TOCANDO EL CIELO

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A pesar de que el desgobierno se empeñe en transmitir que la MARCHA POR LA VIDA estaba movida por cierto partido, toda mente libre sabe que, los convocantes eran organizaciones ciudadanas sin ninguna adscripción política; y ese es precisamente su gran éxito, porque es un triunfo cívico inusual y esperanzador.
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Es cierto que todo está mal, muy mal; es cierto que pasan cosas que nos quieren ocultar; es cierto que no nos cuentan toda la verdad; pero la hora del silencio ha terminado.
Lo ocurrido el domingo debe marcar un antes y un después; porque callar es otorgar, porque callar es de cobardes y de mediocres, porque callar es venderse, porque callar es sucumbir.
Porque no solamente estamos hablando ya, de luchar por mantener un nivel de vida con cierta dignidad, sino de salvaguardar la misma vida y la esencia del ser humano como persona. No es tiempo de olvidar quienes somos.
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Lo ocurrido el domingo fue ejemplar.
El domingo no nos llevó nadie, fuimos porque quisimos y porque todavía creemos que el hombre es recuperable.
No nos hicieron falta partidos políticos, ni sindicatos de clase, ni grandes propagandas, ni líderes grandilocuentes, ni locutores mediáticos, y sin embargo esas benditas organizaciones ciudadanas fueron capaces de reunir en un entorno pacífico, alegre, sencillo pero altamente reivindicativo a MEDIO MILLÓN de almas solo en Madrid y otros muchos miles de personas en otros lugares de España; esto ya es imparable.
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Si nadie nos hace caso, Si algunos escurren el bulto, Si otros nos desprecian, saldremos a la calle a plantarles cara y a decirles que aquí estaremos para denunciar sus mezquindades cuando haga falta. No perderemos cualquier oportunidad que se nos presente para defender la libertad, la justicia y la verdad.
Lo ocurrido el domingo solo es la semilla, ellos la han abonado con sus excrementos, por eso, empezamos a crecer… Que nadie lo dude, esto es solo el inicio.
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Hoy el mundo perece porque su espíritu se ahoga.
El mundo tiene necesidad de esperanza, de caridad, de justicia, de humildad, para recobrar un poco de aliento. Por eso, en esta hora, no nos rindamos, seamos fuertes, duros, alegres, y dejemos ver a todos, a través del sol de nuestras almas. Dejemos salir a la calle el poder de la alegría, porque ser feliz y vivir son una misma cosa.
Con el amor y con el ejemplo lo podemos todo, absolutamente todo y además estaremos casi... tocando el cielo.

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