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Muchas veces pasamos por la vida sin darnos cuenta
de los tesoros que hay a nuestro alrededor. Algo así nos pasa a los católicos
de los -detodalavida-, los
que llevamos desde años en la Iglesia, los que desde pequeñitos somos católicos; los que hemos mamado
las excelencias de nuestra Iglesia; muchas veces no reparamos en la suerte que
tenemos, casi nos parece normal.
Sin embargo, no todos tienen la ventaja de la fé; tenemos tantos dones, que lo normal sería estar dando gracias constantes por todo lo que, sin merecerlo y a veces incluso desmereciéndolo, recibimos.
Sin embargo, no todos tienen la ventaja de la fé; tenemos tantos dones, que lo normal sería estar dando gracias constantes por todo lo que, sin merecerlo y a veces incluso desmereciéndolo, recibimos.
Resulta
sonrojante que, casi siempre tenga que venir alguien de fuera, que aprecie
nuestra inmensa fortuna, para que nos lleguemos a percatar de lo verdaderamente
privilegiados que somos.
Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) ha
sido uno de los grandes escritores del siglo XX. Nació en el país de la
preponderancia anglicana, pero su viaje lo hizo desde el agnosticismo hasta que
gracias a la razón y a la gracia divina, obtuvo la luz de la fe y de la alegría.
El
mismo escribiría: "Después de haber
permanecido algún tiempo en los abismos del pesimismo contemporáneo, tuve un
fuerte impulso interior para rebelarme y desechar semejante pesadilla."
Hoy he oído en Radio María una referencia de Chesterton, que
es la que han motivado mis palabras de inicio y todo este post.
Concretamente
el Padre José Miguel Marqués en
su programa El Compendio del Catecismo,
ha nombrado a G.K. Chesterton en alusión a su conversión al catolicismo.
Al
parecer, al ser interpelado por un periodista sobre el por qué de su paso a la
fé católica, el genial escritor respondió:
"... Para librarme de mis pecados”. Porque no hay ningún otro
sistema religioso que declare verdaderamente que libra a la gente de los
pecados. (…) El sacramento de la penitencia da una vida nueva, y reconcilia al
hombre con todo lo que vive: pero no como lo hacen los optimistas y los
predicadores paganos de la felicidad. El don viene dado a un precio y
condicionado a la confesión. He encontrado una religión que osa descender
conmigo a las profundidades de mí mismo”.
Ante tales palabras... reitero mi asombro inicial, transformándolos
en un par de preguntas inquisitorias:
¿De verdad nos hemos dado cuenta de lo que tenemos?
¿Sabemos el gran regalo que suponen todos los Sacramentos?
Lo que tenemos -gratuitamente- y casi desde que
nacimos y nos bautizaron..., no es algo normal, ¡es sobrenatural!
Es la
mano de DIOS actuando en nuestras vidas.
Es
DIOS mismo presente, perdonándonos continuamente y ofreciéndose a sí mismo como
alimento.
Es el
mismo CREADOR DE CIELO Y TIERRA EL que está y permanece con nosotros, hasta el
fín de los tiempos.
¿De
verdad somos conscientes de lo que tenemos...., sin merecerlo?
Me da
la impresión de que no..., si lo fuéramos no nos quejaríamos tanto, seríamos
más agradecidos, más felices, más buenos, más esperanzados...
Católico, si lo eres, convéncete, tienes suerte, mucha suerte... tienes ¡¡TODO!!
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Para finalizar os dejo con un vídeo que trae una locución
IMPERDIBLE sobre el Sacramento de la confesión. Su autor es Alejandro Bermudez,
director de ACI PRENSA. La duración de esta necesaria catequesis es poco menos
de 9 minutos y de verdad..., merece la pena. Os animo a verla, oírla y
difundirla.
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...
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3 comentarios:
Que buen post Arcen,el video magnifico,se lo voy a mandar a alguien que amo mucho,se que le servira bastante.
Mil gracias...soy una de las suertudas,amo mi iglesia.
Mil bendiciones.
Como católica desde la cuna, no me quejo, todo lo contrario.
Lo que siempre me ha maravillado de nuestra religión es que para cada momento importante y trascendente de nuestra vida, la Iglesia, como buena madre, nos proporciones un Sacramento, nos acompañe, nos dé la Gracia divina para vivir esos momentos como hijos de Dios, desde que nacemos hasta que morimos en el seno de la Iglesia, para encontrarnos con el Padre y con todos los seres queridos que nos precedieron.
¿Quién puede vivir fuera de esta Santa Madre Iglesia?
¿Y sabes lo qué pienso? Que ese caracter de madre que tiene la Iglesia también se debe a la Santísima Virgen que estaba con los Apóstoles cuando dieron sus primeros pasos como Iglesia, sólo Ella pudo imbuirles ese sentido maternal que habría de tener la Iglesia de su Hijo.
BESIÑOS agradecidos, por esta entrada y por tu cariño fraternal.
GENIAL la respuesta de Chesterton, qué listo era
Es verdad, los Sacramentos son fuente de salvación.
Gracias Arcen!!
DTB!!
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