jueves, 15 de septiembre de 2011

CATEQUESIS DEL ARTISTA

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Muchos de los que me leéis, sabéis de mi gusto por el arte. Son tantas veces las que he traído a mi HOJA, esta hobby-manía que ya, hasta me lo pienso, cuando se me ocurre abordarlo de nuevo...; sin embargo, tengo que decir que ese pensamiento es fugaz, porque sé... que comparto esa pasión artística con cantidad de amigos. Por eso, hoy, vuelve de nuevo el arte a este blog.
La motivación me vino hace unos días, cuando, acompañaba un post anterior, con el vídeo, que ahora vuelvo a traer.
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En este tema, Martín Valverde, comenta sus inspiraciones entre medías de la canción, como es habitual en él, y muchos celebramos. Y en esa especie de prédica, nombra unas manos, un cuadro y un autor...: ¡Rembrandt!
Martín, en una preciosa reflexión mariana, dice lo siguiente:
"Dios es papá y mamá, en esencia puede ser hombre y mujer, el hombre y la mujer son hechos a su semejanza, así que... puede ser mamá y papá.
Si has visto el cuadro de Rembrandt, el tiene la mano masculina y la mano femenina, precisamente porque DIOS es papá y mamá..., pero por si fuera poco nos regala, ya no una imagen, una persona; tan simple que se enamoró de ella, tan sencilla que la hizo su mamá"
Es curioso porque, sin nombrar el título, muchos de antemano, ya sabemos rapidamente a que obra se refiere. Por supuesto, aún (como es mi caso), sin haber reparado antes en el GRAN DETALLE de las manos, el cuadro tenia que ser.... "El regreso del hijo pródigo".
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Todos los claro-oscuros de Rembrandt son maravillosos, pero ahora después de saber esto, de profundizar en ello, permitid que me tome la licencia, de reconocer en este lienzo, un plus adicional.
Efectivamente la obra es de una belleza excepcional en su conjunto, pero es que cada pincelada, tiene su por qué. Todo ese conjunto de detalles encierran muchos mensajes que trascienden a la misma hermosura plástica del cuadro. Este cuadro tiene un esplendor interior agregado.
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Cuando uno se para a contemplar esta obra con cariño y detenimiento, el primer punto en el que encuentran asiento nuestros ojos, son las manos del Padre. Esas manos son el centro y probablemente el leitmotiv del cuadro; de hecho, Rembrandt que siempre fue maestro de la luz, ha hecho concentrar toda la luz, en esas manos.
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A un primer vistazo, se perciben dos cosas. 
La primera es que las manos de ese padre, viejo y probablemente casi ciego, ven mucho más que sus ojos, y -saben- mucho más. Lo sabían antes y lo saben ahora. 
¡Cuanto hubiera deseado, ese padre, advertir a su hijo de lo que había fuera...! 
¿Que hubiera dado por convencerle que en casa estaría mejor? 
Pero su amor nunca quiso imponer. Ese padre desea unos hijos plenamente libres, aunque esa libertad incluya la posibilidad marcharse de su lado. 
Por eso, se puede decir que Rembrandt retrata a un padre que "habla" con sus manos más que con su boca.

Aun así, hay un segundo detalle que conmueve igualmente, el mismo que señala, con acierto, Martín Valverde, y es que ambas manos, son diferentes la una de la otra. Que este Padre descarga su gran amor a través de esas manos y TOCA a su hijo de dos maneras diferentes.
- La mano izquierda, es fuerte, sostiene, sujeta y al tiempo reconforta, pero con firmeza. Se podría decir que es una mano.... enteramente masculina. Sin embargo, a pesar de su "poderío", la mano se extiende -transmitiendo- un complaciente perdón incondicional, un perdón paternal.
- La mano derecha sin embargo, es completamente distinta, es sin duda, una mano de mujer, ¡de madre! 
Es tierna, fina, suave, incluso elegante, y se intuye en ella una capacidad especial para el consuelo, parece como estar dispuesta a la caricia, al mimo, a la disculpa, ¡a la comprensión!

Quizás convendría en este punto matizar, como información útil, que antes pintar este portentoso cuadro, Rembrandt ya había visto morir a tres de sus hijos. Sin embargo...., al menos esta obra, no parece proclamar padecimiento alguno, antes bien... este "Regreso del hijo pródigo" más que otra cosa, transmite paz..., incluso alegría.
Es esa estupenda unión de -contrarios sin contradicción-, plasmados en tan -diferentes manos-, el modo que tiene Rembrandt de presentarnos una instructiva visión de DIOS. 
¡Ahí está DIOS!, viene a decirnos el pintor con esta obra suya. Un Dios cercano, refugio, un AMOROSO padre que nunca ha dejado de esperar.

La moraleja final es que, si nos fijásemos más en algunas obras de arte, especialmente de esa, hoy tan denostada cultura judeo-cristiana, siempre encontraríamos, material teológico para la reflexión, para la oración e incluso para más de una catequesis y desde luego para algún que otro post..., como el de hoy. Por tanto: 
 ¡Viva el ARTE! que me acerca a DIOS
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8 comentarios:

Sor.Cecilia Codina Masachs dijo...

Buenas noches mi querido Arce, paso a saludarte como en los viejos tiempos y a invitarte a pasar por mi casa que también es la tuya, hallarás también arte y amor
Con ternura
Sor. Cecilia

LAH dijo...

Este libro me tocó profundamente, y lo regalo a menudo porque para mi hubo un antes y un después cuando lo lei y reflexioné,
Me gusta la pintura mucho donde el Señor tambien se muestra . gracias Arcendo. un abrazo

Angelo dijo...

Uy, hablar de arte aquí por parte de este servidor es meter la pata . Así que me quedo aprendiendo, de algo que dominas tan bien y del que es un gustazo contemplar. Un abrazo

Gloria dijo...

Gracias Angelo por aceptar mi invitacion y pasar a mi blog.
Maravilloso la pintura de Rembrandt, y tus reflexiones sobre ella, a mi tambien me gusta mucho "La piedad" de Miguel Angel.
Todo el arte inspirado en Dios es SU invitacion a mirarle...
Un abrazo a la distancia....

MDR dijo...

Tus frases presagian un bello post, como este.
Dios es Padre y Madre, es algo grandioso.
Gracias.
DTB!!

Momentos dijo...

Que gusto leer a los entendidos. Besos

Militos dijo...

Sabes que siempre me gustaron mucho tus lecciones de Arte, y creo que siempre has reconocido a Dios en ellas. Yo he aprendido mucho en este blog de Arte, de música que también es arte y de todo, lo que pasa es que no me luce, jaja...
Me ha encantado este post, el detalle de las manos es soberbio.

BESIÑOS desde el mar.


Aún sigo sin recomponerme

ARCENDO dijo...

Querida MILI, este si que es un premio inesperado. No sabes lo que me alegra "tu regreso".
Juntos podemos, siempre MÁS Y MEJOR. BESIÑOS.

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