UTOPÍAS MILAGROSAS (no caerá esa breva)

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Como, por imperativos familiares, estaré ausente del blog al menos, los dos próximos días, permitid que os cuente una historia apasionante.

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SUEÑO DE UNA MAÑANA DE VERANO

Autor apócrifo: Guillermito Rompelanzas Clon.
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PROLOGO

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Qué duda cabe que los amaneceres a las riveras del Manzanares, no son los mismos que en las orillas del Mediterráneo, pero ¡caramba!, también tienen su encanto.
Aquel despertar sin nubes, seria como otro cualquiera, en esta época del calendario, sino fuera por todo, lo que aquí voy a relatar.
El sol, como cada mañana, poco a poco comenzaba a hacer su trayectoria ascendente, tiñendo las aguas al aprendiz de río de dorados tonos y el sonido de la jungla madrileña, comenzaba ya a elevar su volumen.
Muy cerca de ese panorama bucólico pastoril, se mascaba la tragedia. Allá entre la Carretera de Castilla y la autopista de la Coruña, en el Palacio Monclovita, todo era un ir y venir; la noche y el día habían empalmado sin sentir.

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CAPÍTULO I.: ¡PERPLEJIDAD!.

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Desde que los más allegados supieron la noticia, el ajetreo en la mansión del Presi había sido frenética; en el exterior una nube de periodistas, cámaras y fotógrafos esperaban ansiosos, saber que estaba pasando; y en el interior, solo el ruido asordinado de los cuchicheos y algún inconveniente tono polífónico (el último de Bosé) se atrevían a romper esa tensa quietud.
El personal de servicio, siempre fiel y discreto, tampoco paraba, las plateadas bandejas del ajuar palaciego no dejaban de volar de un sitio a otro. Botellitas de agua por aquí, cafés por allá y docenas de tisanas (tilas, para ser más exactos) por acullá.
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Por fín, la puerta del despacho del Presidente se abrió. Primero María Teresa Fernández de la Vega, seguida de Rubalcaba y José Blanco salieron de allí, los tres con las caras desencajadas
Rubalcaba, no lo pudo evitar:
- No puede ser, no puede ser!, ¡Es inconcebible! (a voz en grito)
De la Vega, le miró, con tono serio y le espetó:
- Por favor, Alfredo, mantengamos la calma.
Y dirigiéndose a Blanco, le dijo:
- Pepiño, convoca Consejo de Ministros, llama a todos inmediatamente, y nada de prensa, esto no tiene que trascender.
- “Perfeto”, contestó Blanco, muy obediente y ojeroso.
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Antes de dar tiempo a que los tres desaparecieran de aquella antesala a grandes zancadas, una desconsolada Sonsoles les cortó el paso, suplicándoles pañuelo en mano y entre sollozos alguna noticia.
- Por favor, decidme algo, mañana tengo ensayo del coro de Rigoletto en el Real y ya veis, tengo rota la voz.., ¡y el alma!, no puedo más.
- Toma y yo tengo abono en el palco del Bernabeu para el partido de esta noche…, repuso Rubalcaba
Una vez más, De la Vega, con cara avinagrada le contestó
- Alfredo, un respeto, hombre…
Sonsoles no paraba de llorar, y Pepiño, nerviosamente, de reir.
De la Vega, volvió a tomar la palabra:
- Mira querida, esto es muy desagradable, no sabemos lo que ha sucedido, pero José Luis ha cambiado, no es el de siempre, hemos llamado al médico, pero no quiere recibirle, solo quiere hablar con Pepe Bono y ha pedido que le traigamos a Moratinos para solicitar una audiencia inmediata con el Papa.
- No sé que ha pasado, ya cuando dejamos la Mareta, no quiso el transporte habitual, ¡quiso venir en un simple avión comercial!, y su cara, su cara estaba…iluminada, pidió una Biblia y se pasó el viaje, versículo tras versículo; dijo Sonsoles con los carrillos inundados de lágrimas.
- Y ahora… ¿Qué hace?
- Miralo, tu misma; dijo De la Vega, entreabriendo la puerta del despacho..
Allí, por la rendija se veía al Presidente de rodillas, desgranando los Misterios gozosos del Rosario.
Sonsoles, no pudo más..
- Que le ha pasado?, Esto no puede ser, no puede estar pasando…. Se deshacía en quejidos y preguntas
- Calma, ten calma, lo vamos a solucionar; le consoló de nuevo María Teresa. He convocado Pleno del Consejo y allí estudiaremos el caso y le daremos una solución.
Acto seguido, los tres ministros, salieron de allí raudos y con los móviles en la mano.

