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A raíz de un interesantísimo artículo en el que Militos en “De dentro” me descubría a Santa Keteván, una santa georgiana para mí, desconocida hasta entonces (Ver enlace); se me ocurrió este post, sobre los santos.
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No hay mayor, ni mejor empresa para el hombre que la búsqueda de la santidad.
Mucho se ha dicho y escrito sobre la vocación de todo hombre a ese camino de perfección, yo no aspiro a añadir nada nuevo, solo quiero dar mi impresión personal, que espero le sirva alguno/a, que a la postre eso es lo que pretende este blog.
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Algo que me puso al día, cuando me decidí a retomar el camino de la fé, fue conocer la vida de algunos santos.., la gran mayoría me parecieron ¡chocantes!. No era el cuento como me lo habían contado o al menos no era esa la opinión que yo tenía de ellos.
La vida de Jesús, está ahí y pese a todas sus interpretaciones, la “idea” que tenemos del Maestro es… la de un hombre, muy hombre…
Era Dios, sí, pero hecho hombre con todas nuestras virtudes y limitaciones; un hombre de carne y hueso, capaz de trabajar y cansarse, de reír, de alegrarse, de sufrir, de llorar….; todas las emociones, todos los sentimientos en Jesús eran totalmente humanos.
Esa es la impresión, que creo todos tenemos de Jesús. Sin embargo creo, que no es así, la concepción que tenemos de sus discípulos: de los santos.
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Claro que el modelo de santidad siempre es Jesús, pero a veces, las leyendas y una iconografía muy desfavorable de sus seguidores, han dejado muy mal parados a los santos. Tanto es así, que hay mucha gente que llega a creer que para ser santo, hay que ser un blandengue relamido, sonrosado, de posturas imposibles y tan dulce que empalaga.
Uno de los libros que más me impactaron tras mi –reconversión- fue “El valor divino de lo humano” del Padre D. Jesús de Urteaga. ¡Que bien me hizo!, y como me hizo cambiar mi concepto de esos santos de peana, por los de carne y hueso.
Vivir una espiritualidad plena no significa en ningún caso, ser raro, que dejemos incluso de ser…. Humanos. Cristo, sigue siendo el modelo, Él nos da la pauta:
Jesús se “cabreó” en el templo y látigo en mano expulsó a los mercaderes y como hemos dicho…, también lloró cuando le comunicaron el fallecimiento de su amigo Lázaro y además…, comió y bebió bien en las bodas de Canaá…
A raíz de un interesantísimo artículo en el que Militos en “De dentro” me descubría a Santa Keteván, una santa georgiana para mí, desconocida hasta entonces (Ver enlace); se me ocurrió este post, sobre los santos.
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No hay mayor, ni mejor empresa para el hombre que la búsqueda de la santidad.
Mucho se ha dicho y escrito sobre la vocación de todo hombre a ese camino de perfección, yo no aspiro a añadir nada nuevo, solo quiero dar mi impresión personal, que espero le sirva alguno/a, que a la postre eso es lo que pretende este blog.
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Algo que me puso al día, cuando me decidí a retomar el camino de la fé, fue conocer la vida de algunos santos.., la gran mayoría me parecieron ¡chocantes!. No era el cuento como me lo habían contado o al menos no era esa la opinión que yo tenía de ellos.
La vida de Jesús, está ahí y pese a todas sus interpretaciones, la “idea” que tenemos del Maestro es… la de un hombre, muy hombre…
Era Dios, sí, pero hecho hombre con todas nuestras virtudes y limitaciones; un hombre de carne y hueso, capaz de trabajar y cansarse, de reír, de alegrarse, de sufrir, de llorar….; todas las emociones, todos los sentimientos en Jesús eran totalmente humanos.
Esa es la impresión, que creo todos tenemos de Jesús. Sin embargo creo, que no es así, la concepción que tenemos de sus discípulos: de los santos.
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Claro que el modelo de santidad siempre es Jesús, pero a veces, las leyendas y una iconografía muy desfavorable de sus seguidores, han dejado muy mal parados a los santos. Tanto es así, que hay mucha gente que llega a creer que para ser santo, hay que ser un blandengue relamido, sonrosado, de posturas imposibles y tan dulce que empalaga.
Uno de los libros que más me impactaron tras mi –reconversión- fue “El valor divino de lo humano” del Padre D. Jesús de Urteaga. ¡Que bien me hizo!, y como me hizo cambiar mi concepto de esos santos de peana, por los de carne y hueso.
