Ayer ví otra vez “Pinocho”, ¡¡ENTERITA!!
La había visto, al menos diez veces en mi vida, y no exagero, nada. Cuando tienes chavales en casa, es inevitable que cuando algo les gusta, repitan hasta la saciedad y si no es malo, les acabas dejando, y así pasó con esta gran película hace unos años, con mi hija que hoy ya ha cumplido los dieciséis.
Pero, el pequeño que ahora tiene 10, había sufrido el hartazgo de todos los años anteriores y solo conocía el cuento, de referencias; así que ayer fue el día, y… le encantó.
La verdad es que no es extraño, porque hasta a mi, que la conozco de sobra, me gustó mucho volverla a ver. Ese Pinocho de Disney, es un pequeño tesoro lleno de enseñanzas que siempre te aporta algo nuevo.
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Pienso que es una excelente fábula moral, tanto para los pequeños, como para los mayores. La riqueza de las aventuras del personaje de Collodi, al que le crecía la nariz si decía mentiras es algo maravilloso. Incluso desde las innumerables interpretaciones metafísicas que ofrece; la historia es la que un objeto cobra vida, se transforma y guiado por la moral hace y deshace su propio destino. Es una excelente historia que denuncia el vicio y la holgazanería, y no sólo la obra como tal, vista en su globalidad, sino que cada uno de sus personajes, el mar, el vientre de la ballena... cada uno de estos detalles son vistos como diferentes metáforas de lo que pudiesen sugerir a la obra.
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Es sin duda, un gran texto de educación para la ciudadanía que debería, sin duda, sustituir a todos esos panfletos que mal educan precisamente en todo lo contrario.
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La película tiene escenas memorables con unas impagables frases dignas de ser recordadas, una de mis partes preferidas es la escena de la “isla de los juegos”:
"¡Pasen pronto, helados, pasteles y golosinas. Todo gratis!". "Aquí está la casa de las peleas. Peleen para divertirse". "Aquí se fuma; se regalan cigarros y cigarrillos. Fumen hasta empacharse". Allí Pinocho y su amigo Polilla juegan al billar mientras fuman grandes cigarros. "Puedes hacer lo que quieras -le dice Polilla-. Nadie te dice nada, no se estudia, hay mucha comida, mucha bebida, todo gratis…
Pero después todo aquel engaño estalla ante sus ojos, y todo se resume en la impagable frase del amo gordinflón:
La había visto, al menos diez veces en mi vida, y no exagero, nada. Cuando tienes chavales en casa, es inevitable que cuando algo les gusta, repitan hasta la saciedad y si no es malo, les acabas dejando, y así pasó con esta gran película hace unos años, con mi hija que hoy ya ha cumplido los dieciséis.
Pero, el pequeño que ahora tiene 10, había sufrido el hartazgo de todos los años anteriores y solo conocía el cuento, de referencias; así que ayer fue el día, y… le encantó.
La verdad es que no es extraño, porque hasta a mi, que la conozco de sobra, me gustó mucho volverla a ver. Ese Pinocho de Disney, es un pequeño tesoro lleno de enseñanzas que siempre te aporta algo nuevo.
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Pienso que es una excelente fábula moral, tanto para los pequeños, como para los mayores. La riqueza de las aventuras del personaje de Collodi, al que le crecía la nariz si decía mentiras es algo maravilloso. Incluso desde las innumerables interpretaciones metafísicas que ofrece; la historia es la que un objeto cobra vida, se transforma y guiado por la moral hace y deshace su propio destino. Es una excelente historia que denuncia el vicio y la holgazanería, y no sólo la obra como tal, vista en su globalidad, sino que cada uno de sus personajes, el mar, el vientre de la ballena... cada uno de estos detalles son vistos como diferentes metáforas de lo que pudiesen sugerir a la obra.
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Es sin duda, un gran texto de educación para la ciudadanía que debería, sin duda, sustituir a todos esos panfletos que mal educan precisamente en todo lo contrario.
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La película tiene escenas memorables con unas impagables frases dignas de ser recordadas, una de mis partes preferidas es la escena de la “isla de los juegos”:
"¡Pasen pronto, helados, pasteles y golosinas. Todo gratis!". "Aquí está la casa de las peleas. Peleen para divertirse". "Aquí se fuma; se regalan cigarros y cigarrillos. Fumen hasta empacharse". Allí Pinocho y su amigo Polilla juegan al billar mientras fuman grandes cigarros. "Puedes hacer lo que quieras -le dice Polilla-. Nadie te dice nada, no se estudia, hay mucha comida, mucha bebida, todo gratis…
Pero después todo aquel engaño estalla ante sus ojos, y todo se resume en la impagable frase del amo gordinflón:
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"Cuanta más libertad se les da, más se portan como asnos"
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"Cuanta más libertad se les da, más se portan como asnos"
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Es, en ese tocar fondo, cuando Pinocho se dá cuenta de que:
"Cuando los muchachos se convierten de malos a buenos, tienen la virtud de dar otro aspecto nuevo y mejor a su familia y a todo lo que los rodea." Porque... "¡Ay de los niños que se rebelan contra su padre y abandonan caprichosamente la casa paterna! Nada bueno puede sucederles en el mundo, y tarde o temprano acabarán por arrepentirse amargamente."
