UN ÁNGEL CON CELLO

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Estoy escribiendo estas líneas en la mañana del viernes con la intención de publicarlas en las primeras horas del sábado, pero todavía no sé si será posible.

Hemos de reconocer que este, esta siendo un principio de fin de semana, algo atípico. Nuestra plataforma “Blogger” está averiada desde hace horas y esa disfunción está causando ciertos inconvenientes de agenda, al menos, en los que posteamos a diario. ¡Que le vamos a hacer!, son los imponderables de la técnica, y ante ellos no se puede hacer nada, salvo tener paciencia, rezar…., y si acaso, preparar las próximas entradas al blog, que es, lo que yo, en este momento estoy haciendo.

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Bueno pues, como el día está “rarito” este post también lo será; eso sí, procurando no perder las formas, el buen gusto, la tradición musical sabatina y sobretodo, por si el viernes no pudo salir a tiempo la entrada prevista…, acordándonos, en esta jornada del rosario bloguero, de Nuestra Señora de Fátima. Que Ella nos guíe y nos proteja.

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Dicho esto, haré un musical, pero será monográfico.

Mi intención es compartir con vosotros mi pasión por Jacqueline Du Pré.

Algunos…, (¿Probablemente Ramón?), a lo mejor, saben quien es la señora en cuestión; pero para otros, la gran Du Pré será una perfecta desconocida; para estos últimos, sobretodo, va mi post; va a ser un placer, presentársela.

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Son muchos los nombres de artistas contemporáneos, que se nos vienen a la cabeza cuando hablamos de música clásica;  probablemente el más conocido sea Herbert Von Karajan, pero también Claudio Abbado, Pavarotti, Bernstein, Placido Domingo o Zubin Mehta.

Lamentablemente, son menos los nombres que se nos ocurren, si nos referimos al sexo femenino y casi siempre, se restringen al apartado lírico: Montserrat Caballé, María Callas, la gran Sutherland y algún que otro portento más….

Pero si, además nos ceñimos a virtuosos en instrumentos poco habituales, nuestro conocimiento musical, se contrae mucho más, se limita a dos o como mucho tres nombres. Tomemos como ejemplo el Cello, y del mismo, a mí hasta hace bien poco no se me ocurrían nada más que dos: Yo-yo Ma y al gran Pau Casals; y es que uno…, no puede llegar a todo. Afortunadamente para eso están los amigos, para que te descubran cosas como estas.

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Pues sí, nuestra protagonista de hoy, JACQUELINE DU PRÉ, es mujer y además fue una gran virtuosa, una consumada artista reconocida mundialmente como una auténtica leyenda del violonchello.

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Reconozco que cuando la descubrí, hace ya un par de años gracias a un buen amigo, para mí, fue como una iluminación. Tanto es así que me molesta, sintiendo la música como la siento, no haber sabido nada de ella hasta entonces; de hecho ahora, la música de Bach me suena de otra manera, pienso que… más auténtica, más cercana a como la quería su autor y así también con otros muchos compositores.

La intensidad y pasión con las que interpretaba, así como su singular visión de algunas obras, elevan las piezas musicales a cotas de difícil superación.

Sin embargo, aún siendo brillantísima en su profesión, también fue interesante y por lo tanto es muy reseñable su vida particular.

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Pocos saben, que estuvo casada ¡y muy enamorada! de uno de los míticos pianistas y directores que la música ha dado: Daniel Barenboim.

Conoció a Barenboim en 1966 y se hicieron inseparables. Tocaron juntos en numerosas ocasiones y al principio, se llevaron muy bien en todos los sentidos. Pero todo cambió en poco tiempo, y al parecer, el celebre director, no se portó como debía.

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Era 1972, en Nueva York, y allí Du Pré haría su última interpretación. Iba a ser el "Doble Concierto" de Brahms bajo la magistral batuta de Leonard Bernstein.

Jackie, como la llamaban sus amigos, casi no pudo abrir los cierres del estuche del violonchelo y Bernstein, pensando que se trataba de un ataque de nervios, la convenció de que siguiera adelante. Muy poca gente sabía la verdad: ya casi, no sentía sus dedos, casi no tenía tacto. Unos meses después le fue diagnosticada una esclerosis múltiple, que acabó separándola de su música, de su marido y finalmente de la vida.

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Decíamos antes, que Barenboim no había dado la talla, fue sobre todo en aquellos años de terribles padecimientos. Y es que, mientras que la pobre, se quedó en una silla de ruedas, él ya llevaba una doble vida en Paris, donde ya tenía un hijo con la que hoy es su esposa. Materialmente nunca le faltó de nada, su marido se ocupo de eso, pero le faltó lo más importante. Así que al final, esta desdichada, tuvo un sufrimiento físico indecible, pero seguramente el daño moral fue mucho mayor.

Por todas esas vivencias, algunos la quieren ver, como una persona atormentada y perturbada. Ya hay libros y hasta películas que la retratan así; sin embargo, a mí me parece injusto que acabe siendo recordada solo, por aquel terrible final, en la que ella, ya no era ella. Por eso, reivindico la figura de esta impresionante mujer dotada de un incomparable talento. No está bien tratarla así y tampoco lo estaría relegarla al olvido, por eso…, de ahí la motivación de este post.

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Era impresionante como tocaba y la fuerza que irradiaba aún en los ya dolorosos principios de su enfermedad. A pesar de eso, Jacqueline siempre fue conocida como “el ángel de la eterna sonrisa” o “smiles”, a mí me gusta recordarla así: ¡Feliz con su música! y haciéndonos felices a todos, con su arte.

Que Dios la tenga en su gloria.

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Como casi todos sabréis, me suelo dejar para el final lo mejor, o al menos, lo que a mí más me gusta. Es como el postre, y hoy, es un verdadero placer..., compartir esta delicatessen con todos vosotros: Du Pré y Bach, como dirían los castizos... ¡ahí es ná!. (Permitid la licencia, mañana es San Isidro, santo patrón de mi Madrid, y en el foro de los madriles somos así de chuletassss, jajaja)

 

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Bueno y... por fín, la propina... Pongo el broche de oro con este video inusual, alegre y desenfadado, con la sonrisa este bello ángel de música, que nos enseño un poquito de -cielo con su cello- Espero que, os haya gustado. Feliz fin de semana.
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