Ayer domingo, el mismo día en el que la Iglesia, en la lectura del Evangelio, recordaba las tres tentaciones del Señor en el desierto, leía en Periodista Digital, un "artículo de opinión", enmascarado de aséptica información, que me ha contrariado. El artículo lleva por título “Benedicto XVI: "El infierno no está vacío"”,
Transcribo el primer párrafo de esta “noticia” tal y como aparece en la red:
“El Papa contradice de nuevo a Juan Pablo II y afirma que el castigo eterno ocurre en un lugar físico y no "mental". Benedicto XVI ha asegurado que el infierno existe y no está vacío. No es anuncio nuevo, en 2007 ya mencionó la existencia del infierno como lugar, algo que su antedecesor en el Vaticano había rechazado.”
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Después de leer esto, sólo se me ocurre decir que, sería deseable que, las personas que escriben en un medio de prestigio como Periodista Digital, supieran discernir. Porque una cosa es la difusión de la mera información, con profesionalidad y pulcritud; y otra muy distinta el periodismo de opinión y de crítica. Cuando alguien de este oficio, solapa una cosa con la otra, inventando, burlando la verdad y adulterando la información, estaría, sin paliativos, prostituyendo este bendito oficio. Tampoco sería eximente a su culpa, la falta de rigor, de contraste, de búsqueda de fuentes solventes y fidedignas; precisamente la omisión de estos requisitos indispensables, serían, sin duda factor agravante por negligencia.
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Por lo pronto, habría que negar rotundamente, por lógica, cualquier discrepancia doctrinal, entre nuestro recordado Juan Pablo II, y el que fue Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, durante su pontificado, y su gran colaborador. Sería absurdo.
Transcribo el primer párrafo de esta “noticia” tal y como aparece en la red:
“El Papa contradice de nuevo a Juan Pablo II y afirma que el castigo eterno ocurre en un lugar físico y no "mental". Benedicto XVI ha asegurado que el infierno existe y no está vacío. No es anuncio nuevo, en 2007 ya mencionó la existencia del infierno como lugar, algo que su antedecesor en el Vaticano había rechazado.”
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Después de leer esto, sólo se me ocurre decir que, sería deseable que, las personas que escriben en un medio de prestigio como Periodista Digital, supieran discernir. Porque una cosa es la difusión de la mera información, con profesionalidad y pulcritud; y otra muy distinta el periodismo de opinión y de crítica. Cuando alguien de este oficio, solapa una cosa con la otra, inventando, burlando la verdad y adulterando la información, estaría, sin paliativos, prostituyendo este bendito oficio. Tampoco sería eximente a su culpa, la falta de rigor, de contraste, de búsqueda de fuentes solventes y fidedignas; precisamente la omisión de estos requisitos indispensables, serían, sin duda factor agravante por negligencia.
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Por lo pronto, habría que negar rotundamente, por lógica, cualquier discrepancia doctrinal, entre nuestro recordado Juan Pablo II, y el que fue Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, durante su pontificado, y su gran colaborador. Sería absurdo.
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Todos los Padres de la Iglesia, hablan de lo mismo desde hace más de dos mil años. Está en el Credo que se reza en las Iglesias, para nadie es un secreto que la Iglesia proclama la existencia real del bien y del mal, del mundo visible y el invisible. Pero empecemos por el principio, ciñendonos a lo más básico, al Catecismo aprobado por Juan Pablo II y basado en los Santos Evangelios.
El Catecismo de la Iglesia Católica en su punto 1035 dice:
“La enseñanza de la Iglesia afirma la existencia del infierno y su eternidad. Las almas de los que mueren en estado de pecado mortal descienden a los infiernos inmediatamente después de la muerte y allí sufren las penas del infierno, "el fuego eterno" (cf DS 76; 409; 411; 80 1; 858; 1002; 135 1; 1575; SPF 12). La pena principal del infierno consiste en la separación eterna de Dios en quien únicamente puede tener el hombre la vida y la felicidad para las que ha sido creado y a las que aspira.”.
A la vista de lo leído parecen confirmarse la coherencia de planteamientos, pero prosigamos encontrando datos.
La siguiente fuente pertenece a la "Catequesis del Papa Juan Pablo II, sobre el Infierno" (enlace), en la misma, si bien es verdad que se dice:
“El infierno, más que un lugar, indica la situación en que llega a encontrarse quien libre y definitivamente se aleja de Dios, manantial de vida y alegría.”
