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En medio de una humanidad envuelta entre guerras y conflictos, parece que el deseo de paz, es imperioso. Sin embargo…, a pesar de que, la necesidad es común, da la sensación de que esto sea peor que una mala comunidad de vecinos, porque no nos ponemos de acuerdo ni siquiera para celebrarla el mismo día.
Por un lado, el 30 de noviembre de 1981, la Asamblea General de ese organismo, hoy tan anodino como tendencioso, llamado NACIONES UNIDAS, dispuso que todos los 21 de septiembre, se celebrase el Día Internacional de la Paz.
Por un lado, el 30 de noviembre de 1981, la Asamblea General de ese organismo, hoy tan anodino como tendencioso, llamado NACIONES UNIDAS, dispuso que todos los 21 de septiembre, se celebrase el Día Internacional de la Paz.
Sin embargo, independientemente de que los católicos también nos unamos tal día, a ese anhelo; este año el día primero de ENERO, la Iglesia celebró universalmente el DIA DE LA PAZ, comenzando el año nuevo elevando hasta DIOS oraciones y súplicas con este fin.
Sea de una manera u otra…, la paz como meta es el objetivo más digno de todos, y hay que sumarse a cualquier celebración venga de donde venga.
Hoy vengo a hablaros de mi experiencia personal más reciente con respecto a la paz, porque este año, gozosamente redescubrí la paz dándole el valor del BIEN MÁS NECESARIO.
Existe un hecho tan curioso como real, ocurre cuando hemos pasado mil veces por un sitio, y de pronto fijamos la atención en algo; es posible que antes lo hayamos visto repetidamente, pero llega un día concreto en el que ese lugar, objeto, persona o… frase, se aparece ante nuestros sentidos, como algo totalmente nuevo,…. ¿no os ha pasado nunca?
A mí me ocurrió este año durante el primer sermón dominical. Lo que dijo aquel sacerdote en esa homilía del día primero del año es una obviedad, pero es muy cierto.
La Paz es la posibilidad, la Paz es la esperanza; siendo todo muy importante, la Paz es la prioridad. La paz está por encima de cuestiones laborales e incluso de la salud. Si no hay paz…, encontrar trabajo es imposible. Si no hay paz, afrontar una enfermedad es mucho más difícil….
Naturalmente el sacerdote, tras un necesario repaso por la Paz en su aspecto más “externo”, encauzó su disertación hacía la Paz “interior”, sin olvidar que ambas, PAZ INTERIOR Y EXTERIOR están estrechamente enlazadas. ¡Me gustó mucho, me sirvió de mucho!
Pasados unos días, todavía ando dándole vueltas a la idea de la Paz. Me pregunto cuanto estoy yo haciendo por la Paz, la exterior y la interior.
Mis pensamientos en seguida va al pasaje evangélico de la parábola del hijo pródigo, de la que siempre saco grandes lecciones.
Hoy me llama poderosamente la atención la figura del hijo mayor.
Naturalmente el sacerdote, tras un necesario repaso por la Paz en su aspecto más “externo”, encauzó su disertación hacía la Paz “interior”, sin olvidar que ambas, PAZ INTERIOR Y EXTERIOR están estrechamente enlazadas. ¡Me gustó mucho, me sirvió de mucho!
Pasados unos días, todavía ando dándole vueltas a la idea de la Paz. Me pregunto cuanto estoy yo haciendo por la Paz, la exterior y la interior.
Mis pensamientos en seguida va al pasaje evangélico de la parábola del hijo pródigo, de la que siempre saco grandes lecciones.
Hoy me llama poderosamente la atención la figura del hijo mayor.
Es un pobre hombre sin paz, es un hombre infeliz, que causa pena.
En medio de aquella memorable escena de alegría y perdón, su mirada es sombría y distante. El hijo mayor que no estaba en casa, ve la fiesta de bienvenida en honor a su hermano y se enfada, no entra, no participa…. ¡ha perdido la paz!
¿Cuántas veces actuamos también nosotros como “hijos mayores”?: Hacía fuera somos cumplidores, pero interiormente…
Esperamos que se nos admire, que se nos lea, que se nos quiera, que se nos agradezca, y al final si no es así, -o al menos no como nosotros quisiéramos-, acabamos llenos de amargura, orgullo, resentimiento, celillos y envidiejas malsanas (yo, el primero).
Así es imposible encontrar la paz. Y sin embargo, el quiz de la cuestión está en la confianza en el Padre, si perdemos la confianza, si dejamos de creer que nos quiere, si olvidamos nuestra filiación, entonces con seguridad, perderemos la paz y nos derrumbaremos irremisiblemente, en nuestra propia obcecación.
Los dos hijos necesitan el perdón de Dios. Los dos necesitan volver a casa. Los dos necesitan el abrazo de un Padre misericordioso.
