PEDERASTÍAS Y ALZACUELLOS.

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Confieso que estos días ando “muy tocado”, por eso ando debatiéndome en un dilema cuya resolución pueda sorprender a más de uno. Sin embargo, quiero ser cauto y por eso…, decido en este momento, aparcar cualquier drástica solución, dejar pasar el tiempo, ver como transcurren los acontecimientos y actuar en consecuencia. Dicen que el tiempo dá mesura y perspectiva… concedámosle pues, crédito a tal afirmación.
Así, aunque también tenía preparado otro post mucho más incendiario, decido así mismo, posponerlo y dejarlo en la recámara por lo que pudiera suceder, y me animo con este otro, que también es “espinoso” y de máxima actualidad.
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Contaba mi madre, que en aquel Madrid republicano de principios de guerra, los milicianos, para azuzar el odio al clero, periódicamente hacían correr la voz y las mentiras, de que las monjas y los curas, daban a los niños caramelos envenenados. Los bulos contra la Iglesia, siempre han existido, como también han existido a lo largo de la historia, personas consagradas, que eventualmente y de forma muy minoritaria han roto sus compromisos y han pecado de forma más o menos grave. La Iglesia Católica, institución que fundó Jesucristo, está compuesta de seres humanos, de personas, y como tal vulnerables e imperfectas.
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La diferencia entre aquel Madrid del 36 y este mundo del 2010, es que todo se sabe antes, y que cualquier indicio de lo que sea, bien manipulado, se magnifica hasta la saciedad.
La campaña feroz que hoy, se promueve contra la Iglesia, nada tiene que ver con las realidades constatables, Si hiciéramos caso de todo lo que dicen los medios, estos días, parecería que todos los curas son pederastas y viceversa. Pero no todo es como lo cuentan.
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Efectivamente, la herida existe, y la curación será lenta y dolorosa, requerirá de la amputación de miembros afectados, pero es necesaria y ya ha comenzado con mano firme y nada temblorosa, la de Benedicto XVI que no ha dudado en CONDENAR y ACTUAR de inmediato para intentar reparar cuanto antes, todos los males causados.
Sin embargo, si quiero señalar unos hechos, que no dejan de ser significativos de la actual hipocresía y del doble rasero:
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- Mientras que, la Iglesia Católica es condenada, a veces, incluso sin pruebas; es curioso ver como los mismos que la acusan, aceptan de buen grado, toleran y difunden el Islam, incluso el más radical. Aquel en la que tener sexo con una niña de 9 años, NO ES pederastia, ni pedofilia, porque así lo mandó e hizo el profeta.

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- En la misma dirección, querría señalar que es contradictoriamente absurdo que mientras esta sociedad tolera, promueve y difunde toda clase de desviaciones a cual más aberrante, luego se rasgue farisaicamente las vestiduras cuando tal desviación aparece, excepcionalmente- en el seno de la Iglesia.

Por último, tengo una teoría que no creo que vaya muy desencaminada. Achacan al celibato toda esa explosión de casos. ¡Que lejos de la realidad!. Para un buen sacerdote el Celibato es un tesoro inigualable, nunca un peso.

En cualquier caso, yo pienso que, precisamente el mal pueda tener origen en haber consentido demasiada manga ancha en ciertas cosas. Por ejemplo, en el vestir de los sacerdotes. ¡El hábito no hace al monje, pero ayuda una barbaridad!

¿No os parece que a un sacerdote le sería más difícil pecar, luciendo un alzacuellos?

¿No os parece que sería más fácil que un sacerdote, abdicara de sus deberes y de su servicio, en una discoteca, en la calle, en cualquier ambiente…, en cualquier circunstancia, disfrazado solo de “civil”?

Que duda cabe que, el atuendo es un gran aliado. El vestir nos dice lo que son, y ellos no olvidan quienes son. Considero que los Sacerdotes deben vestir como Sacerdotes, cada vez es más común confundir a los hombre del clero con el común denominador, la ropa manda un mensaje de lo que eres, lo que representas, lo que puedes hacer...y lo que no.

Pudiera ser que todo el problema, o una de las causas de la pederastia, viniése por ahí. ¿Quién sabe? Pero sería bueno meditarlo, y probablemente volver a las raíces.

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