lunes, 21 de abril de 2008

CRISIS Y CATARSIS.

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Hay crisis, solapada y escondida, pero real y profunda en la economía española.
También, y no menos grave, hay crisis, está vez evidente y aireada, en la derecha española.
Asimismo la angustiosa crisis llega, incluso al terreno deportivo, en la imagen de dos equipos del futbol español. Por un lado, un Barça descentrado y cabizbajo, que por su pobre juego, ve, impasible, como se marcha la liga y además, Ronaldinho, uno de sus íconos más sonados y mediáticos; y por otro lado, un Getafe, humillado y herido que no sabe o no puede curar sus heridas europeas.
¡Crisis!, ¡Crisis!, ¡Crisis!
De acuerdo, hay crisis, pero… no pongamos esta palabra, ni este sentimiento en todo.
Ni queramos inundar de alarma, cualquier colectividad o institución queriendo provocar un desequilibrio buscado.
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Ya es hora, de que este blog, que se declara abiertamente católico, hable, si quiera de paso, del viaje papal a los Estados Unidos. No se ha hecho antes, deliberadamente, he querido esperar a que esta visita pastoral por la nación sobre la que todavía, gira el mundo occidental, tocase a su Fin; para así, con cierta perspectiva, hacer un análisis más completo.
Y he empezado, el post, hablando de la dichosa crisis, porque hay más de uno, que sigue empecinado, a fuerza de repetirlo, en advertir a la opinión pública, sobre ficticias crisis desalentadoras en el seno de la Santa Iglesia Católica; nada más alejado de la realidad.
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Pese a lo que pueda parecer, El Papa no ha ido a los Estados Unidos, ha hablar únicamente de pederastia y ha pedir perdón por los “pecados ancestrales” de la Institución que representa. Su misión, ha sido otra, y con seguridad, habrá derramado semillas que posteriormente se verán fructificadas. Pero como esto, de la pedofilia es el asunto más grave y mediático, hoy voy a centrar este comentario en este importante asunto.
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Siempre lo hemos dicho, la Iglesia está formada por hombres y mujeres normales, personas que quieren mejorar y por tanto, luchan cada día por la perfección en sus vidas, por la santidad; pero al fín y al cabo, somos seres humanos como otros, con todas las imperfecciones y tentaciones como los demás; somos personas capaces de los actos más heroicos y nobles y, sin la debida vigilancia, perseverancia, y presencia de Dios, también somos capaces de provocar los actos más horribles y depravados que se puedan imaginar. Y nadie está exento de esto, por muy fuerte que pueda sonar, ni tan si quiera las personas consagradas.
Es cierto, que ha habido tristes casos de pederastia en el seno de la Iglesia. Ni el Papa, ni la Iglesia, lo esconden. Como señaló no hace mucho, el Arzobispo de Toledo y Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española, Cardenal Antonio Cañizares, “la Iglesia tiene “tolerancia cero” frente a la pederastia” (Aci); y la Iglesia ya ha tomado y tomará duras medidas jurídicas y eclesiales ante este tremendo mal.
El mismo Papa ha dicho en su viaje, que este hecho “Constituye un gran sufrimiento para la Iglesia en general y para mí personalmente '', ''Me resulta difícil comprender cómo fue posible que sacerdotes traicionaran de tal manera su misión.
Benedicto XVI, prometió que los pederastas no serán ordenados sacerdotes en la Iglesia católica. Y además dijo, ''Decididamente excluiremos a los pederastas del ministerio sagrado''. ''Es más importante tener buenos sacerdotes que muchos sacerdotes. Haremos todo lo posible por cicatrizar esta herida''. (El nuevo diario).
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Así según esa voluntad de la Iglesia, ya se han tomado medidas urgentes, para paliar el mal causado, tanto económicamente (Aci), como personalmente, acogiendo a las víctimas y dándoles todo el apoyo moral y espiritual posible.
La evidencia de los hechos, ha dado paso a la contundencia de la respuesta de la Iglesia en bloque. Ciertamente es mejor la transparencia y la justicia que el encubrimiento. Son unos sucesos aberrantes, monstruosos y anticristianos, y los culpables deben pagar con cárcel y vergüenza, su pecado. Pero que un cura cometa un abuso no compromete a toda la Iglesia; es más, ese cura es tan Iglesia como yo, que soy un laico, de andar por casa.
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Lo que ocurre aquí, es que somos demasiado fariseos y sobre todo la prensa que juzga "el todo por el uno". Todo el mundo quiere juzgar a la Iglesia por unos cuantos de sus sacerdotes que fallan, y como también señaló Monseñor Cañizares, “el clero es el grupo social en el que menos se presenta este problema”. Estamos hartos de ver en la prensa diaria conductas aberrantes en personajes públicos o anónimos, sin que la opinión pública se escandalice, es más se alienta, se tolera y se pide comprensión para el que los comete.
Sin ir más lejos, ahí están los hechos del que ha sido protagonista, nada menos que, el presidente de la Federación Internacional del Automóvil (FIA), Max Mosley; que después de haber sido pillado in fraganti en una orgia nazi sadomasoquista, defiende su derecho a tener una vida privada "excéntrica. (
El periódico mediterráneo). O el de los dos ciudadanos anónimos que acuden a los centros comerciales para realizar sexo gay en los baños públicos, y ahora piden respeto porque sin exhibicionismo no hay delito (Periodista Digital). En fín y si empezamos a rascar, noticias de esta ralea, las hay a puñados; lo que ocurre es que airear los males de la Iglesia, vende y esto no tanto.
