LA PEOR DE LAS SECTAS

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Dicen que el Barça es más que un club, pues yo hoy voy a hablar de algo, que es mucho más que una secta, es el peor de los inventos ideados por y contra el hombre, es… La masonería
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La masonería es una organización secreta muy poderosa e influyente, dado su carácter extremadamente reservado, es difícil saber sus verdaderas intenciones, sin embargo, hay ciertos eruditos que se han dedicado a su estudio exhaustivo, tratando de adivinar las claves que esconde esta arcana sociedad.

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Su origen, también es muy confuso; sin embargo, se sabe que el primer documento existente relativo es del sigo XIII. Aunque, se puede constatar que la masonería inició su auge en la Edad Media, en la época de las grandes catedrales góticas.
Los masones, cuyo significado en francés, es ALBAÑIL, fueron los constructores de esas grandes edificaciones.
Los masones se constituyeron inicialmente en gremio laboral para ayudars frente al poderoso y además enseñarse el oficio unos a otros; así, vivían juntos en lo que llamaron “logias”.
Al transcurrir del tiempo, ya en el siglo XVIII, la construcción de catedrales no eran ya labores tan habituales y sus logias estaban más vacías, así, para subsistir se vieron en la necesidad de acoger en su seno a miembros que no eran masones (albañiles) de oficio.
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Pasado el tiempo, estos últimos fueron mayor proporción que los originales y los gremios perdieron su primitiva intención. Se transformaron en fraternidades con el propósito de hacer contactos que les beneficiasen y como fin último empezaron a alumbrar la posibilidad, de entrar a formar parte de foros de poder desde los que podrían influir en grandes corporaciones e incluso gobiernos.
Su sentido dio un giro radical, ya no construirían catedrales para Dios, erigirían la "catedral del hombre".
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Pero.. ¿Cuáles son hoy, sus verdaderas intenciones?, el profesor, Ricardo de la Cierva, gran experto en la materia, escribió en “ALFA Y OMEGA”:
“Ya el Papa León XIII, en su encíclica "In eminenti", explicaba que "la masonería es la actualización del paganismo antiguo y el gnosticismo". El gnosticismo nació como una reacción pagana contra el cristianismo, y se ha venido reproduciendo a lo largo de la Historia hasta hoy. Se puede afirmar que la masonería es una organización que tiene como fin fundamental acabar con el cristianismo, implantar la secularización en la sociedad, y esto se puede ver en la lectura de los rituales masónicos".
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Para corroborar esto, propongo que hagamos un breve repaso de sus principios básicos.

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La Masonería tiene una jerarquía de 33 grados.
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-En el Primer Grado: El masón "Aprendiz" jura:
"No revelaré ninguno de los secretos de la masonería, bajo pena de que me corten el cuello".

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- En el Segundo Grado: El masón "Compañero" jura:
"No revelaré jamás ninguno de los secretos de la masonería a los que no son masones, ni siquiera a los Aprendices, y esto bajo pena de que me arranquen el corazón y de que mi cuerpo sea arrojado a los cuervos".

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Ya en los grados superiores el secreto se va desvelando poco a poco, pero nunca de forma completa:

- En el grado 18° se enseña al iniciando la naturaleza de Lucifer en cuanto Ángel de la Luz; y se celebra una parodia de misa con pan y vino "consagrados" por el Venerable Maestro de la Logia.

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- En el ritual de iniciación del grado 29°, el iniciando pisa y escupe sobre un crucifijo, al que considera como signo de destrucción y muerte oprobiosa.