También se dice, sin contrariedad:
“La condenación sigue siendo una posibilidad real, pero no nos es dado conocer, sin especial revelación divina, si los seres humanos, y cuáles, han quedado implicados efectivamente en ella”.
El Catecismo de la Iglesia Católica en su punto 1035 dice:
“La enseñanza de la Iglesia afirma la existencia del infierno y su eternidad. Las almas de los que mueren en estado de pecado mortal descienden a los infiernos inmediatamente después de la muerte y allí sufren las penas del infierno, "el fuego eterno" (cf DS 76; 409; 411; 80 1; 858; 1002; 135 1; 1575; SPF 12). La pena principal del infierno consiste en la separación eterna de Dios en quien únicamente puede tener el hombre la vida y la felicidad para las que ha sido creado y a las que aspira.”.
A la vista de lo leído parecen confirmarse la coherencia de planteamientos, pero prosigamos encontrando datos.
La siguiente fuente pertenece a la "Catequesis del Papa Juan Pablo II, sobre el Infierno" (enlace), en la misma, si bien es verdad que se dice:
“El infierno, más que un lugar, indica la situación en que llega a encontrarse quien libre y definitivamente se aleja de Dios, manantial de vida y alegría.”
También se dice, sin contrariedad:
“La condenación sigue siendo una posibilidad real, pero no nos es dado conocer, sin especial revelación divina, si los seres humanos, y cuáles, han quedado implicados efectivamente en ella”.
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También en las escrituras son constantes las referencias a estos temas:
Jesús amenaza a los pecadores con el castigo del infierno. Le llama gehenna (Mt 5, 29 s; 10, 28; 23, 15 y 33; Mc 9, 43, 45 y 47), gehenna de fuego (Mt 5, 22; 18, 9), gehenna donde el gusano no muere ni el fuego se extingue (Mc 9, 46 s), fuego eterno (Mt 25, 41), fuego inextinguible (Mt 3, 12; Mc 9, 42), horno de fuego (Mt 13,42 y 50), suplicio eterno (Mt 25, 46). Allí hay tinieblas (Mt 8, 12; 22, 13; 25, 30), aullidos y rechinar de dientes (Mt 13, 42 y 50;24, 51 ; Lc 13, 28).
“Así, terminada la única carrera que es nuestra vida en la tierra, mereceremos entrar con él en la boda y ser contados entre los santos y no nos mandarán ir, como siervos malos y perezosos, al fuego eterno, a las tinieblas exteriores, donde `habrá llanto y rechinar de dientes' (LG 48).” Cat. 1036
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También en las escrituras son constantes las referencias a estos temas:
Jesús amenaza a los pecadores con el castigo del infierno. Le llama gehenna (Mt 5, 29 s; 10, 28; 23, 15 y 33; Mc 9, 43, 45 y 47), gehenna de fuego (Mt 5, 22; 18, 9), gehenna donde el gusano no muere ni el fuego se extingue (Mc 9, 46 s), fuego eterno (Mt 25, 41), fuego inextinguible (Mt 3, 12; Mc 9, 42), horno de fuego (Mt 13,42 y 50), suplicio eterno (Mt 25, 46). Allí hay tinieblas (Mt 8, 12; 22, 13; 25, 30), aullidos y rechinar de dientes (Mt 13, 42 y 50;24, 51 ; Lc 13, 28).
“Así, terminada la única carrera que es nuestra vida en la tierra, mereceremos entrar con él en la boda y ser contados entre los santos y no nos mandarán ir, como siervos malos y perezosos, al fuego eterno, a las tinieblas exteriores, donde `habrá llanto y rechinar de dientes' (LG 48).” Cat. 1036
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Estos ejemplos referenciales de las enseñanzas evangélicas son las mismas que han seguido el Magisterio, durante toda su existencia y todos los Pontifices de la Iglesia Católica, sin fisuras; simplemente porque el Evangelio es PALABRA DE DIOS.
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El infierno, al igual que la infalibilidad papal son dogmas de Fé. Esto quiere decir dos cosas; una, que creerlas o no es cuestión de fé; y otra, que si lo crees es in-dis-cu-ti-ble. Es Doctrina básica para quien pretenda seguir los pasos de Cristo en el seno de la Iglesia, que Él mismo fundó.
El infierno, al igual que la infalibilidad papal son dogmas de Fé. Esto quiere decir dos cosas; una, que creerlas o no es cuestión de fé; y otra, que si lo crees es in-dis-cu-ti-ble. Es Doctrina básica para quien pretenda seguir los pasos de Cristo en el seno de la Iglesia, que Él mismo fundó.
