Baste decir que este es uno de los festines más memorables de la historia del cine. Como película costumbrista es comparable totalmente con la obra postuma de John Huston, “Dublineses”, comentada
AQUÍ; y como película de profundo corte religioso con la magnífica… “La palabra” de Carl Dreyer, una de las más grandes películas del cine de todos los tiempos, también comentada AQUÍ.
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Todo lo visiblemente sencillo en esa cena, es majestuoso. La escena se filma con mucho énfasis pero..., más que la comida en sí…, todas las reacciones de quienes la consumen, todos las sensaciones que esos comensales están experimentando.
La cena así, termina en medio de contenida pero muy profunda alegría. Se ha despertado el calor humano que todos llevaban soterrado. Se da el milagro de hacer brotar la bondad humana a través del goce de los sentidos. Es una fina lección de espiritualidad.
Babette no tomará nada de esa comida, en la que no sólo ha invertido su dinero, sino también su esfuerzo, y su imaginación, y su personal impronta; les ha dado todo lo que tiene con un espíritu libre y generoso, en una donación que es celebración.
La historia es preciosa y creíble, tiene tanta verdad como emoción, su poética se basa en el sublimar los comportamientos humanos.
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El cine, como la literatura, como todo el arte, son fuentes para ampliar, profundizar y enriquecer experiencias. Señalaba el mencionado Dreyer que "entre la obra de arte y el ser humano existe una semejanza muy estrecha porque ambos tienen alma. Y el alma expresa un estilo". Por el estilo, el creador fusiona los diversos elementos de su obra, obligando al público a que vea el argumento con sus propios ojos, pero a su vez crea un puente con el espectador, y éste con los otros espectadores, y con sus amigos. Y pueden establecerse unas relaciones humanas auténticas, ordenadas, que nos llevan a conocernos mejor, que nos perfeccionan". Esta -perfección- es el honesto objetivo que persigue esta magnífica película. No sé si finalmente lo consigue, lo que personalmente sí puedo asegurar es que, uno cuando uno prueba este banquete…, queda satisfecho y enriquecido como pocas veces. ¡Gracias Ángel!

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3 comentarios:

Angelo dijo...

Pues me encanta que la hayas traido a tu blog, porque a mí me fascinó. Debo decir que no me atraía nada cuando la vi anunciada. He visto muy poco cine danés, los actores nuevos para mí y el ambiente me parecía un poco "añejo" pero me llevé la grata sorpresa una vez más. Los diálogos , imprescindibe libreta para antor citas.El papel protagonista de Babette es fantástico. Lo que me llamó más la atención fue su amor, como lo derrama por completo ,y no contamos nada más para que se animen a verla. Un abrazo.

Off Topic:
Tote ha puesto una cara cuando se ha visto como Hero que ni te cuento. Ja,ja, que bueno

juana dijo...

Gracias Arcendo,la he visto y enseña a ser generosos y valorar el amor.

Ailyn dijo...

Hola Arcendo, recien veo este post pero te felicito por tu excelente reseña que invita a verla, yo la ví hace varios años y me encantó. Si pudiera la vería de nuevo.
Saludos
Dios te acompañe

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