EL CAMINO Y COMO PASAMOS POR EL

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Caminante no hay camino
Se hace camino al andar
Al andar se hace camino y
Al volver la vista atrás
Se ve la senda que nunca
Se ha de volver a pisar.
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Cuando uno recuerda aquellos maravillosos versos machadianos, uno, no puede resistir la tentación de preguntarse, si en eso consiste, todo…
En andar, en pasar por el camino de la vida sin otro fín, sin otro propósito y con la nostálgica angustia de no poder desandar el camino andado. ¿todo queda ahí?
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Me resisto a conformarme. La metáfora del verso es muy bella, pero a mi me deja cierto regusto amargo, pesimista.
Efectivamente, la vida es un tránsito, aquí no tenemos morada permanente, nuestra condición en esta tierra es de peregrinos, pero hay que dar sentido al camino, para comprender, para persuadirse que ese trayecto tendrá el insólito final de ser el inicio de todo. Es decir, esperanzarse, buscar lo positivo, mirar nuestro paso por la vida como una oportunidad, no como un camino cansado y absurdo.
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La clave para atravesarlo debidamente, nos la dio Jesús, que “pasó haciendo el bien”.
Sin embargo, aquí surge otra pregunta que a pesar de su apariencia es un cuestión harto peliaguda: ¿Qué es el bien?
Chesterton, ¡otra vez Chesterton!, decía : “El mundo se divide en malos y buenos. Esta división la hacen siempre los "buenos"”.
Vamos a meditar un poquito, las palabras del sabio escritor.
¿Podríamos afirmar que estamos haciendo un acto "bueno", si tal acto es aceptado unánimemente por los de mi entorno?
Habrá quien piense que sí, pero vamos a dar otro giro de tuerca:
Siempre ha existido y existirá el que, por "hacer el bien", causa mucho mal. Por ejemplo, para un terrorista suicida, el bien consiste en matar, incluso destruyendo su propia vida, pensando, además que así va a conseguir "otra vida" más feliz.
Pongamos un ejemplo más, el mismo, D. Antonio Machado se calificaba a si mismo, en alguno de sus versos: “Soy, en el buen sentido de la palabra, bueno”, y no hay porqué dudarlo. Desde luego, lo mejor que se puede decir de una persona cuando se nos va de este mundo es: fue un "hombre de bien", o fue una "buena mujer".
Pero, ¿significa eso “pasar haciendo el bien”, o hay algo más?
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Pienso que la cuestión no está, en tanto, que cada uno actúe de manera que se quede con la conciencia tranquila, sino que cada uno se comporte de manera que sean los otros los que se sientan felices y agradecidos.
La respuesta estará en saber, si tus actos "buenos" han aportado algo positivo a las vidas que te rodean o, por el contrario, las daña; si tal acto "bueno" les alivia el sufrimiento o, por el contrario, los convierte en unos desgraciados.
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Cuando San Pedro decía de Jesús: "pasó haciendo el bien”, el Apóstol, había visto con sus propios ojos la alegría de los enfermos sanados, el gozo de los pecadores acogidos y perdonados, el entusiasmo de las gentes que aliviaba de su desamparo... Jesús pasó "haciendo el bien" porque los que se acercaban a Él se sentían "bien"; les hacía más felices.
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El Evangelio, todo el, es un mensaje de vida. Vistas así las cosas, el mensaje de la propia vida de Jesús es el de la humanización de la vida, a través de la caridad con los demás, esa es la mediación esencial entre el ser humano y Dios Padre.
Jesús, Maestro, es el Camino, si pasamos la vida siguiendo ese Camino, todo cobra sentido, la Vida nos esperará en la meta.
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Pero en una cosa no erraba el poeta, nunca volveremos sobre nuestras huellas, por eso, me quedo finalmente con las palabras de la Madre Teresa de Calcuta:
“Voy a pasar por la vida una sola vez, cualquier cosa buena que yo pueda hacer a algún ser humano debo hacerlo ahora, porque no pasare de nuevo por ahí".
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¡Que buen propósito para aplicármelo, en cada paso que dé por este camino!

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