¿Qué decir de los círculos políticos, de los círculos de "intelectuales" y otros, más o menos notorios?. Miremos incluso, y aunque suene duro, al interior de nuestras propias familias, o conocidos, ¿Cuantos de quienes juzgan, han tenido relaciones con menores de edad (así sea del sexo contrario)? Eso también es un delito grave. Y ¿cuáles de los que señalan sacerdotes, valoran la castidad de los que han asumido con coherencia sus votos?.
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El fenómeno de la explotación sexual infantil resulta especialmente indicativo de la sociedad actual y en la dificultad que encontramos los seres humanos para canalizar debidamente nuestra tendencia sexual. Una cultura que considera que todo comportamiento sexual es admisible, mientras no entrañe violencia, sin quererlo, está fomentando este tipo de violencia sexual. La erradicación de la pederastia exige, ante todo, actitudes morales inequívocas que nuestra sociedad, que náufraga en los lodazales de una sexualidad libérrima, no se atreve a afrontar. Cada vez que una aberración sexual de estas características es desvelada, la sociedad se rasga farisaicamente las vestiduras y reclama la intervención rauda y severa de la justicia; en cambio, se muestra incapaz de ahondar en las raíces del mal que la corrompe. Si queremos ser intelectualmente honestos, hemos de aceptar que la pederastia, los abusos con menores y el turismo sexual que se ceba con niños y niñas, auque no lo parezca a primera vista, tienen como caldo de cultivo un marco cultural que entroniza una determinada concepción del sexo: aquélla en la que no hay límites, todo vale. ¡Ya estamos a vueltas con el relativismo!.
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Los casos norteamericanos no son los únicos y los abusos cometidos, no disminuyen la gravedad de lo ocurrido dentro de la Iglesia Católica, ni aminoran en lo más mínimo la pena que merecen quienes los hayan cometido. Pero, sucede que la naturaleza humana es la misma en los cinco continentes y es posible que una ínfima minoría de sacerdotes se vean influenciados por la decadencia moral que aflige a la sociedad en su conjunto. Por ello, lo prioritario y lo sensato es ubicar el problema en su justa dimensión y no dejarse escandalizar inútilmente, sino más bien compartir el peso de la responsabilidad que todos los cristianos tenemos en la formación, trato delicado, respeto, ejemplo, apoyo y gratitud que debemos a todos los sacerdotes.
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La Iglesia es Santa porque Cristo, su Cabeza, es Santo, por el Espíritu Santo que la anima, por su doctrina de origen divino, por sus Sacramentos que nos purifican y nos dan vida divina, y es Santa también por muchos de sus hijos que han vivido en fidelidad al Evangelio. Pero la Iglesia es también, y al mismo tiempo, pecadora, por las infidelidades de la gran mayoría de los cristianos. La fragilidad humana se manifestó desde la traición de Judas y las negaciones de Pedro, y ha estado presente a lo largo de dos mil años de su historia. Muchos creyentes, sacerdotes, religiosos y laicos, han quebrantado, no uno, sino todos los mandamientos de Cristo y han dado motivo de escándalo.
Hoy somos confrontados por esa misma realidad. Podemos centrarnos en aquellos que traicionaron al Señor, aquellos que abusaron en vez de amar a quienes estaban llamados a servir, o, como la primera Iglesia, podemos enfocarnos en los demás, en los que han permanecido fieles, para ofrecer sus vidas en servicio a Cristo y a los demás, por amor. Los medios casi nunca prestan atención a los buenos “once”, aquellos a quienes Jesús escogió y que permanecieron fieles, que vivieron una vida de silenciosa santidad.
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¿Crisis?, es posible. ¿Desalentadora?, en ningún caso; ahora es tiempo de reflexión, oración y purificación.
La única respuesta adecuada a este terrible escándalo, es la SANTIDAD. ¡Toda crisis que enfrenta la Iglesia, toda crisis que el mundo enfrenta, es una crisis de santidad! La santidad es crucial, porque es el rostro auténtico de la Iglesia.
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Tal como a partir de la traición de Judas, Él alcanzó la victoria más grande en la historia del mundo, nuestra salvación por medio de su Pasión, muerte y Resurrección, también a través de estos episodios, de esta crisis esclarecedora, venga el cambio necesario, la mutación deseada, en la que Él pueda traer un nuevo renacimiento de la santidad en el mundo. Probablemente, de nosotros, de nuestra colaboración personal, depende mucho ese nuevo horizonte que Dios nos propone. Recemos y actuemos en consecuencia, para hacer su voluntad.

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4 comentarios:

Militos dijo...

Santidad la de nuestro Papa que sabe enfrentar este dolor de la Iglesia y atajarlo de frente y con valentía. Y dices bien, si cada uno persigue la santidad, estaremos haciendo mejores, por la Comunión de los Santos, a todos los que formamos la Iglesia.

Me da un poco de verguenza, pero hay reparto de premios en mi blog.
Un abrazo

icue dijo...

arcendo.
Me ha alegrado tu llegada a mi blog, tu entrada es muy buena, todas las crisis que denuncias son ciertas, podiamos sumar muchas más, la que más me preocupa, la moral.
Pero la barca de Pedro no perecerá, comotu bien explicas lo acabamos de ver con la visita del Papa a Estados Unidos.
Tenemos mucha tarea por delante y mucho que hacer.
Gracias porincluirme entre tus favoritos, yo tambien lo haré contigo.
Un abrazo

Caballero ZP dijo...

Arcendo nada función y la gente debería plantearse el por qué.
Saludos

caminante dijo...

Ante comentarios como este hay que quitarse el sombrero. Esto no es habitual por ningún medio y espero que el párrafo final que propones, produzca ese cambio en la sociedad que todos deseamos.

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