Vivir una espiritualidad plena no significa en ningún caso, ser raro, que dejemos incluso de ser…. Humanos. Cristo, sigue siendo el modelo, Él nos da la pauta:
Jesús se “cabreó” en el templo y látigo en mano expulsó a los mercaderes y como hemos dicho…, también lloró cuando le comunicaron el fallecimiento de su amigo Lázaro y además…, comió y bebió bien en las bodas de Canaá…
Es decir, si aspiramos a ser como EL, tenemos que tener en cuenta que el discípulo debe ser… como el Maestro, muy humano.
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De aquella errónea primera impresión que tenía yo, de la santidad, a la que me ofrecía D. Jesús Urteaga en aquel libro… era abismal, la santidad se me hacía ¡hasta atractiva!
De esos santos fuertes, recios, tan hombres y tan mujeres…, ¡sí quería ser yo!. Después, poco a poco, descubrí otras fuentes que hablaban de lo mismo y en los mismos términos…, "Camino" de San Josemaría principalmente, muchos escritos del Padre Martín Descalzo y muchos más.
Camino en el nº 408 dice: “Santurrón es a santo, lo que beato a piadoso: su caricatura”
Ahí está el quiz de la cuestión, La santidad solo existe en la verdad, en la coherencia y sobretodo en el don…, Su desinterés de sabores de eternidad, vuelve a los labios del alma con dulzura inmortal… pero nunca esta dulce sensación es ñoñería…: es AMOR.
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Sin embargo, si mi experiencia personal se hubiera limitado a esas lecturas, de nada me hubieran servido aquellos libros. La suerte fue, que además, todo lo que iba leyendo, lo ví reflejado en la vida de muchos chavales, más o menos de mi misma edad, que me convencieron de que era posible esa lucha diaria por mejorar, esa búsqueda de la santidad…, natural, alegre y sin boberías.
No creo que a nadie le pueda gustar esa religión suavizada, amortiguada, rebajada y relajada, reblandecida, falsificada; a mi, me repugna.
A mi me emociona el cristianismo hecho vida de todos los grandes santos…
Las dudas y hasta las negaciones de Pedro, la incredulidad y el arrepentimiento convencido de Tomás; la fuerza y el saber estar, el hacerse valer como -ciudadano romano- de Pablo de Tarso; la fuerza y el carácter de Teresa de Jesús, la entrega de Teresa de Calcuta, el sufrimiento agónico pero confiado y la entrega de Juan Pablo II.
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No se pueden cegar las fuentes de los BRAVOS manantiales de la gracia. ¡Cuántos perderán su alegría y la pureza de sus almas por conquistar una insulsa careta que ni atrae, ni llena. El verdadero bien se ofrece sin límites, generosamente, pero sin anestesia y para todos.
Reniego de todos esos cristianitos progres que aún criticando, no dejan de ser también polillas de sacristía, pero adulando a todos esos curitas heterodoxos….; siguen siendo beatorros, meapilas de esos con los que no me siento identificado…, pero también abomino de los que titubean ante el esfuerzo, de todos esos que tienen adormecida el alma, desierta de grandes ideales, de los que huyen del sacrificio, de la cruz y que en la religión solo van buscando su lado más... dulzón.
A veces…, la fé no se siente…, se lucha. Pero si tenemos claro que la solución está en la santidad, no podemos admitir-nos medias tintas. Debemos ir a por todas. La salvación del mundo está en la voluntad de las almas que tienen fe.... pero una fé resuelta y pujante.
Yo entiendo la santidad como una tarea difícil, pero alcanzable. La santidad es renuncia, es lucha, es la aventura del descubrimiento del alma propia y la del otro, es la necesidad última y primera del ser humano.
La santidad no es blanda, ni aburrida, ni triste, es la alegría hecha carne.
Alegría de ser útil. Alegría de dominar lo que podría empequeñecernos. Alegría de actuar y de entregarse.
Alegría de amar.
Desde luego es una tarea para todos, para jóvenes desde luego, pero para gente recia, seguro.
.
Probablemente todo lo antedicho, se refleja, mejor que en ningún sitio en los siguientes versos de San Juan de la Cruz. Parecen un juego de palabras, pero en este sencillo poema, nada edulcorado y lleno de profundidad, se encierra la esencia misma de la auténtica santidad:
.
Para venir a gustarlo todo, no quieras tener gusto en nada.
Para venir a saberlo todo, no quieras saber algo en nada.