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Que duda cabe, que además de un cuento muy tierno y bonito, es una obra tremendamente pedagógica en busca de los mejores valores. Una obra maestra que estimula, enseña y además lo hace divirtiendo.
Para finalizar os dejo con otro de los antológicos diálogos, esta vez de Pepito Grillo, en el que desolado por el éxito de Pinocho, en el teatro de Strombolí, pronuncia esta lapidaria frase, tirando la toalla:.
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"Cuando los muchachos se convierten de malos a buenos, tienen la virtud de dar otro aspecto nuevo y mejor a su familia y a todo lo que los rodea." Porque... "¡Ay de los niños que se rebelan contra su padre y abandonan caprichosamente la casa paterna! Nada bueno puede sucederles en el mundo, y tarde o temprano acabarán por arrepentirse amargamente."
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Que duda cabe, que además de un cuento muy tierno y bonito, es una obra tremendamente pedagógica en busca de los mejores valores. Una obra maestra que estimula, enseña y además lo hace divirtiendo.
Para finalizar os dejo con otro de los antológicos diálogos, esta vez de Pepito Grillo, en el que desolado por el éxito de Pinocho, en el teatro de Strombolí, pronuncia esta lapidaria frase, tirando la toalla:.
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"¿Conciencia?, Y para que quiere conciencia un actor..." ¡Que profético!, como anillo al dedo, para los artistas de la Zeja.
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10 comentarios:
Yo llevo tres días seguidos de Cenicienta... Y mañana me espera la bella y la bestia...
Excelente película sin ninguna duda, lo asombroso es lo que cometas de la “Isla de los Juegos”, curiosa coincidencia con las consignas progres de este gobierno.
Saludos
Creo que te gano en número de veces de ver la peli y me temo que aun me quedan unas cuantas más. Pero no me importa adoro Pinocho y después de esa maravillosa lección que has extraído de ella, ya estoy deseando volver a verla.
La canción del silbidito, la he aplicado montones de veces para las necesidades de hijos y amigos, no sé si alguna vez te lo recomendé a ti. Por si no, ya sabes:
"DAME UN SILBIDITO", que siempre estoy para todo aquel que quiere que esté... También para el resto del mundo que quiera recurrir a mi.
un beso muy grande Arcendo.
Me encantó tu versión de la película
Me gusta que hayas hecho esta reflexión. Mis dos hijos mayores el de 18 y la de 16, están volviendo a ver todas las de Disney y el comentario es muy parecido a tu apreciación. Dicen . Es que ahora sí que los entedemos, y descubren frases, y propuestas que antes no advirtieron. Ojalá no se olviden de mostrar los valores en la inocencia de los dibujos y es muy relajante volver a disfrutar de estas genialidades. Un abrazo.
Me gusta que hayas hecho esta reflexión. Mis dos hijos mayores el de 18 y la de 16, están volviendo a ver todas las de Disney y el comentario es muy parecido a tu apreciación. Dicen . Es que ahora sí que los entedemos, y descubren frases, y propuestas que antes no advirtieron. Ojalá no se olviden de mostrar los valores en la inocencia de los dibujos y es muy relajante volver a disfrutar de estas genialidades. Un abrazo.
Cariño: no había libro que no leyera desde muy temprana edad, pero el de Pinocho se me grabó a fuego: hablaba de todas aquellas cosas que mi madre trataba de enseñarme; pero que yo no quería escuchar. Las malas compañías, representadas en la zorra y el lobo,; la conciencia en el magistral Pepito Grillo (¡que nadie vuelva a compararle con Pepiño!) y ese Gepeto tan dulce y paciente, con los brazos abiertos siempre dispuesto a perdonar...en fin...si los niños de ahora continuaran leyendo esas historias, se les olvidaría querer compararse con los "artistas" de la zeja.
Besitos y gracias por trer dulces recuerdos de infancia.
Volví porque me pareció oir un silbidito...
Te dejo un beso y una oración, por si acaso
Yo también la he visto unas cuantas veces. ¡Qué me dices de Strómboli!, es que clava el personaje eh!!
En general, casi todas las pelis de Disney son una maravilla, nos hemos criado con ellas y nuestros hijos también.
Yo con la que estoy entusiasmada hoy es con el Príncipe Caspian. La he estado viendo por tercera vez con mi hijo y es que veo muestras del poder y de la grandeza de Dios por todas partes.
Besos.
Lo que comenta Caballero ZP es calcado. Muy fuerte.
Si señor... como los valores que transmitía Disney... pocas cosas hoy.
El domingo estuve viendo Karate Kid con mi hijo mayor. Como las de antes, los buenos son buenos y "guapos" y los malos tienen mal estilo, son feos y utilizan malas artes. Se lo explicaba a mi hijo comentándole como antes todos las películas eran así, no había manga... etc...
Tengo pendiente seguir viendo tu "recolección" del finde,... a ver si me pongo al día.
un abrazo,
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