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CAPÍTULO II. FLASHBACK.
La noche anterior, el vuelo de Iberia que llevaba al matrimonio presidencial había tomado tierra en Barajas a las 23,00 h.
Al llegar a Moncloa la primera llamada del Presidente, había sido para el Presidente de la Conferencia Episcopal Española, Antonio María Rouco Varela. La conversación fue rápida y sin testigos.
- Monseñor, soy el Presidente Zapatero, le agradecería que esta misma noche, pudiera hacerme el favor de aceptar mi invitación a la Moncloa, para tratar de asuntos de la máxima importancia.
El viejo pero avispado Rouco, como buen gallego, conociendo el percal anterior, contestó con otra pregunta:
- Presidente, agradezco su invitación, pero me extrañan estas horas tan intempestivas, si no es mucho pedir…¿Cuál es ese asunto de extrema importancia, que no puede esperar?
- La salvación de mi alma, Cardenal, necesito confesar.
La respuesta del Cardenal no se hizo esperar.
- Si es por ese motivo, siempre estoy a su disposición.
- D. Antonio le mando ahora mismo un coche a su domicilio y de antemano le doy las gracias.
- Hasta ahora, Señor Presidente,
- Hasta ahora, Monseñor.
En menos de una hora, El Cardenal hizo su aparición en Moncloa, mientras que unos cuantos fotógrafos, de esos que siempre están de guardia, se apresuraban a echar los primeros flashes, antes del gran revuelo.
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Rouco fue recibido en la escalera por Zapatero. Tras un cordial apretón de manos, entraron en el Palacio y pasaron directamente al despacho. El Presidente antes de entrar, pidió que no se le molestara y una vez cerrada la puerta, estuvieron juntos más de 2 horas.
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La cuestión, al menos para los colaboradores más íntimos, era como poco, sospechosa.
Así que, esas ratitas ferrazinas que todo lo saben, empezaron a mover teléfonos.
El primero en ser informado fue Chaves, que estaba de vacaciones en su Andalucia; pero no le dio importancia a la entrevista.
- Le estará apretando las tuercas al facha de Rouco, Dejadle a José Luis, que sabe lo que hace. Si tenéis alguna duda, llamad a De la Vega.
Así fue, y la vice que tiene mucha más retranca que el andaluz, rapidamente se empezó a hacer preguntas. ¿Con Rouco?, ¿Y por qué yo no he sido informada?.
Pero ya era inevitable, la entrevista con Rouco, había terminado, sin dar lugar a que ningún ministro hubiera llegado a palacio. Las puertas del despacho se abrieron y salieron sus ocupantes, ambos con semblantes deslumbrantes, alegrísimos, sus sonrisas eran, extrañamente compatibles.
Ya, en la despedida, ocurrió lo impensable:
Aquella imagen de Zapatero arrodillado ante Rouco, besando el anillo, era sorprendente, entonces fue cuando saltaron todos los flashes y todas, todas las alarmas.
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Después, el Presidente volvió a su despacho reiterando la orden de que no le molestaran, y hasta las 8: 00 de la mañana, hora en la que entró la terna antedicha, nadie volvió a saber nada.
A las 10:00 horas, después de dos horas en las que, aquella comitiva, había tratado de hacer entrar en razón infructuosamente a aquel desvariado, la suerte ya estaba echada.
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CAPÍTULO III. DECISIONES.
Ya en el Salón del Consejo, todos los ministros fueron rodeando la ovalada mesa y De la Vega tomó el lugar de la presidencia.
Antes de entablar conversación, un ujier se le acercó y le cuchicheo unas palabras.
María Teresa pidió silencio.
- Queridos ministros, como sabéis la situación es desesperada, por eso todas las ayudas son pocas, me acaban de informar que está aquí, el Alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, y por el carácter que han cobrado los acontecimientos, me parece conveniente acceder a su petición.
El Alcalde, a mi modo de ver, ha de quedar autorizado unánimemente, para asistir a esta reunión, con carácter extraordinario.
Nadie objetó y Gallardón, entró en la estancia y tomó asiento a la derecha de la vicepresidenta.
Acto seguido, De la Vega ordenó a ujieres y criados que abandonaran la sala y comenzaron a debatir.
- Estamos viviendo algo sin precedentes en nuestra democracia, al parecer, el Presidente ha perdido la razón. No está en sus cabales. Quiere derogar todo lo que hemos ido creando con tanto esfuerzo. La ley del aborto, la educación para la ciudadanía, las bodas homosexuales, las subidas de impuestos, la ley de libertad religiosa e incluso la Alianza para las Civilizaciones, están en entredicho.
- Eso no puede ser, dijo la ministra Aido.
- Pues calla, rica, que además tu Ministerio, todo tu Ministerio, también se va a la mierda.
- Pero…¿Qué le ha pasado?, dijo la Chacón
- No sé, no sé lo que le ha pasado, de pronto, de la noche a la mañana dice que hay que respetar la vida, que hay que rezar mucho, que hay que convertirse.. Ha pedido audiencia con el mismisimo Papa de Roma.
Las voces eran de asombro:
- Imposible
- Efectivamente está loco
- Vomitivo
- ¿Qué va a decir el “Gran Oriente”?, grito Gallardón.
- ¿Tendrá la gripe? Se preguntaba Trini
He de informar a Obama….escribia en su agenda, Moratinos; mientras que Pepiño, no paraba de reír nerviosamente.
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- ¿Qué va a ser de nosotros?, Con un loco así, más facha que Rajoy, nos vamos TODOS a la calle …, dijo uno
- ¡O a la cárcel!, dijo otro...

