LLEVARLE A TODO LUGAR, POR TODOS LOS MEDIOS..

Hace unos días Angelo desde su blog (Ver enlace) nos recordaba la llamada del Papa Benedicto, a la evangelización a través de los nuevos medios:

“Difundir el Evangelio a través del mundo digital y comunicarlo no significa poner sólo contenidos religiosos en la red, sino también dar testimonio coherente en el propio perfil digital".

El Papa en este párrafo, y en realidad desde el principio de su pontificado, nos vuelve a advertir sobre la importancia de ser transparentes, de ser sinceros, de ser congruentes en todo momento. Uno de los ataques que nos hacen, de manera más reiterativa, es el –mal- testimonio de vida que tantos cristianos hemos dado tantas veces: la hipocresía. Hablar mucho de Dios y de la Iglesia y luego hacer lo que a uno le venga en gana, no es ejemplo para nadie; antes bien, es el anti apostolado más eficaz.

La fé sin obras es fe muerta. ¡Que gran llamada, es esta, a la coherencia!

San Pablo, siempre es un referente para mi, un ejemplo de COHERENCIA. Por eso, hoy, le traigo a MI HOJA, otra vez.

Salvando muchísimo las distancias, me siento muy cercano a él; tanto por sus erráticos inicios como por su decidida defensa del cristianismo a partir del conocido batacazo equino. En realidad Pablo fue siempre de carácter apasionado, de esos, que a Nuestro Señor le gustan…, porque en su pasión persistentemente estaba implícita la búsqueda de la verdad. Y fue así, como la Verdad le encontró a él y acabó por tumbarle. Su carácter indomable, a partir de entonces, se volvió dócil a Dios, pero igualmente de ardiente en su defensa.

Entre tantas conversiones del santoral, la de Pablo es ejemplar, paradigmática. Se palpa la acción divina y, enseña las insospechadas consecuencias que trae consigo una mudanza tan radical. Ese Pablo vigoroso, que antes se había dedicado a "perseguir sobremanera" y "asolar" con "celo" a las comunidades cristianas (Gálatas 1; 13; Filipenses 3; 6), se pasó al enemigo para ser el principal difusor del cristianismo. Extendió el Evangelio a todos los pueblos paganos ajenos al mundo palestino. Viajó por todo el imperio, lo recorrió de extremo a extremo, fundó comunidades por toda la cuenca del Mediterráneo. Y escribió, escribió mucho…. Para difundir la Palabra.

La experiencia paulina fue única, gracias a ella, predicó como nadie lo había hecho y llegó hasta donde nadie había llegado, utilizando todos los medios a su alcance. Sin duda hoy,…. hubiera utilizado Internet, ¿Quién lo duda? Nuestro querido y recordado Juan Pablo II, lo tuvo bien claro. El próximo Papa Santo, al recibir en audiencia a los participantes en el capítulo general de la Sociedad de San Pablo (paulinos), recordó las palabras del padre Alberione:

“Si San Pablo viviera, seguiría ardiendo gracias a una doble llama... el celo por Dios y por Cristo, así como por los hombres. Y para que pudieran escucharle, se subiría a los púlpitos más elevados y multiplicaría su palabra con los medios del progreso actual: prensa, cine, radio, televisión”.

Es decir, que…. hoy Pablo... ¡hubiera sido bloguero!

Hace algún tiempo, otra ilustre de la red, mi querida hermana mayor MILITOS (Ver enlace), nos proponía con muy buen criterio, que aceptáramos a Teresa de Ahumada, la Santa de Ávila, como patrona de escritores y blogueros; yo, personalmente además de aceptar de buen grado esa moción, por todo lo dicho y para que la cosa sea completa, me acojo también a la protección del Apóstol de los gentiles, en mi labor blogueril.

¿Quién nos podría negar hoy, intentar ser un apóstol como Pablo, llevando la Palabra a todos los rincones, gracias a Internet?

Hay que propiciar muchas conversiones, suscitar encuentros. Todos tenemos nuestro camino de Damasco. A cada uno nos acecha el Señor en el recodo más inesperado del camino. Facilitemos su encuentro a través de la red. Si por nuestra labor, ayudamos a que caigan de sus engolados caballos, alguno de los que ahora tanto atacan, estaremos utilizando bien nuestros talentos, y estaremos siguiendo fielmente la huella de este gran Apóstol…, y por ende, también los pasos de nuestra buena mística abulense.

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