CON EL PAPA

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La verdad es que no pensaba escribir mucho estos días, pero el episodio que voy a relatar y sus secuelas no me permiten quedarme callado. La injusticia, la tontería y la mala baba no admiten tregua alguna.
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De todos es sabido el mayúsculo susto que todos los que amamos al Papa, recibimos el otro día en plena celebración de la Misa del Gallo.
Que hay mucho loco suelto es vox populi, pero que haya quien anime y aplauda las locuras solo es síntoma de la enfermedad moral que está sufriendo esta sociedad, que está en las últimas.
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Ya ocurrió hace unos días aquí en España con la paliza al periodista Hermann Tresch, volvió a pasar con el salvaje atentado a Silvio Berlusconi y hoy ha vuelto a suceder con el suceso en San Pedro.
Lo de Tresch, aunque probablemente no se llegará nunca a saber, lo más seguro es que fue un ataque premeditado y teledirigido; en cuanto a lo sucedido con Berlusconi y con el Papa, dicen que ambos casos se deben a actuaciones de personas que no estaban en sus cabales; sea de una manera u otra, lo que no es admisible es la legión de mentecatos, sectarios y cabrones, que todo hay que decirlo, que se ponen del lado de los orates, y cuanto más violentos son los locos, mayor apoyo tienen.
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Es tremenda la ola de odio que pulula tras cualquiera de estas locuras. En internet, que muchas veces es espejo del mundo, raro es el foro que no se aplaudan estas barbaridades.
Hoy me he hartado de leer sandeces y burradas aplaudiendo a la pirada de la camisa roja,
Desde el simplón “funny”, hasta el “que pena que no haya muerto”, son multitud la cantidad de feroces comentarios los que están manchando hoy la red y la extraordinaria figura de un hombre que lo único que hace en su vida es predicar, de palabra y obra el AMOR.
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Soy consciente de que está sociedad es plural y puedo admitir que alguien no esté de acuerdo con Berlusconi, con Tresch o con el Papa, pero la razón o razones JAMÁS se pueden combatir con violencia. La violencia es el recurso de los peores. Ni siquiera lo animales son tan bestiales.
Inhumanidad es la palabra que define a estos energúmenos, los que están locos tienen una disculpa, pero estos miserables no tienen ninguna.
Esto lejos de ser una moda es una oleada del mal por el mal, que se está extendiendo por el mundo en aras a unos intereses creados y diseñados. Su caldo de cultivo es esa gran masa de ignorantes que hoy tanto vociferan en los foros y hasta en algunas plataformas oficiales (como desgraciadamente he podido leer hoy). ¡De ahí a asaltar el Vaticano… un paso!.
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Sin embargo, este innegable avance del mal, en nada apunta a su victoria final. La batalla la tienen perdida de antemano y por eso se revuelven.

Hoy, a pesar de lo que quisieran muchos, el Papa se levantó y anduvo; y la Iglesia, con más de dos mil años de antigüedad sigue tan fresca, tan lozana y tan joven como en los tiempos de vida terrenal de Nuestro Señor Jesucristo, porque a pesar de todo eso… como diría el católico Galileo la Iglesia “si muove”.
Seguimos moviéndonos y avanzando hacía la Luz y al Amor. Continuamos en espera de nuestra Victoria final, seguimos esperando a Nuestro Dios, que está cada vez más cerca.

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Él y solo Él tiene el Poder y la Gloria y ahora, hoy más que nunca, nos sentimos estrechamente unidos con Benedicto XVI, que es el mismo que aquel a quien Cristo dijo:
“Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.”
Por eso, hoy este pretende ser un rendido homenaje a mi Papa.
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Querido Niño Jesús, Rey y Señor de la Iglesia:
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Renuevo en tu presencia mi adhesión incondicional a tu vicario en la tierra, el Papa. En él Tú has querido mostrarnos el camino seguro y cierto que debemos seguir en medio de la desorientación, la inquietud y el desasosiego.
Creo firmemente que, por medio de él, de Benedicto XVI, Tú nos gobiernas, enseñas, santificas, y bajo su cayado formamos la verdadera Iglesia: Una, Santa, Católica y Apostólica.
Concédeme la gracia de amar, vivir y propagar como hijo fiel sus enseñanzas.

Cuida la vida de nuestro Papa Benedicto, ilumina su inteligencia, fortalece su espíritu, defiéndelo de las calumnias y de la maldad. Aplaca los vientos erosivos de la infidelidad y la desobediencia, y concédenos que, en torno a él, tu Iglesia se conserve unida, firme en el creer y en el obrar, y sea así el instrumento de tu redención.

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Así sea
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“SOLO EL AMOR PUEDE CAMBIAR AL MUNDO”

"DE CUANTO HACEMOS, NADA SE PIERDE”

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