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En todo el fragor de aquel debate, volvió a entrar el ujier....
- ¿No le he dicho que no nos molesten?, se enfadó la vice
El ujier volvió a arrimarse a la oreja de Maria Teresa, a la que el rostro se le empezaba a transformar en una horrible mueca de pánico.
¡¡¡ATENCIÓN!!!, Tenemos una noticia terrible, amigos mios; dijo la Vice; el Presidente está a punto de dar una rueda de prensa con todos los medios, ¡nos quedan segundos para evitar el desastre!.
Todos salieron de allí corriendo, como alma que lleva el diablo.

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CAPÍTULO IV. EL DISCURSO.
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Al llegar a la Sala de Prensa, ya era tarde, el Presidente ya había comenzado su discurso. Su rostro, a pesar de la anterior vigilia nocturna, era descansado y alegre, y su verbo pausado, tranquilo, con una oratoria inusual, sin demagogia alguna:
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“Queridos ministros, queridos periodistas, queridos españoles, A todos os agradezco vuestra presencia en este glorioso día.
Comparezco ante todos, para informaros de un hecho extraordinario. Dios en su infinita misericordia me ha dado una oportunidad más, que no puedo desaprovechar, El Señor, me ha tumbado del caballo y he comprendido lo mucho, que tengo que hacerme perdonar. Mis políticas, han sido erróneas, he ido contra Dios y contra los hombres, pero El siempre ha esperado mi vuelta como la del hijo pródigo.
No quiero, en ningún caso, que mis faltas sean achacadas a ninguno de mis colaboradores; os eximo de toda culpa, porque si yo no hubiera querido, nada hubiera sido hecho, pero sintiéndolo mucho, al igual que yo, queridos ministros, no podéis continuar con las tareas de gobierno de este santo país.”
El revuelo fue mayúsculo, los flashes no paraban de retratar las caras de todos los miembros del gabinete, que se miraban los unos a los otros atónitamente.
“Si amigos, como ya he dicho, tengo mucho que redimir y por eso he solicitado, a partir de hoy mismo, el ingreso, como cartujo en una abadía vallisoletana que, por respeto a los monjes, mantendré en el anonimato”.
El murmullo de la sala se hizo oír de nuevo, así como los sollozos de Sonsoles y la risa automática de Pepiño.

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“Pero vosotros, queridos españoles, debéis estar tranquilos. Esta misma mañana, he firmado mi dimisión y ya he dejado resuelta mi sucesión, la cual ya está refrendada por el Rey, que como sabéis, el pobre, firma todo lo que se le ponga delante. La resolución debe estar saliendo en estos momentos, en las rotativas del BOE.”
Más flashes, más revuelo…., primeras preguntas, al unísono:
- ¿Quién es su sucesor, Presidente?....¿quien?, ¿Quién?, ¿QUIÉN?
“Queridos todos, la pregunta correcta sería …¿Quiénes?
Tras muchas oraciones, y deliberaciones con Dios, he decidido, que la mejor opción es una solución colegiada, desde ahora, vuestros gobernantes serán los mejores. Antes fueron mi azote, ahora serán los mejores instrumentos para llevar España por los caminos que Dios quiere.
Estos son sus nombres: Militos, Fran, Guerrera, Ángel, Marisela, Hispanicus, Kelitos, Terly, Caballero Zp, María Jesús, Martha, Desiré, Claudedeu, Anaroski, Harto, Legionarius, José Enrique, Blumun, Eleonora, De valero, Alawen, Monsieur SansFoy, Persio, Martín, eligelavida y Aguijón.”
También dijo, “...hay además un tal Arcendo, que aunque no participará en las tareas de gobierno, sé que ayudará a todos, en lo que pueda”
El Presidente concluyó:
- “Os he dejado en buenas manos.”

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DESPEDIDA Y CIERRE. (El alma se serena).
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Por fín, el ya ex presidente, se despidió de la concurrencia sustituyendo su famoso “buenos días y buena suerte”, por un insólito “buenos días y que Dios les bendiga”; y sin admitir más preguntas, salió de la sala, entre aplausos y vítores, sorteando flashes y micrófonos. Bajó las escaleras de Palacio y tomó un taxi que previamente había llamado. Su retiro vallisoletano le aguardaba.
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EPÍLOGO MUSICAL.
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A este relato tan singular, solo le falta la guinda, el AMEN adecuado, y no puede ser otro que este que hoy os traigo. Saludos a todos, y hasta la próxima.

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