OPUS DEI: LA LIBERTAD DE LOS HIJOS DE DIOS

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En el fotomontaje: San Josemaría Escrivá de Balaguer, escrito así, todo junto, como le gustaba a nuestro padre. D. Alvaro del Portillo, Isidoro Zorzano, Montse Grasses y Alexia Gonzalez Barros.
Otras personas en proceso de canonización, pertenecientes al Opus Dei, en este ENLACE.
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Por afán de justicia y por agradecimiento sincero a todos los que me han ayudado a acercarme más a Dios a través del Opus Dei, me dispongo a escribir estas líneas para dejar constancia de mi admiración y cariño a la Obra.
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Bien es sabido que la Obra tiene muchos enemigos, pero, yo creo que las ofensas vienen por parte de gente que no la conoce bien, no la ha vivido. Yo SÍ puedo hablar desde mi experiencia personal, no de lo que me han contado, sino de lo que he vivido.
Yo que la conozco desde dentro, os puedo decir que la Obra no son solo, retiros, meditaciones, rosarios, lecturas etc., etc., etc.; es también un lugar donde nadie es extraño, donde se vive el respeto y la amistad, como en ningún otro sitio; donde se aprende y se enseña; es una casa de puertas abiertas para todo aquel que tenga aspiraciones de cielo y encuentre su vocación allí, y desde luego ¿Cómo no?, es un sitio donde se reza mucho y bien.

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No hablo de oídas; a mi no me pueden engañar, lo he vivido. Sé, de primera mano como actuó la Obra en el madrileño barrio obrero de Vallecas, y todo el bien que hizo.
Yo he visto, como desde Tajamar, y desde otros centros perífericos, se encauzaban las vidas de muchos jovenes en el mejor camino. Aquello no era TRÁFICO DE ALMAS, sino un TRÁNSITO DE AMORES hacía Jesús y su Santísima Madre.
Desde todos aquellos pisos (Sierra de Filabres, Requena en Martinez de la Riva…, San Alberto Magno… etc.), cientos de jóvenes aprendían los caminos para llegar a la Santidad, a través del estudio, del aprendizaje de valores, desde el esfuerzo personal, desde el deporte, y por supuesto desde la espiritualidad.
Porque a pesar de las malas lenguas, las famosas “intrigas del Opus", solo consisten en facilitar a quien lo desee, los medios y la formación para querer a Dios y seguir con Él, el camino del cielo. Lo demás son chismes muy mal intencionados y sobre todo FALTOS DE TODA VERDAD.
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Las acusaciones infundadas de “mafia vaticana”, de manejos en la sombra, de absurdas conspiraciones, y demás chorradas; hay que decirlo una y mil veces, son patrañas, difamaciones, infundios de ignorantes o de gentes que quieren mal a la Iglesia.

La Obra, y lo sabe cualquier persona ecuánime que se acerque a conocerla de cerca (y esa oportunidad está abierta para todo el mundo), es una institución para lograr la santidad en medio del mundo, desde las tareas más simples y cotidianas. ¡No es nada más!... ¡ni nada menos!..
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Para el que tenga dudas, ante tantos elogios, he de decir que yo NO soy de la Obra (¡Que secta tan poco hábil, que no me supo captar!-JAJAJAJA).

La verdad, es que si no lo soy es porque libremente decidí no serlo y nadie me empujó, ni para una cosa, ni para la contraria. No me arrepiento, pues el Señor encontró para mí otra vocación; pero el cariño y el agradecimiento que tengo por la Obra, por lo mucho que me ayudó y por lo muchísimo que me enseñó, con una generosidad como no la he visto en nadie, ni en ningún sitio, nunca la podré olvidar.
No quiero olvidarme nunca de ninguna de las anécdotas vividas, de aquellos encuentros entrañables, de tantos gestos de amistad, de frases, miradas y consejos de tantos VERDADEROS amigos de la Obra. Todo eso, ahora se agolpa en mi memoria con fuerza, porque esos son tesoros que Dios me regaló, en un momento de mi vida que necesité, y no querría perderlos por nada del mundo, lo llevaré hasta el final de mis días en esta tierra, dentro de mi corazón.
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Pero…, hay algunos que cegados por el odio son incapaces de ver la luz; que pena por ellos; porque aún anunciando nuevas soflamas, solo son capaces de repetir una y otra vez, las mismas consignas y viejos tópicos de siempre.

Aún así, pese a los ataques, estamos felices, Nunca hay mal que por bien no venga. Siempre todos los ataques, han servido y sirven para rezar más por la Obra y para difundir más y mejor, su verdadero espíritu.

Y Servirán sin duda, para que si alguien, lee desde un espíritu crítico, ecuánime y razonable, con mente abierta y corazón puro; y finalmente quiere contrastar la verdad, pueda comprobar que el OPUS DEI es solo eso, una verdadera obra de Dios, del inmenso Amor de Dios.

Con el fanatismo desgraciado, es imposible el diálogo, la razón ya no les asiste; nosotros ya solo podemos y debemos seguir rezando por ellos, por mucha rabia que esto les dé; dándoles todo el amor, que ellos niegan.

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Una cuestión más, en NINGÚN SITIO como en el Opus Dei, he vivido la LIBERTAD de forma más auténtica:

"Para perseverar en el seguimiento de los pasos de Jesús, se necesita una libertad continua, un querer continuo, un ejercicio continuo de la propia libertad" (San Josemaría Escrivá de Balaguer. Forja punto 819).
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