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- Al llegar al treintavo grado (llamado "Kadosh"), se debe pisar la tiara papal y la corona real, simbolizando el repudio a sus mayores enemigos, la Iglesia y el Estado. Entonces se jura liberar a la humanidad "de las ataduras del despotismo" (que se refiere, sobre todo a la Iglesia Católica).
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Así, a través de esta jerarquía de los citados rangos, se puede verificar que los secretos de los de arriba son ignorados por los de grado más inferior. Así, muchos masones desconocen la ideología final de su propia institución.
A pesar de todo se sabe que adoran al Gran Arquitecto del Universo: Dios; pero no como persona, sino como concepto de “energía”.
Así se la puede considerar una pseudo religión con todos sus símbolos:
Los principales son "la Escuadra y el Compás" y su triple lema es "igualdad, libertad y fraternidad": tienen templos, altares, oraciones, vestimentas rituales, días festivos, jerarquías y ritos. Y tienen hasta un papa: el gran maestre.
Pero a diferencia de una religión verdadera, es decir, teocéntrica, ellos cultivan el antropocentrismo, el “humanitarismo” radical, sin la iluminación del verdadero Dios, Uno y Trino.
Así, se puede decir que, la masonería es una creencia sin un Dios personal, un cristianismo sin Cristo. Es una es una doctrina donde la libertad real no existe. Es en definitiva, una perversión del Catolicismo, religión a la que han combatido secularmente haciendo constantes y sibilinas campañas contra los católicos, papas, obispos, educación católica etc.
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En su afán de control, llegan a todos los ámbitos y de todas las maneras, porque para un masón el fín siempre justifica los medios, aunque estos sean éticamente reprochables.
Ya conocemos sus intentos de control en otros períodos aciagos de la más reciente Historia de España. Como cuenta Cesar Vidal, otro de los eruditos en estos temas, De los gobiernos de antes de la guerra civil, “La segunda gran jerarquía de la masonería, Diego Martínez Barrios, y otros masones ocuparon diversas carteras en el gobierno provisional. Con la excepción de Alejandro Lerroux, que pertenecía entonces a la Gran Logia española, el resto estaban afiliados al Grande Oriente. Así, Casares Quiroga, Marcelino Domingo, Álvaro de Albornoz y Fernando de los Ríos, ministro de Justicia, pertenecían a la masonería. En el segundo gobierno provisional, del 14 de octubre al 16 de diciembre de 1931, entró además José Giral. Se trataba de seis ministros en total aunque algunas fuentes masónicas elevan la cifra hasta siete. A esto se sumaron no menos de quince directores generales, cinco subsecretarios, cinco embajadores y veintiún generales. Para un movimiento que apenas contaba con unos miles de miembros en toda España, se trataba de un éxito extraordinario.”
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Y hoy en la actualidad, la masonería no solamente sobrevive, sino que se haya de nuevo, en la mejor de sus ocasiones. Nunca fue un invento, ni una fábula de curas, para atemorizar conciencias y devolverlas al redil del cristianismo. Es una amenaza real, constante, e implacable; saben esperar y explotar con todas sus fuerzas en el momento oportuno.

Hoy, que nadie se engañe, continúan en la brecha con sus antiguos símbolos y sus viejas obsesiones. Federico Jiménez Losantos escribió en Libertad Digital:
“Hay cosas que se están repitiendo prácticamente calcadas. Por ejemplo, el odio a todo lo católico y la voluntad de controlar toda la enseñanza tras desalojarlo. Sabemos qué ministros del PP eran del Opus. Pero, ¿Por qué no sabemos qué ministros del PSOE son masones?”.

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La Iglesia, que sabe de sus manejos y de su fuerza , también en estos tiempos, quiere llamar la atención, y para ello reitera su inalterable doctrina, por medio de uno de sus Príncipes, el Cardenal Joseph Ratzinger, prefecto para la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe y hoy nombrado Sumo Pontifice como Benedicto XVI, redactó en su día la Declaración sobre las Asociaciones Masónicas “Quaesitum est”, el 26 de noviembre de 1983, que indica en uno de sus fragmentos:
. ”...el juicio negativo de la Iglesia sobre las asociaciones masónicas se mantiene sin cambios ya que sus principios siempre se han considerado irreconciliables con la doctrina de la Iglesia y por lo tanto se continúa prohibiendo ser miembro de ellas.

Los fieles que se inscriben en asociaciones masónicas están en estado de pecado grave y no pueden recibir la Santa Comunión. No está en la competencia de las autoridades eclesiales locales el impartir un juicio sobre la naturaleza de las asociaciones masónicas que implicase una derogación de lo que se ha decidido arriba,...”.
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El mundo está viviendo días críticos, y no sólo en lo económico, se trata de una guerra oculta contra el hombre y sus principios más elementales. La masonería ya ha tomado sus posiciones y son muy poderosas.
La masonería no conoce de colores políticos, ni de personas, ni de modas y repite sus tics, a lo largo de la historia. No hay que engañarse, sus objetivos están meridianamente claros, el gobierno TOTAL de un mundo donde Dios no entra. Su gran Triunfo es el silencio. Nadie sabe nada, nadie oye nada, nadie dice nada. Los 3 simios somos todos.

La masonería no es un cuento sin fundamentos, que provoca hilaridad..., es mucho más, y conviene rezar mucho, estar muy alertas, y no bajar la guardia.

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UN LIBRO RECOMENDABLE

DRAMATIZACIÓN. FRAGMENTO DEL RITO DE INICIACIÓN MASÓNICO

(JURAMENTO DE SECRETO)

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