Lo bueno de esto es que el Padre nunca compara a sus dos hijos, los ama por igual. Somos nosotros mismos los que ponemos baremos.
Si todos los hombres tenemos por igual el amor de Dios ¿por qué vivimos comparándonos unos con otros?
En medio de aquella memorable escena de alegría y perdón, su mirada es sombría y distante. El hijo mayor que no estaba en casa, ve la fiesta de bienvenida en honor a su hermano y se enfada, no entra, no participa…. ¡ha perdido la paz!
¿Cuántas veces actuamos también nosotros como “hijos mayores”?: Hacía fuera somos cumplidores, pero interiormente…
Esperamos que se nos admire, que se nos lea, que se nos quiera, que se nos agradezca, y al final si no es así, -o al menos no como nosotros quisiéramos-, acabamos llenos de amargura, orgullo, resentimiento, celillos y envidiejas malsanas (yo, el primero).
Así es imposible encontrar la paz. Y sin embargo, el quiz de la cuestión está en la confianza en el Padre, si perdemos la confianza, si dejamos de creer que nos quiere, si olvidamos nuestra filiación, entonces con seguridad, perderemos la paz y nos derrumbaremos irremisiblemente, en nuestra propia obcecación.
Los dos hijos necesitan el perdón de Dios. Los dos necesitan volver a casa. Los dos necesitan el abrazo de un Padre misericordioso.
Lo bueno de esto es que el Padre nunca compara a sus dos hijos, los ama por igual. Somos nosotros mismos los que ponemos baremos.
Si todos los hombres tenemos por igual el amor de Dios ¿por qué vivimos comparándonos unos con otros?
La paz interior verdadera proviene de saber que TODOS somos ¨HIJOS¨ de Dios, que Él nos ama infinitamente y de manera gratuita, y que siempre va a tener sus brazos abiertos para recibirnos, lleguemos a la hora que lleguemos.
Este es MI tema de oración, durante el día de hoy, y os aseguro que el examinarme interiormente, me llega a costar alguna lagrimilla que otra.
Pidamos todos a MARÍA, consoladora de nuestras lágrimas, REINA DE LA PAZ, a que nos ayude a comprender, a reconciliarnos, a querernos mucho más, mucho mejor.
* * * * *
7 comentarios:
Sí, yo hoy sin duda necesito paz. Porque estoy de una vena, de una mala vena. El fondo musical me ha apaciguado tambien junto a la entrada. Gracias guapo.
No lo publiques si no quieres o no te parece oportuno.
Estoy de acuerdo en todo lo que dices, pero tengo que hacerte una salvedad sin ánimo de polémica ni de corregir la plana:
Claro que ante Dios todos somos iguales y no podemos tomar la posición del hermano mayor, con celos y envidias ni comparaciones, pero en el plano humano, aún no somos ángeles, entre las amistades siempre hay diferencias por antiguedad, cariño y dedicación. Claro que esto tiene que ser recíproco y voluntario no se puede imponer.
Espero no haberte molestado.
Besiños
Gracias Arcendo.
La paz sea contigo
PD/
Además, Jesús, como hombre, también tenía sus preferencias entre sus amigos, incluso entre los Apóstoles.
BESIÑOS
Otro día de la Paz: el 30 de Enero, día de celebración de la paz en Europa.
¡Que difícil es la paz!. ¡qué difícil la justicia!, solo es posible como don de Dios pero ¡hasta es difícil pedirlo. ¿Realmente desamos la justicia?.
No interrogo a nadie sino a mi misma.
Me uno a la letra de la canción de Luis Gitarra, tenemos que Desaprender la guerra.
¡Feliz Año querido amigo!
Buen post, me ha encantado, creo que me ha hecho reflexionar tanto como la homilía que escuchaste. Para eso te leo.
Yo siempre fui el hermano mayor, jamás comprendí la parábola del hijo pródigo ... hasta que yo lo fui.
Ahora me encuentro muchos hermanos mayores, que les encanta escuchar testimonios de conversión de grandes pecadores, pero siempre que no los conozcan, porque si eres tú colegui ... estás perdido.
" ¿tú?, ja! no me lo creo, tú no cambirás jamás ", "La vecina?,la cabra siempre tira al monte, ahora ha cambiado la táctica y va de modosita".
Seguro que te suena.
Cada día creemos menos en la casualidad, y no creo que lo sea, que la última letanía sea "REINA DE LA PAZ ... RUEGA POR NOSOTROS", y que según lo dicho por la Virgen bajo la advocación de Reina de la Paz en Medjugorje, ésta será la última aparición en toda la Tierra y hasta el fin de los tiempos una vez que deje de aparecerse allí.
Es decir que el último llamado, es un llamado a la PAZ. Para tomar nota.
Que aprendamos a amar Arcen!! Ese día habrá paz.
Gracias!!
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