Dicho esto, habría que recordar que según el “Manual de Teología dogmática”, “Las almas de los que mueren en estado de pecado mortal van al infierno”, y esto es una verdad de Fé. Y esto es lo recogido y proclamado por los dos Papas a los que hacemos alusión, Benedicto XVI y el anterior Juan Pablo II. Y además, como no puede ser de otro modo, dicho “en catedra”. Y en este punto conviene recordar que, en la teología de la Iglesia Católica Romana la Infalibilidad Pontificia constituye, como hemos dicho, dogma, según el cual, el Papa está preservado de cometer un error cuando él solemnemente promulga o declara, a la Iglesia la enseñanza dogmática en temas de fe y moral.
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A fín de cuentas, el infierno podrá ser un lugar o un estado, pero lo que queda claro, por fé, es que es una situación de eterna desdicha, y que existe.
También todos los Pontíficados, enseñan que los cristianos no debemos basar nuestra buena conducta en el miedo al infierno sino en el Amor a Dios. Pero, si dejan claro que es saludable espiritualmente recordar que hay un justo castigo. En momentos de flaqueza, cuando la tentación ataca, pensar en el infierno es saludable para cambiar la conducta y volver al camino del Amor.
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Así podemos concluir diciendo que, a poco que el periodista del artículo mencionado hubiera ejercido de investigador, como en muchos casos es de obligación, habría podido encontrar documentos fácilmente accesibles en todos los soportes conocidos para evitar este fraude a la exactitud y a la veracidad.
La noticia, en cuestión provenía de la Agencia EFE, y apareció en el rotativo “La Repubblica”y el mal periodista que la dió, se atrevió a añadir de su cosecha, inventos y falacias. Así pues para hacer honor a la verdad, por que esta nos hace libres, y para conocimiento público, transcribo la noticia tal y como apareció en el diario italiano:
“ROMA - L'inferno esiste e non è vuoto. Benedetto XVI lo riafferma nel tradizionale incontro di inizio Quaresima con i parroci romani, sottolineando che la salvezza non è automatica, non arriverà per tutti, e l'inferno è una possibilità reale. Il papa teologo ha anche avanzato una proposta: se il periodo che precede la Pasqua deve essere di digiuno dal cibo, lo sia anche dalle parole e dai media. "Abbiamo bisogno di uno spazio senza il bombardamento permanente delle immagini, di crearci spazi di silenzio e anche senza immagini, per riaprire il nostro cuore all'immagine vera e alla parola vera".”
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Aclarado el tema, me gustaría terminar con una recomendación, con la que con seguridad, a más de uno podríamos hacer mucho bien. La tomo prestada del punto número 749 de “Camino”, del Padre San Josemaría Escrivá de Balaguer:
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A fín de cuentas, el infierno podrá ser un lugar o un estado, pero lo que queda claro, por fé, es que es una situación de eterna desdicha, y que existe.
También todos los Pontíficados, enseñan que los cristianos no debemos basar nuestra buena conducta en el miedo al infierno sino en el Amor a Dios. Pero, si dejan claro que es saludable espiritualmente recordar que hay un justo castigo. En momentos de flaqueza, cuando la tentación ataca, pensar en el infierno es saludable para cambiar la conducta y volver al camino del Amor.
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Así podemos concluir diciendo que, a poco que el periodista del artículo mencionado hubiera ejercido de investigador, como en muchos casos es de obligación, habría podido encontrar documentos fácilmente accesibles en todos los soportes conocidos para evitar este fraude a la exactitud y a la veracidad.
La noticia, en cuestión provenía de la Agencia EFE, y apareció en el rotativo “La Repubblica”y el mal periodista que la dió, se atrevió a añadir de su cosecha, inventos y falacias. Así pues para hacer honor a la verdad, por que esta nos hace libres, y para conocimiento público, transcribo la noticia tal y como apareció en el diario italiano:
“ROMA - L'inferno esiste e non è vuoto. Benedetto XVI lo riafferma nel tradizionale incontro di inizio Quaresima con i parroci romani, sottolineando che la salvezza non è automatica, non arriverà per tutti, e l'inferno è una possibilità reale. Il papa teologo ha anche avanzato una proposta: se il periodo che precede la Pasqua deve essere di digiuno dal cibo, lo sia anche dalle parole e dai media. "Abbiamo bisogno di uno spazio senza il bombardamento permanente delle immagini, di crearci spazi di silenzio e anche senza immagini, per riaprire il nostro cuore all'immagine vera e alla parola vera".”