Para venir a poseerlo todo, no quieras poseer algo en nada.
Para venir a serlo todo, no quieras ser algo en nada.
...
Para venir a lo que gustas, has de ir por donde no gustas.
Para venir a lo que no sabes, has de ir por donde no sabes.
Para venir a poseer lo que no posees, has de ir por donde no posees.
Para venir a lo que no eres, has de ir por donde no eres.
...
Cuando reparas en algo, dejas de arrojarte al todo.
Para venir del todo al todo, has de dejarte de todo en todo,
Y cuando lo vengas del todo a tener, has de tenerlo sin nada querer.
...
En esta desnudez halla el espíritu su descanso,
porque no comunicando nada, nada le fatiga hacia arriba,
y nada le oprime hacia abajo, porque está en el centro de su humildad.
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De aquella errónea primera impresión que tenía yo, de la santidad, a la que me ofrecía D. Jesús Urteaga en aquel libro… era abismal, la santidad se me hacía ¡hasta atractiva!
De esos santos fuertes, recios, tan hombres y tan mujeres…, ¡sí quería ser yo!. Después, poco a poco, descubrí otras fuentes que hablaban de lo mismo y en los mismos términos…, "Camino" de San Josemaría principalmente, muchos escritos del Padre Martín Descalzo y muchos más.
Camino en el nº 408 dice: “Santurrón es a santo, lo que beato a piadoso: su caricatura”
Ahí está el quiz de la cuestión, La santidad solo existe en la verdad, en la coherencia y sobretodo en el don…, Su desinterés de sabores de eternidad, vuelve a los labios del alma con dulzura inmortal… pero nunca esta dulce sensación es ñoñería…: es AMOR.
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Sin embargo, si mi experiencia personal se hubiera limitado a esas lecturas, de nada me hubieran servido aquellos libros. La suerte fue, que además, todo lo que iba leyendo, lo ví reflejado en la vida de muchos chavales, más o menos de mi misma edad, que me convencieron de que era posible esa lucha diaria por mejorar, esa búsqueda de la santidad…, natural, alegre y sin boberías.
No creo que a nadie le pueda gustar esa religión suavizada, amortiguada, rebajada y relajada, reblandecida, falsificada; a mi, me repugna.
A mi me emociona el cristianismo hecho vida de todos los grandes santos…
Las dudas y hasta las negaciones de Pedro, la incredulidad y el arrepentimiento convencido de Tomás; la fuerza y el saber estar, el hacerse valer como -ciudadano romano- de Pablo de Tarso; la fuerza y el carácter de Teresa de Jesús, la entrega de Teresa de Calcuta, el sufrimiento agónico pero confiado y la entrega de Juan Pablo II.
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No se pueden cegar las fuentes de los BRAVOS manantiales de la gracia. ¡Cuántos perderán su alegría y la pureza de sus almas por conquistar una insulsa careta que ni atrae, ni llena. El verdadero bien se ofrece sin límites, generosamente, pero sin anestesia y para todos.
Reniego de todos esos cristianitos progres que aún criticando, no dejan de ser también polillas de sacristía, pero adulando a todos esos curitas heterodoxos….; siguen siendo beatorros, meapilas de esos con los que no me siento identificado…, pero también abomino de los que titubean ante el esfuerzo, de todos esos que tienen adormecida el alma, desierta de grandes ideales, de los que huyen del sacrificio, de la cruz y que en la religión solo van buscando su lado más... dulzón.
A veces…, la fé no se siente…, se lucha. Pero si tenemos claro que la solución está en la santidad, no podemos admitir-nos medias tintas. Debemos ir a por todas. La salvación del mundo está en la voluntad de las almas que tienen fe.... pero una fé resuelta y pujante.
Yo entiendo la santidad como una tarea difícil, pero alcanzable. La santidad es renuncia, es lucha, es la aventura del descubrimiento del alma propia y la del otro, es la necesidad última y primera del ser humano.
La santidad no es blanda, ni aburrida, ni triste, es la alegría hecha carne.
Alegría de ser útil. Alegría de dominar lo que podría empequeñecernos. Alegría de actuar y de entregarse.
Alegría de amar.
Desde luego es una tarea para todos, para jóvenes desde luego, pero para gente recia, seguro.
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Probablemente todo lo antedicho, se refleja, mejor que en ningún sitio en los siguientes versos de San Juan de la Cruz. Parecen un juego de palabras, pero en este sencillo poema, nada edulcorado y lleno de profundidad, se encierra la esencia misma de la auténtica santidad:
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Para venir a gustarlo todo, no quieras tener gusto en nada.
Para venir a saberlo todo, no quieras saber algo en nada.
Para venir a poseerlo todo, no quieras poseer algo en nada.
Para venir a serlo todo, no quieras ser algo en nada.
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Para venir a lo que gustas, has de ir por donde no gustas.
Para venir a lo que no sabes, has de ir por donde no sabes.
Para venir a poseer lo que no posees, has de ir por donde no posees.
Para venir a lo que no eres, has de ir por donde no eres.
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Cuando reparas en algo, dejas de arrojarte al todo.
Para venir del todo al todo, has de dejarte de todo en todo,
Y cuando lo vengas del todo a tener, has de tenerlo sin nada querer.
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En esta desnudez halla el espíritu su descanso,
porque no comunicando nada, nada le fatiga hacia arriba,
y nada le oprime hacia abajo, porque está en el centro de su humildad.
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12 comentarios:
Todo tiene un sentido en las vidas de los santos. Pero se han transmitido tantas veces unas vidas de santos tan falsas... Desde el enamoramiento de Dios, todo adquiere sentido.
Y luego está, antes o después, lo que pones de San Juan de la Cruz. Si no hemos enamorado de un Dios nada menos, tendremos que dar el salto desde nuestra naturaleza humana para llegar a Él. Y entonces empezaremos a entender... Pero el salto es sobre el abismo, desde el "no ser" al "Ser" de verdad. ¡Que hay que dar pasos de "morir", vamos, aunque no vamos solos!
Besos.
leyando tu gran post me viene la mente San Ignacio de Loyola. También él fue interpelado por la vida de los santos. "Si ellos lo ha logrado yo también puedo" y esa es la clave. Humanos todos, con las mismas pasiones, tentaciones, y adicciones, que diriamos hoy, pero con una meta marcada, dispuesta a conseguirla.
Rezemos unos por otros para que también nosotros nos animemos a recorrer el camino de la santidad, ellos desde ariiba nos alientan y acompañan. Un fuerte abrazo
A mí eso de ser santo recio, barbado, y hasta diría musculado y con pelo en pecho (no demasiado)...me gusta.
El que se piense que meo agua bendita y que voy a ser tan imbécil y sumiso que le voy a servir de alfombra simplemente por el hecho de que voy a misa todos los días y rezo el rosario...se va a llevar una gran decepción.
Yo no soy el felpudo de nadie, y no voy a cambiar porque Jesús no fue felpudo de nadie, y cuando tenga que cantar las cuarenta a alguien no voy a dudar en hacerlo, porque así lo hizo Jesús.
El que confunda bueno con imbécil, tiene un problema muy serio conmigo, porque como se pase de listo igual hasta se lleva un par de yoyas.
Que ya me cuido yo bien de dar la primera torta y así sea el otro el que tenga que poner la otra mejilla.
Ah! se siente, haber zumbado primero.
No pienso confesarme por haber pedido el libro de atención al ciudadano porque un funcionario me haya tratado como una mierda.Suena feo, pero algunos lo hacen.
El viernes pasado fui a pagar las tasas para pasar la ITV.
Me dirigo al mostrador de información donde me espera un aburrido funcionario con el colmillo torcido (de la tercera vuelta por lo menos).
Le pido información de donde abonar las tasas. Y dice "AQUÍ NO SABEMOS NADA DE ITV" en el peor tono que te puedas inmaginar, con despreecio, asco, desgana...
En esto que le digo: "¿Esto es el Corte Inglés o la Jefatura Provincial de Tráfico? quizás me equivoqué de sitio.Con ironía.
Y viendo la que se venía, un joven que pasaba por allí me recordó algo que yo debía saber, que eso se paga en el banco, si es que tienen el famoso modelo B-50, y no hay que pedirlo antes en otra administración.
Le dí las gracias a ese joven amable, que solo pasaba por allí, ni trabajaba en ese lugar.
Por supuesto había que ver la amabilidad que derrochó ese funcionario-elemento que tan mal me había hablado con un fulano con cara de haber corrido muchas veces delante de la policía, de hecho dijo vivír en ese barrio que hay en todas las ciudades y que no puede entrar la policía, y pedía que a ver si le hacían el favor (sin el por favor) de cuando estuviera listo su permiso de conducir le fueran a avisar a su casa nada menos, porque enviarlo por correo a su barrio es un problema porque los buzones están todos abiertos, rotos o arrancados, con toda seguridad por gente como él.