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Aclarado el tema, me gustaría terminar con una recomendación, con la que con seguridad, a más de uno podríamos hacer mucho bien. La tomo prestada del punto número 749 de “Camino”, del Padre San Josemaría Escrivá de Balaguer:
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“Hay infierno. -Una afirmación que, para ti, tiene visos de perogrullada. -Te la voy a repetir: ¡hay infierno!. Hazme tú eco, oportunamente, al oído de aquel compañero... y de aquel otro.”
“Hay infierno. -Una afirmación que, para ti, tiene visos de perogrullada. -Te la voy a repetir: ¡hay infierno!. Hazme tú eco, oportunamente, al oído de aquel compañero... y de aquel otro.”
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6 comentarios:
Hola Arcen,los que niegan el infierno no conocen la Palabra de Dios. Se dejan llevar por un mundo que se burla u opta por ignorar las realidades más importantes. Pero les ocurrirá como a los compatriotas de Noé que se reían mientras el construía el arca para sobrevivir el diluvio.
Todos los que se burlan también morirán y no podrán escapar la realidad.
Los cristianos no debemos basar nuestra buena conducta en miedo del infierno sino en amor a Dios.
Pero al mismo tiempo es saludable recordar que hay un justo castigo. En momentos de ceguera y debilidad, cuando la tempestad de la tentación es recia, pensar en el infierno es saludable y provechoso en caso que nuestro amor esté debilitado,"existe" es un lugar de castigo, pero no se sabe cómo es.
Diversas doctrinas coinciden en aseverar la existencia del infierno tal y cómo es una realidad el cielo.
El tema del infierno y el juicio ha sido abordado a menudo por Joseph Ratzinger, incluso en su encíclica "Spe Salvi".
La carta papal reafirma la existencia del Purgatorio y del Infierno y une el motivo de la esperanza cristiana a la justicia divina.(contradice a Juan Pablo II)
Cuando una persona muere no puede quedar en un estado indefinido, y la Iglesia menciona tres estados:
el cielo, que es permanencia eterna de Dios; el infierno, que es ausencia eterna de Dios, y el purgatorio que es para quienes murieron con pecados, “pero que arrepintiéndose se estarían purificando para poder llegar finalmente a su estado definitivo que sería el cielo”.
"El infierno, del que se habla poco en este tiempo, existe y es eterno"
"El cielo", dijo, no es "un lugar físico entre las nubes". El infierno tampoco es "un lugar", sino "la situación de quien se aparta de Dios".
En fin, sea, cual sea, la interpretación que le den al infierno, no sera nada bueno ni agradable.
¡ojo! puedes tocar el botón "atrás" y salir de esta página, pero no podrás en el infierno.Je,Je
Gran aportación Alter. Te doy las gracias, aunque te diré que lo del botón "atrás"....dá miedito, jajaja.
Saludos a tí también.
Arcendo, off topic.
Tienes en mi blog, el Prémio brasilero “Diz que até não é um mau blog”. Si gustas recibirlo. Un abrazo, Martha
Excelente, realmente excelente arcendo! pues si no hay contradicción la Iglesia y ninguno lo niega afirma al existencia del infierno esto es: existe. Condición, estado, en lugar.Lo importante no es descubrir donde queda para no llegar hasta allá, sinó defintiivamente no llegar independientemente de dodne queda, pero la afirmación de Benedicto XVI recoge magistralmente esa cita de cmaino de balaguer que tan bien has traido a la escritura.Muy bueno arcendo, muy bueno, gracias.
El infierno no es un lugar fisico concreto,sino la situación de quien se aparta de Dios.(Juan Pablo II)
Arcendo como ya te he dicho en otro sitio, acabo de llegar del campo y un poco tarde para comentar este magnífico y clarísimo post tuyo.
Yo no entiendo qué es lo que la gente lee, o como lee. Y menos tratándose de periodistas que debían cotejar o contrastar sus ideas con fuentes más certeras. Interpretar que Juan Pablo II, niegue la existencia real del infierno, o que esté en contraposición a Benedicto XVI, sólo se entiende si lo hacen a sabiendas de enredar en la doctrina o si les falta entendederas.
También me contaron que en una tertulia de San Josemaría Escrivá, decía él ¿Qué no hay infierno?: "Ya lo verán, ya lo verán"
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