Le atendió mejor que si fuera Su majestad Don Juan Carlos de Borbón!!!.
Y yo que vine después....a patadas!
Entonces me acordé de Maquiavelo:
"NO ME IMPORTA QUE ME QUIERAN, CON TAL DE QUE ME TEMAN".
Que razón tenía y eso que no era santo.
Qué susto me has dado, al leer el título pensé que te habías hartado de nosotros y nos llamabas SANTURRONES. ya sabes como soy, es que en seguida me precipito, jaja...
Pues anda que no es difícil la empresa de la santidad, como para ser obra de timoratos y melífluos.
¿Y lo que dice S. Juan de la Cruz en ese poema? más que poema parece un manifiesto para alcanzar lo imposible, absténganse los apocados. La santidad es obra de Dios en el hombre,a nosotros nos corresponde, meter la pata, sacarla con su ayuda, volver a empezar y ser dóciles a su voluntad. Y eso tan simple a primera vista, sólo es cosa de hombres y mujeres como los que citas en este magnífico post.
Off topic/
Hoy me conecté porque estoy sola y aburrida, no es que haya partido del Atleti, es que Julio se fue a Cartagena con lo "Marines"
Me alegro mucho de haberlo hecho y recibir este pabuleo para no dormirse en los laureles.
Gracias por el post, Capitán.
Besiños
Bruce, respira hondo, una vez... dos... tres.
Te comprendo. A mi me gusta que me traten bien pero a veces no sucede así y he llegado a la conclusión de que es un toque de atención.
Hay personas a nuestro alrededor que sufren (sin saber sufrir) y tratan mal a los demás. Entonces me pregunto ¿esta persona se siente amada? La respuesta viene rápida, no, si se sintiera amada no podría tratar así a nadie. Intento ponerme manos a la obra amándole y que de algún modo pueda sentir el amor de Dios a través de mi.
Te aseguro que le llega y si no es capaz de recibirlo, ese amor no se pierde porque llega incluso a las personas que no lo conocen.
Arcen, gracias por recordarnos la grandeza a la que hemos sido llamados.
Madre agradecida, el año anterior me hizo lo mismo. No es algo personal no obstante, es que el tipo es imbécil. Yo no le voy a dar cariño. Lo siento pero no me va el látigo.
Es muy sencillo, te lo voy a explicar para que lo entiendas:
Si cada vez que mi perrita defeca en la puerta de casa yo le doy un premio, una caricia o una chuche, defecará para los restos en la puerta de casa.
Por el contrario,si yo a mo perrita le doy un pequeño azotillo y le riño, no volverá a hacerlo.
¿Lo entiendes?
Ese tipo me trata mal ¿y me lo voy a comer a besos entonces?
Lo haría siempre entonces.
Pero si le pongo una queja, y te aseguro que llueve sobre mojado, ya verás como hila fino.
¿Si tu hijo hace algo mal no lo vas a corregir? ¿lo quieres menos por hacer eso? claro que no, justo al revés, sino lo quieres lo mejor que puedes hacer es dejar que haga lo que le venga en gana.
¿Lo pillas?.
Si lees bien todo lo que he escrito, trató perfectamente exquisitamente a un maleante, antes que a mí, es eso lo que marca la diferencia.
Y luego a una persona normal la trata como a una mierda.Eso no tiene nada que ver con que a esa persona le falte cariño, esa persona es perfectamente consciente de que tiene enfrente a un delincuente, y lo trata no ya normal, sino de forma exquisita. Yo no quiero que me hagan la pelota, ni aspiro a que me traten bien, simplemente me conformo con que me traten NORMAL.
Lo veo en los bancos, cuando entran los "señores de la droga", y se bajan de sus mercedes y BMW´s, todo el mundo sabe de donde sale ese dinero: de la destrucción de personas, de familias, del dolor, de la muerte...¿pero sabes una cosa? que los recibe directamente el director de la sucursal y con una sonrisa de oreja a oreja.
Pues va a ser que no, que no le voy a dar cariño, que se lo dé su señora mujer.
¿Tengo que ser un traficante para que me traten bien? ¿tengo que dejar que me traten mal para ser un buen cristiano mientras veo que tratan exquisitamente a los sinvergüenzas?.
Lo dicho, que no me va el látigo, no soy masoca.
No me meto con nadie, pero el que me busque me encuentra.
¿Que no soy santo? eso ya lo sé.
¡Hola Arcen!
Cuesta ser santo y mucho, sobre todo porque hay que reeducarse, o reevangelizarse, olvidar todo lo que de introyección tenemos.
Para mí ser santo es vivir la novedad del Evangelio, con todas sus consecuencias, hasta la Cruz.
Bruce: Cuando seas santo canonizado y estes en un altar, en lugar de tener fieles devotos, vas a tener club de fans. Porque eres hombre muy guapo. Y por más enojado que te pongas no creo que alguien te tenga miedo. Ja,ja,ja.
Besos
Arcen se me olvido decirte que ese poema de San Juan de la Cruz esta precioso.
Yo creo que es eso María del Rayo, me voy a afeitar la cabeza, llenarme de tatuajes y dos aros bien grandes en la orejas, ya verás que bien me tratan.
Bruce, por favor, recapacita.
Cuando Jesús estaba siendo juzgado,
cuenta San Marcos 14, 61: "Y Jesús callaba"
Callaba cuando le insultaban,
cuando le calumniaban,
cuando le acusaban,
cuando le escarnecían.
Callaba cuando le azotaban
cuando le abofeteaban,
cuando le escupían…
Callaba para que yo sepa callar por Él, pues Él calló por mi;
Para que sepa callar cuando mi corazón sube a mis labios, dispuesto a derramarse en quejas,
desgarrado por un desdén,
por una injusticia,
por una ingratitud.
Jesús callaba…
Yo debo callar también;
Y si se abren mis labios alguna vez, cuando mi corazón esté herido,
que sólo sea para bendecir
y perdonar.
Enhorabuena por haber podido sufrir una mínima parte de lo que sufríó Jesús por ti.
Discrepo madreaagradecida:
Nada impide el justo derecho a preguntar, ¿Por qué haces esto conmigo, o porque me hieres, porque me criticas, o porque disfrutas de hablar mal de mi?. Y Cristo frente a la bofetada que recibió en el sanedrín, NO ofreció la otra mejilla, El le solicita al que lo golpeo que le demuestre dónde esta el mal. Nuestro Catecismo Católico, (2263-2267), nos expone con claridad nuestro derecho a la legítima defensa.
El amor a sí mismo constituye un principio FUNDAMENTAL de la moralidad. Es, por tanto, legítimo hacer respetar el propio derecho a la vida. Tenemos derecho a vivir en paz, la Paz de Cristo, y tenemos derecho a pedir que mantengan nuestra paz.Y no solo a defenderse de agresiones físicas sino verbales.
Si quieres callar es cosa tuya, yo desde luego no lo hago.
El mismo Cristo NO lo hizo, cuando era interrogado por el Sumo Sacerdote sobre sus discípulos y su doctrina y recibió una bofetada de uno de los guardias:
"¿Por qué me preguntas?. Pregunta a los que me han oído lo que les he hablado; ellos saben lo que he dicho."
Apenas dijo esto, uno de los guardias que allí estaba, dio una bofetada a Jesús, diciendo: "¿Así contestas al Sumo Sacerdote?" Jesús le respondió: "Si he hablado mal, declara lo que está mal; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas? (Juan 18, 19-24)
YO NO SOY EL SACO DE BOXEO DE NADIE, AL QUE ME DÉ LE ZUMBO.
Derecho a la legítima defensa que autoriza no solo nuestro ordenamiento jurídico, sino también nuestro Catecismo de la Iglesia Católica.
Lo de poner la otra mejilla es una hipérbole del lenguaje oriental, que significa estar abierto al perdón. (Cuando hay arrepentimiento por la otra parte por supuesto).
-Si la cajera del Mercadona se equivoca y te cobra de más... silencio
-Si un geta se quiere colar y ponerse primero habiéndo llegao el último...silencio.
-Si hacienda se equivoca y te quita dinero de más...silencio.
-Si un policía municipal te pone una multa por una infracción que no has cometido ... silencio.
-Si un par de niñatos le meten un palizón a tu hijo por puro capricho ...silencio.
-Si el banco te mete una clavada en comisiones por mantenimiento de la cuenta o la tarjeta...silencio.
-Si el técnico te devuelve la televisión sin funcionar después de cobrarte...silencio.
-Si te compras unos zapatos y al llegar a casa compruebas que la caja viene vacía...silencio.
...etc
¿Esto es lo que propones? Pues va a se que no.
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